Suiza, Italia, Vic: xenofobia institucionalizada
Primero fueron a por los sin papeles, pero como yo ten¨ªa documentaci¨®n, guard¨¦ silencio; despu¨¦s vinieron a llevarse a los sin techo y no dije nada, porque no duermo en la calle; despu¨¦s vinieron a buscar a los musulmanes, pero yo no ten¨ªa esa religi¨®n y mir¨¦ a otro lado; despu¨¦s vinieron por todos los inmigrantes y no protest¨¦ porque yo estaba en mi pa¨ªs; finalmente, se llevaron a gays, jud¨ªos y dem¨®cratas, tampoco reaccion¨¦ pues pens¨¦ que no era mi problema, y cuando vinieron a buscarme no hab¨ªa nadie que pudiera protestar. Parafraseando al pastor luterano alem¨¢n Martin Niem?ller y su conocido poema (adjudicado por error a Bertold Brecht), que hac¨ªa referencia al avance del odio nazi en la Europa intolerante de los a?os 30, hoy tres acontecimientos graves anuncian una nueva etapa de tensiones en la Europa del siglo XXI, tres acontecimientos que coinciden y se producen con la crisis econ¨®mica que azota el mundo, tres acontecimientos que ponen a prueba la capacidad de la Uni¨®n Europea de integrar su diversidad ¨¦tnica, religiosa y cultural, sus inmigrantes, y tres acontecimientos que implican a las instituciones p¨²blicas de pa¨ªses democr¨¢ticos en actos de discriminaci¨®n y racismo institucional.
Asusta el silencio mayoritario ante sucesos tan graves. ?Es ¨¦sta la Europa que queremos?
Por primera vez en la historia contempor¨¢nea de un pa¨ªs europeo como Suiza se lleva a cabo un refer¨¦ndum sobre s¨ªmbolos religiosos como son los minaretes musulmanes, un refer¨¦ndum que acaba por prohibir el ejercicio pleno de unos derechos fundamentales protegidos por la propia Constituci¨®n de aquel pa¨ªs y por todos los tratados internacionales en materia de derechos humanos.
Este refer¨¦ndum no deja de ser un grave atropello a la convivencia y un precedente aplicable a los dem¨¢s derechos que parec¨ªan consolidados en Occidente; tal vez Suiza, Francia o cualquier otro pa¨ªs democr¨¢tico pueda ma?ana celebrar un refer¨¦ndum sobre s¨ªmbolos cristianos o sinagogas. ?Y c¨®mo puede reaccionar Europa a un refer¨¦ndum sobre las Iglesias cat¨®licas en Malasia, por no hablar de un pa¨ªs ¨¢rabe o musulm¨¢n? ?Qu¨¦ m¨¢s argumentos necesitan los radicales de Afganist¨¢n o de Irak para continuar su guerra contra las libertades que se predican desde Occidente?
Pues bien, semejante barbaridad acaba regalando a los radicales de Al Qaeda argumentos para expandir su terrorismo, adem¨¢s de debilitar a los muchos millones de musulmanes moderados que quieren vivir en paz y seguridad y creen en los valores universales de la democracia y la libertad. Un refer¨¦ndum con consecuencias, pues no han tardado en manifestarse en otros pa¨ªses muchos movimientos racistas y neonazis, tambi¨¦n en Espa?a, moviliz¨¢ndose para exigir iniciativas antimusulmanas parecidas, utilizando el mismo lema de la campa?a suiza en contra de los minaretes.
No obstante, a¨²n es m¨¢s grave lo ocurrido en el sur de Italia, cuando la complicidad con la mafia de ciudadanos en Calabria permiti¨® el linchamiento de seres humanos por el hecho de ser inmigrantes y negros, un linchamiento que vino precedido de la aprobaci¨®n hace un a?o en ese pa¨ªs de la Ley de Seguridad que convierte en delito la inmigraci¨®n clandestina, olvidando no s¨®lo la integraci¨®n sino el control del trabajo sumergido, con el efecto de ayudar a las mafias a esclavizar a los sin papeles.
El Gobierno que permiti¨® las patrullas racistas no parec¨ªa enterado de la explotaci¨®n de 20.000 trabajadores extranjeros y s¨®lo se entera cuando son linchados, no vacilando en justificar los hechos y, para colmo, anunciando dureza contra la inmigraci¨®n irregular, como si fueran los inmigrantes los autores del crimen y no sus v¨ªctimas.
Tan dram¨¢ticas han sido las im¨¢genes de Calabria que el Papa de la Iglesia de Roma ha clamado en defensa de los inmigrantes. Y tan pasivos hemos sido todos, como si fuera un hecho aislado y normal, que asusta el silencio colectivo. ?Es ¨¦sta la Europa de los ciudadanos que queremos?
Por ¨²ltimo, el Ayuntamiento de Vic en Catalu?a se permite burlar la legalidad -con partidos democr¨¢ticos asumiendo posiciones ultras y xen¨®fobas- al negarse a empadronar a los inmigrantes que no tienen la tarjeta de residencia en vigor, y ello con argumentos claramente discriminatorios y priv¨¢ndoles de derechos tan esenciales como la salud y la educaci¨®n, al igual que de una posible regularizaci¨®n por arraigo.
El episodio de Vic nos recuerda c¨®mo se fraguaron los sucesos de El Ejido, c¨®mo se calent¨® la intolerancia de los vecinos de aquel pueblo almeriense con las arengas y medidas del infame ex alcalde Enciso (hoy imputado por corrupci¨®n) y c¨®mo acabaron inmortalizados en im¨¢genes vergonzosas de caza al inmigrante.
Algunos advertimos entonces del parecido entre ambas localidades -El Ejido y Vic- y fuimos duramente contestados por la mayor¨ªa de los partidos catalanes -incluido el apreciado ex presidente Pujol- . Ahora esperamos que entre todos seamos capaces de reconducir esta locura, que pretende institucionalizar el odio.
Abdelhamid Beyuki es representante del ECRI (Comisi¨®n Europea contra el Racismo y la Intolerancia) en Espa?a y Esteban Ibarra es presidente de Movimiento contra la Intolerancia.
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