El peso de una manzana
La Royal Society ha sacado de sus dep¨®sitos algunos documentos de los siglos XVII a XIX y los ha colgado en la Red.
As¨ª que ya tenemos de manera virtual el dibujo de un c¨¦lebre manzano tal y como estaba en 1840. La singularidad de ese ¨¢rbol concreto, que tiene la belleza de una vieja ruina, muy del gusto de los rom¨¢nticos, es que en su d¨ªa estaba lleno de manzanas y que una de ellas cay¨® en el preciso momento en que Isaac Newton
estaba rumiando unas cuantas ideas. "?Por qu¨¦ tiene que caer la manzana siempre perpendicularmente al suelo?", se pregunt¨® entonces el cient¨ªfico, seg¨²n cuenta su bi¨®grafo William Stukeley. "?Por qu¨¦ no cae hacia arriba o hacia un lado, y no siempre hacia el centro de la Tierra? La raz¨®n tiene que ser que la Tierra la atrae".
As¨ª que Newton se puso a trabajar, y cambi¨® los derroteros de la ciencia. Tiene que haber una fuerza, pensaba, que afecta a todo el universo. La llam¨® la fuerza de la gravedad, y el resto es cosa sabida. Estableci¨® las leyes de la mec¨¢nica cl¨¢sica, y no s¨®lo le dio la vuelta a los conocimientos de su ¨¦poca, sino que contribuy¨® a que el mundo cambiara dr¨¢sticamente.
Y todo eso ocurri¨® porque una manzana cay¨® delante de las narices de un cient¨ªfico que, despu¨¦s de cenar, hab¨ªa salido a su jard¨ªn a tomar una taza de t¨¦ a la sombra de unos manzanos? No, las cosas no suceden as¨ª, sostienen quienes saben que cada nuevo descubrimiento es el fruto de a?os de trabajo y dedicaci¨®n, de miles de experimentos fallidos, de errores y de fascinantes hip¨®tesis que nunca se llegan a probar.
Algo hay, sin embargo, que parece darle la raz¨®n al cuento de la manzana de Newton. Thomas S. Kuhn defend¨ªa en su libro sobre las revoluciones cient¨ªficas que las cosas en ese ¨¢mbito no suceden de manera lineal y acumulativa, que la ciencia avanza a saltos. Un d¨ªa aparece fuera del escenario en el que trabaja la comunidad cient¨ªfica, con sus leyes y recursos, un nuevo problema al que alguien consigue darle respuesta. A partir de ah¨ª, todo cambia. La manzana ser¨ªa as¨ª el azar y sin azar, seg¨²n Kuhn, no habr¨ªa cambios revolucionarios. Bienvenido, pues, el manzano de la sociedad cient¨ªfica brit¨¢nica. Tambi¨¦n en la ciencia la imaginaci¨®n importa.
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