"Llevo a?os buscando a mi hijo"
Espa?a ha registrado desde 2007 casi 500 casos de sustracci¨®n parental de ni?os - A veces pide el regreso de un menor y otras es el pa¨ªs requerido
Una surafricana se casa con un brasile?o, tienen un hijo y lo cr¨ªan en Djibuti; una pareja de Bora-Bora emigra a EE UU; dos altos funcionarios internacionales (¨¦l argelino, ella espa?ola) celebran su boda en Ginebra y los destinan a Vietnam, donde ella se enamora de un bielorruso y se marcha a Minsk con sus hijos. Este tipo de casos, aut¨¦nticos quebraderos de cabeza para los estudiantes de Derecho, se dan cada vez con m¨¢s frecuencia. Los gr¨¢ficos migratorios muestran masas humanas en constante movimiento. Mientras se trasladan, los seres humanos se enamoran, se emparejan y procrean. El problema llega cuando se separan. ?Qu¨¦ pasa con esos ni?os? A veces, un buen d¨ªa, y sin avisar, uno se los lleva a su propio pa¨ªs, o a un tercero, y el otro no vuelve a verlos jam¨¢s.
Los hijos de Rebeca est¨¢n en Argelia desde 2004 y han olvidado el espa?ol
Los flujos migratorios han aumentado el n¨²mero de casos
Les ha pasado a Kristiina, a Rebeca, a centenares de padres y madres. "Son situaciones psicol¨®gicamente dur¨ªsimas, de una violencia muy fuerte", dice el abogado especializado Adolfo Alonso. S¨®lo entre enero de 2007 y junio de 2009, el Ministerio de Justicia espa?ol ha recibido 482 solicitudes para intervenir en casos de secuestro parental de menores: en 273 expedientes nuestro pa¨ªs era el lugar en el que supuestamente estaba el ni?o secuestrado; en los otros 209 era el que ped¨ªa a otro Estado que el menor regresara a Espa?a, de donde hab¨ªa salido de forma il¨ªcita. No se han facilitado los datos de los expedientes que est¨¢n vivos en estos momentos, ni de cu¨¢ntos se han resuelto en los ¨²ltimos a?os. La fundaci¨®n espa?ola Childcare, creada por padres y madres afectados, ultima un informe estad¨ªstico sobre el tema.
Para resolver estas situaciones existe la Convenci¨®n de La Haya, un tratado internacional de 1980 ratificado por Espa?a que establece las normas que se deben aplicar. Los pa¨ªses que la han firmado tienen una autoridad espec¨ªfica que hace de mediadora. Aparentemente, todo es f¨¢cil. En la pr¨¢ctica, surgen infinidad de problemas dependiendo del pa¨ªs de que se trate. Por lo general, dentro de la UE se suele solucionar (aunque no siempre). A veces los Estados no se ponen de acuerdo, como ocurri¨® entre Espa?a y EE UU en el caso de la valenciana Mar¨ªa Jos¨¦ Carrascosa; y si son pa¨ªses con instituciones d¨¦biles y el que se ha llevado al ni?o lo esconde, el caso puede en resolverse o no hacerlo nunca.
"La juez peruana que me toc¨® ni sab¨ªa lo que es la Convenci¨®n de La Haya a pesar de que su pa¨ªs la ha firmado, as¨ª que, ?de qu¨¦ me sirve?", se pregunta Kristiina Gusseva, estonia, de 33 a?os, que lleva 15 meses sin ver a su hijo. Las autoridades le han dicho que su caso es "de libro" y que deber¨ªa ser f¨¢cil de arreglar. No lo es.
Conoci¨® al padre de su hija, el peruano Jos¨¦ Wilfredo Pajares, siendo estudiante en Madrid, en el a?o 2000. Volvi¨® a Estonia, pero mantuvo el contacto con ¨¦l y en 2004 regres¨® a Espa?a. Se qued¨® embarazada cuando la relaci¨®n iba mal. Se separaron, a ella le otorgaron la custodia y al padre le dieron un r¨¦gimen de visitas.
El 28 de octubre de 2008 el ni?o estaba con el padre. Kristiina ten¨ªa que ir a recogerlo. "?l me llam¨®, me dijo que hab¨ªan venido sus padres desde Per¨² y que estaban en la playa, en Alicante", recuerda la mujer. "Dos d¨ªas despu¨¦s dej¨® de cogerme el tel¨¦fono. Me mand¨® un correo electr¨®nico dici¨¦ndome que le hab¨ªan robado el m¨®vil. A partir del 18 de noviembre no volv¨ª a saber nada m¨¢s. En realidad, se hab¨ªa llevado al ni?o a Lima el mismo 28 de octubre a pesar de que ten¨ªa prohibido judicialmente sacarlo de Espa?a sin mi permiso". No ha vuelto a verlo.
A partir de ese momento se puso r¨¢pidamente en marcha toda la maquinaria: abogados, el Ministerio de Justicia. La Interpol localiz¨® al ni?o, pero no ha pasado nada m¨¢s. El padre ha pedido la custodia en Per¨² y le ha puesto a Kristiina varias denuncias. "No s¨®lo no recupero a mi hijo, sino que, si sigue pasando el tiempo, quiz¨¢ hasta pidan mi detenci¨®n; ¨¦l me acusa de todo tipo de cosas".
