Apor¨ªas de la nueva d¨¦cada (2)
Todo el mundo sabe, beneficiarios y legisladores incluidos, que el canon digital es a la justicia lo que los dementes al sentido com¨²n. Sin embargo, ?qu¨¦ hacer? ?C¨®mo conseguir que los cantantes, los artistas, los directores de cine, etc¨¦tera, reciban el suficiente dinero para subsistir, seguir creando y logrando un merecido bienestar?
La cuesti¨®n parece ser una inc¨®gnita ante la que no se sabe qu¨¦ hacer, ni fuera ni dentro de Espa?a. El INAEM (Instituto Nacional de las Artes esc¨¦nicas y de la M¨²sica) ha decidido recientemente subvencionar las giras para completar los ingresos de taquilla de aquellos que, siendo acaso pirateados en la Red, apenas logran recaudaci¨®n si no act¨²an en directo.
El canon digital es a la justicia lo que los dementes al sentido com¨²n
El directo, que ha sido el modo directo de cobrar los derechos de autor, presenta, sin embargo, no pocos inconvenientes. Las subvenciones del INAEM se ocupar¨¢n de alojamientos, gastos de viaje, movilidad, etc¨¦tera. Ni La barraca de Garc¨ªa Lorca encontr¨® mayor amparo para mostrar sus obras por la geograf¨ªa nacional pero ni las pagas son suficientes ni eliminan las pegas. Las pegas proceden, al menos, de dos frentes: uno se refiere a los males inherentes a la dependencia econ¨®mica del ministerio, la ministra y la larga presencia pol¨ªtica que, aun sin quererlo, se le va la mano a la hora de cocinar.
El segundo inconveniente, y estoy pensando en muchos amigos maduros, es el mismo hecho de tener que ganarse la vida yendo de aqu¨ª para all¨¢. El titiritero es un artista, pero el artista no tiene por qu¨¦ ser un titiritero. Que si la afon¨ªa de la voz, que si el estr¨¦s, que si el esguince, que si las obligaciones familiares, que si la gripe, pueden disminuir sensiblemente los ingresos o, en todo caso, dejarlos al albur de unas circunstancias que en su extremo tienen m¨¢s que ver con la salud que con la virtud.
?Soluci¨®n? Abundando en esta f¨®rmula se ha propuesto que no s¨®lo los int¨¦rpretes sino que nosotros los escritores nos presentemos en cuerpo y alma ante los lectores, puesto que el p¨²blico en general est¨¢ harto de lo virtual (el disco, el libro, la tele) y desean ver al autor de verdad. Con esto se completa, en fin, el bucle de la insensatez.
Una vez que se hayan visitado los escenarios prestigiosos, habr¨ªa que presentarse en los ateneos, en las plazas, en los colegios, en los patios de hospitales. El autor viajar¨ªa, sin importar su estado, tanto como un representante de comercio y como tal mostrar¨ªa a la clientela en directo el cat¨¢logo de sus mercanc¨ªas.
Mala soluci¨®n. ?Buena soluci¨®n? La apor¨ªa radica en que Internet existe y que no parar¨¢ de crecer. La apor¨ªa se glorifica en que Internet, el arma m¨¢s poderosa de comunicaci¨®n social -pese al juicio de alg¨²n juez vetusto- constituye la superm¨¢quina pirata. No fue antes una m¨¢quina honrada y ha degenerado en pirata sino que por esencia todo cuanto nace en la Red nace multiplicado, copiado, replicado, pirateado, hasta el infinito.
El net-art, el arte en la Red ni se lo plantea. No hay diferencia alguna entre el original y su copia porque todo es simult¨¢neamente una cosa y otra. Hollywood consider¨® la opci¨®n de estrenar una pel¨ªcula no ya en mil cines a la vez sino, de golpe, en los cientos de miles de millones de pantallas de todo el mundo. Y si puede hacerse, se har¨¢.
?C¨®mo cobrar entonces derechos de autor por una reproducci¨®n de m¨¢s? ?C¨®mo comercializar uno a uno los productos, los conocimientos, las novedades que absorbe la Red? Hasta ahora no se hall¨® otra respuesta que el canon o la represi¨®n. Pero la represi¨®n, la multa, el cierre de la web, ?tiene algo que ver con un mundo globalizado, libre (free en su doble sentido, "libre" o "gratis") y abierto de par en par?
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