Moncho, ¨²ltimo jefe comunista de la guerrilla contra Franco
Luch¨® en los montes gallegos y vivi¨® en la Cuba de Castro
Su nombre real era Francisco Rey Balbis, pero todo el mundo lo llamaba cari?osamente Moncho. Fue el alias que eligi¨® al salir de una c¨¢rcel franquista, y con ¨¦l subi¨® a los montes gallegos en 1946 para luchar con las armas contra la dictadura de Franco bajo la bandera del Partido Comunista de Espa?a (PCE). En aquella ¨¦poca, hab¨ªa que ser muy valiente para ello. Lleg¨® a ser el ¨²ltimo comandante de la IV Agrupaci¨®n de Guerrilleros de Galicia, hasta que, en 1951, por ¨®rdenes del PCE, pas¨® a Francia. All¨ª, junto a Juli¨¢n Grimau, se dedic¨® a labores de organizaci¨®n partidista durante m¨¢s de una d¨¦cada, hasta que en 1964 se exili¨® en Cuba, donde abraz¨® la causa de Fidel Castro. En La Habana, a punto de cumplir 93 a?os, muri¨® el 10 de enero, acompa?ado por su esposa y su hija, dejando atr¨¢s una vida de intenso activismo revolucionario.
Moncho naci¨® el 17 de marzo de 1917 y llev¨® siempre la revoluci¨®n en la sangre. Siendo un adolescente comenz¨® a militar en la Federaci¨®n Anarquista Ib¨¦rica (FAI) en su localidad natal de San Cibrao (Lugo), pero la Guerra Civil le cogi¨® en territorio de los sublevados. En el frente de Teruel se pas¨® al bando republicano, lo que le vali¨® una condenado a muerte al terminar la contienda. La sentencia finalmente le fue conmutada por 30 a?os de prisi¨®n, que cumpli¨® en la C¨¢rcel Modelo de A Coru?a, hasta que en 1945 obtuvo la libertad condicional.
La c¨¢rcel fue para ¨¦l una escuela. Alcanz¨® en ella el nivel de bachiller, con catedr¨¢ticos republicanos que contribuyeron a consolidar su formaci¨®n pol¨ªtica. El 7 de noviembre de 1941, en una celda y en pleno invierno, ingres¨® en el PCE, adoptando la ideolog¨ªa que ser¨ªa su raz¨®n de existir. Al salir de prisi¨®n, Francisco Rey comenz¨® a organizar las primeras c¨¦lulas del partido y a aglutinar las acciones de los huidos en los montes, organizando los primeros destacamentos guerrilleros.
En 1947, tras la muerte en combate de los jefes guerrilleros Marcelino Rodr¨ªguez Fern¨¢ndez y Manuel Ponte, Moncho asumi¨® el mando de la IV Agrupaci¨®n Guerrillera de Galicia. De aquellos a?os tremendos, recordaba siempre que "las guerrillas sobrevivieron gracias al arrojo de sus hombres y mujeres, pero, sobre todo, por el inmenso apoyo del pueblo".
"El pueblo nos apoyaba"
"Nosotros no ¨¦ramos cuatro gatos, sino un movimiento guerrillero de verdad; cont¨¢bamos con el apoyo de la gente y era el pueblo quien nos apoyaba jug¨¢ndose la vida. ?sa es la verdad, y el pueblo gallego tiene un gran m¨¦rito: fue muy firme y muy serio. Los que fallamos a lo mejor fuimos nosotros, que no pudimos o no supimos, pero el pueblo respondi¨®. ?Vaya si respondi¨®!", aseguraba.
En 1951, por orden de Stalin, el PCE decide abandonar definitivamente la lucha armada y Moncho es llamado a Francia. All¨ª, durante a?os colabor¨® en diversas actividades pol¨ªticas del partido junto a Juli¨¢n Grimau, hasta que en 1964 decide salir hacia Cuba cuando el Gobierno franc¨¦s empieza a repatriar a los exiliados. El 2 de febrero de 1964, viudo y con una hija de 8 a?os, Lina, llega a La Habana.
En la isla trabaj¨® como maestro de franc¨¦s y se integr¨® en los Comit¨¦s de Defensa de la Revoluci¨®n, las Milicias de Tropas Territoriales y todas las organizaciones de masas. Sin embargo, nunca acept¨® entrar en el Partido Comunista de Cuba por considerar que sus responsabilidades en el PCE le imped¨ªan una doble militancia. En los a?os sesenta se cas¨® con Isabel ?lvarez, una ni?a de la guerra asturiana que sobrevivi¨® al cerco nazi de San Petersburgo y se hizo enfermera en la ex URSS. Con ella milit¨® el resto de su vida. A mediados de los a?os ochenta, al fundar Ignacio Gallegos el Partido Comunista de los Pueblos de Espa?a, de tendencia prosovi¨¦tica, ambos ingresaron a dicha organizaci¨®n, que Moncho representaba en Cuba. Muri¨® de un infarto en la madrugada, sin enterarse, junto a su esposa y su hija Lina. El diario comunista Granma public¨® la noticia con todos los honores, como si con Moncho hubiera desaparecido tambi¨¦n un jefe guerrillero cubano.
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