Su abogada pidi¨® a la titular del Juzgado de Instrucci¨®n n¨²mero 34 de Madrid, la que lleva el caso, que emitiera una orden de detenci¨®n internacional sobre Jos¨¦ Wilfredo. "Es la ¨²nica forma de que el ni?o vuelva a Espa?a", dice Kristiina. La juez la deneg¨® argumentando que, en cualquier caso, como el imputado es peruano, la pena por el rapto podr¨ªa ser sustituida por la expulsi¨®n, de forma que no tendr¨ªa sentido detenerle.
Su letrada apel¨® la decisi¨®n y la Audiencia Provincial le dio la raz¨®n. Jos¨¦ Wilfredo tiene la nacionalidad espa?ola. Por otro lado, aunque no la tuviera, eso no ser¨ªa raz¨®n para no emitir la orden de detenci¨®n internacional. As¨ª que la Audiencia ha devuelto el caso a la juez para que decida de nuevo. "Ahora el caso vuelve al juzgado de instrucci¨®n", se queja Kristiina. "Si no se pide la detenci¨®n, nuestra ¨²nica salida, habr¨¢ que volver a apelar. Esto son muchos meses m¨¢s. Todo va muy lento. Mientras tanto, ni s¨¦ c¨®mo est¨¢ mi hijo", dice desesperada.
Si el pa¨ªs en el que se cree que est¨¢ el ni?o ni siquiera ha firmado el Convenio de La Haya, todo se complica. Es lo que le pas¨® a la vallisoletana Rebeca. Se cas¨® con un argelino en 1996 y se fue a vivir con ¨¦l al Reino Unido. Se convirti¨® al islam. La relaci¨®n no funcion¨® y en 2004 le dijo que quer¨ªa divorciarse. "?l se lo tom¨® muy bien, fue todo muy pac¨ªfico, s¨®lo me dijo que esperara a que renovara su tarjeta de residencia antes, porque necesitaba estar casado con una ciudadana de la UE". Un d¨ªa le pidi¨® los pasaportes de los ni?os para la renovaci¨®n. Ella se los dio -"me fiaba completamente"- y se los llev¨® a Argelia. La llam¨® cuando ya estaba all¨ª.
Rebeca no ten¨ªa armas jur¨ªdicas para luchar all¨ª. "Los hombres tienen la patria potestad de los hijos". Los llamaba por tel¨¦fono pero los ni?os, de cinco y tres a?os, a los pocos meses empezaron a olvidar el castellano. "Casi no pod¨ªamos entendernos", dice. Ha ido a verlos un par de veces, pero han sido visitas cortas, y raras. Se est¨¢ perdiendo el v¨ªnculo.
El hombre entr¨® en Reino Unido en 2008. Se quer¨ªa casar de nuevo con una mujer brit¨¢nica de origen argelino. Lo detuvieron y procesaron. No puede salir del pa¨ªs y est¨¢ a la espera de sentencia. Los ni?os siguen en Argelia. Llevan desde 2004 sin ver a su madre y desde diciembre de 2008 sin ver a su padre. "No s¨¦ ni qui¨¦n les cuida. Su padre tiene m¨¢s de 80 a?os y su madre acaba de morir", dice Rebeca. "Y cuando he hablado con ellos me han dicho que soy mala y que quiero meter a su padre en la c¨¢rcel".
"Ella no quiere que lo encarcelen", se?ala su abogada, Carolina Pedre?o, del despacho londinense Dawson Cornwell. "Lo que quiere es llegar a un acuerdo y estar con sus hijos". "No s¨¦ qu¨¦ pasar¨¢", dice con tristeza Rebeca. "Quiz¨¢ tenga que esperar a que cumplan 18 a?os para explicarles porqu¨¦ no he estado en su vida".
Un sicario y un avi¨®n privado
Algunos casos son tan dram¨¢ticos como rocambolescos. Una mujer inglesa casada con un americano residente en Venezuela y con dos hijas, de cinco y siete a?os, fue atacada por un sicario en su propia casa. El asesino a sueldo le descerraj¨® varios tiros en la cara el 28 de junio de 2005. Ella salv¨® la vida de milagro. Nunca se consigui¨® probar qui¨¦n hab¨ªa encargado el crimen, pero la mujer siempre sospech¨® de su marido, del que estaba separada y con el que hab¨ªa tenido agrios enfrentamientos en el juzgado por la custodia de las ni?as. Ella hab¨ªa intentado llev¨¢rselas al Reino Unido pero la justicia de su pa¨ªs, en aplicaci¨®n de la Convenci¨®n de La Haya, la oblig¨® a regresar con ellas a Venezuela.
Despu¨¦s del tiroteo, la mujer se march¨® con sus hijas a Londres, de vacaciones. El tribunal le dio permiso. No volvieron. Esta vez, los jueces brit¨¢nicos le dieron la raz¨®n: su vida corr¨ªa peligro. El hombre, multimillonario, maquin¨® entonces su propio plan de pel¨ªcula: sacar a las ni?as de Londres en un avi¨®n privado y llevarlas a Venezuela. Cuando estaba ya de camino al aer¨®dromo, la madre notific¨® la desaparici¨®n. La polic¨ªa lo comunic¨® por radio y el taxista que los estaba llevando se dio cuenta de lo que pasaba. Se desvi¨® del camino y los llev¨® a una comisar¨ªa. El hombre fue condenado a cuatro a?os de c¨¢rcel por el intento de secuestro. Est¨¢ en prisi¨®n.
En Espa?a la sustracci¨®n de menores est¨¢ penada con c¨¢rcel de dos a cuatro a?os; en Italia, de uno a cuatro; en Francia la pena m¨¢xima es de tres a?os; y en el Reino Unido, de siete.
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