El c¨®nsul y el Pijoaparte
Ante la gratuidad de los insultos lanzados por el se?or Mars¨¦ en este peri¨®dico contra m¨ª y contra la pel¨ªcula que he dirigido sobre el poeta Jaime Gil de Biedma, El c¨®nsul de Sodoma, opt¨¦ por hablar con ¨¦l, dado el respeto que me merece su obra, en busca de una explicaci¨®n a sus exabruptos. Fue una conversaci¨®n privada, con la que di por zanjado el asunto. En vista de que Mars¨¦, aprovechando su particular rifirrafe con el productor de la pel¨ªcula, Andr¨¦s Vicente G¨®mez, no pierde ocasi¨®n para descalificar mi trabajo, me veo obligado a decir algo.
Duele ver reiterada la voz visceral de Mars¨¦ contra el filme cuando son muchos los familiares y amigos del poeta que lo han valorado positivamente: Piedad Aguirre Gil de Biedma o Ouka Lele, entre los familiares, y Luis Garc¨ªa Montero o ?lex Susanna, entre los poetas amigos de Jaime Gil de Biedma, por poner s¨®lo unos ejemplos. ?Por qu¨¦ Mars¨¦ no cesa de difundir su inquina contra la pel¨ªcula desde antes de su realizaci¨®n?
Al parecer le ha molestado que la pel¨ªcula pueda magnificar la influencia de Jaime Gil de Biedma sobre su novela ?ltimas tardes con Teresa. Nada m¨¢s lejos de mi intenci¨®n. S¨®lo quise retratar el singular punto de encuentro entre el escritor burgu¨¦s, para el que escribir poes¨ªa constituye un acto completamente gratuito, y el escritor obrero, que pretende ganarse la vida profesionalmente escribiendo novela. Un encuentro, seg¨²n lo defini¨® el poeta, entre dos culturas muy distintas, pero las dos a extinguir: la de la burgues¨ªa liberal ilustrada de principios de siglo y la obrera de ateneo libertario de barrio.
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