Obama marca el camino
EE UU olvida el consenso internacional y pone en marcha su reforma financiera
La coordinaci¨®n internacional se ha ido a hacer g¨¢rgaras. El ¨²ltimo plan del presidente Obama para la banca no s¨®lo ha sorprendido a Wall Street, sino que tambi¨¦n ha hecho trizas el consenso posterior a la crisis -repetido hasta la saciedad el a?o pasado en las reuniones del G-20- de que la reforma financiera deber¨ªa pensarse y aplicarse a escala mundial. Otros pa¨ªses tendr¨¢n ahora libertad para actuar por su cuenta.
El proyecto estadounidense, que el presidente ha denominado "regla de Volcker" en honor al ex presidente de la Reserva Federal, vuelve a poner en el orden del d¨ªa mundial una importante reforma estructural del sector financiero. Hasta esta semana, la mayor¨ªa de los Gobiernos han procurado expl¨ªcitamente no fragmentar los grandes bancos. Esa medida no ha sido producto de un acuerdo internacional. Y cualquier pa¨ªs que act¨²e por su cuenta se arriesgar¨ªa a perjudicar a su sector bancario y beneficiar a los rivales extranjeros.
La medida de Obama cambia el equilibrio. Puede que algunos pa¨ªses vean en ella una oportunidad. Naciones como Francia y Alemania, que tienen sectores bancarios peque?os en relaci¨®n con el tama?o de su econom¨ªa y que no se han visto obligados a dedicar grandes cantidades a ayudas, podr¨ªan desear que sus bancos se beneficien de la retirada y la confusi¨®n de los rivales estadounidenses. Y sin duda, centros financieros asi¨¢ticos como Hong Kong, Shanghai y Singapur tambi¨¦n intentar¨¢n sacar tajada de los problemas de Wall Street.
Sin embargo, otros intentar¨¢n reabrir el debate sobre la fragmentaci¨®n de los bancos. En el Reino Unido, el gobernador del Banco de Inglaterra, Mervyn King, y el Partido Conservador, en la oposici¨®n, abogan por separar las secciones comerciales y de inversi¨®n de los bancos. La City londinense ha salido beneficiada por lo general siempre que la reglamentaci¨®n se ha endurecido en Estados Unidos. Pero, dado que hay elecciones previstas para junio, el Gobierno laborista har¨¢ cuanto est¨¦ en su mano para evitar que lo retraten como defensor de las grandes finanzas. Y tambi¨¦n es posible que los pol¨ªticos suizos se atrevan a ser m¨¢s radicales con los dos grandes bancos del pa¨ªs.
Hay muchas y buenas razones para oponerse a la regla de Volcker. Es ambigua, y est¨¢ claro que se redact¨® con prisas. Ser¨¢ dif¨ªcil ponerla en pr¨¢ctica. Y no ataca la crisis de ra¨ªz. Pero el aliciente pol¨ªtico de enfrentarse a los bancos podr¨ªa resultar irresistible. La medida de Obama es una invitaci¨®n abierta a que otros sigan su ejemplo. -
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