El ex jefe del CNI evita se?alar a Rusia en el juicio a un esp¨ªa por traici¨®n
Fl¨®rez dice que las cartas en las que ofrec¨ªa secretos eran un "ejercicio did¨¢ctico"
Seis meses despu¨¦s de su dimisi¨®n como director del Centro Nacional de Inteligencia (CNI) -abandonado por el Gobierno frente a una cascada de denuncias por corrupci¨®n-, Alberto Saiz reapareci¨® ayer en p¨²blico. Lo hizo en la Audiencia Provincial de Madrid para declarar como testigo en el juicio a puerta cerrada contra el ex esp¨ªa Roberto Fl¨®rez, acusado de traici¨®n por vender a Rusia informaci¨®n gravemente comprometedora para la seguridad nacional. Con barba y media sonrisa, extremadamente delgado, Saiz se excus¨® ante los periodistas por su mutismo. "He llegado hasta el l¨ªmite de donde pod¨ªa declarar con el ¨¢nimo de ayudar a la Justicia. Todo lo que pod¨ªa contar lo he contado en la sala".
El antiguo agente alega que nunca envi¨® las misivas a la embajada rusa
Testigos y peritos verifican el car¨¢cter secreto de cientos de documentos
Lo que, al parecer, no era mucho; ya que Saiz, seg¨²n fuentes jur¨ªdicas, se limit¨® a repetir, casi textualmente, las palabras que pronunci¨® en su pol¨¦mica rueda de prensa de julio de 2007, cuando anunci¨® la detenci¨®n del ex agente. "Hubo una investigaci¨®n de seguridad, como consecuencia de una fuga de informaci¨®n, y se concluy¨® que [Fl¨®rez] ten¨ªa en su poder documentaci¨®n clasificada y que la hab¨ªa ofrecido a un servicio de inteligencia extranjero", afirm¨®.
?Cu¨¢ndo? ?C¨®mo? ?A qui¨¦n? ?A cambio de qu¨¦?, le pregunt¨® el abogado de Fl¨®rez, Manuel Ollero. Pero Saiz se escud¨® en su obligaci¨®n de guardar silencio. Ni siquiera confirm¨® que el servicio extranjero era el SVR ruso (heredero del KGB), a pesar de que en el domicilio del ex agente se incautaron dos cartas dirigidas a Petr Melnikov, n¨²mero tres de la Embajada rusa en Madrid entre agosto de 2000 y octubre de 2003, en las que le ofrec¨ªa abundante informaci¨®n secreta -incluidos los nombres de todos los agentes espa?oles- a cambio de un primer pago de 200.000 d¨®lares (unos 150.000 euros), al que seguir¨ªan otros.
Las dos cartas constituyen la principal prueba de cargo de la presunta traici¨®n de Fl¨®rez, quien ayer ofreci¨®, por vez primera, una coartada para justificar su existencia. Se trataba, seg¨²n explic¨® su abogado, "de un supuesto pr¨¢ctico de un monogr¨¢fico que le hab¨ªan encargado sus superiores para dejar en evidencia las deficiencias de seguridad del centro". En palabras de Fl¨®rez, un "ejercicio pedag¨®gico y did¨¢ctico", de unas 700 u 800 p¨¢ginas, que las dos misivas completaban como anexo. Dos cartas "totalmente figuradas", cuyos destinatarios "no eran reales" y que no salieron de la bolsa donde las deposit¨® su autor tras escribirlas hasta que fueron incautadas en el registro judicial de su domicilio de Canarias.
?Qu¨¦ fue del estudio? "Posteriormente se producen cambios en el CNI, cambia la estructura, cambian los directivos... y, al final, [Fl¨®rez] desiste de ese trabajo que le hab¨ªan encomendado".
La explicaci¨®n puede resultar inveros¨ªmil, pues no parece que entre los cometidos de un suboficial de la Guardia Civil figure analizar las deficiencias internas del CNI en materia de seguridad, pero Saiz no la rebati¨®, pues ni el fiscal ni el abogado del Estado le preguntaron por ella.
Tampoco hac¨ªa falta ning¨²n estudio. La mayor prueba de las deficiencias de seguridad del CNI son las cajas con informaci¨®n secreta (DVDs, CDs, discos de ordenador, documentos de papel) que Fl¨®rez ten¨ªa en casa y ayer se apilaban en la sala de vistas. "Era la documentaci¨®n con la que trabajaba. El 90% o el 95% del material sigue clasificado y ni siquiera hemos tenido acceso al mismo", aleg¨® su letrado.
El CNI no parece demasiado interesado en escarbar en la relaci¨®n de su ex agente con el espionaje ruso; quiz¨¢ para evitar un conflicto diplom¨¢tico o para no airear las operaciones desbaratadas por el presunto chivatazo. "?Sabe usted qui¨¦n es el se?or Melnikov?", pregunt¨® el abogado de Fl¨®rez a Saiz. "Lo he le¨ªdo en la prensa", contest¨®.
Pero la defensa de Fl¨®rez tiene dif¨ªcil negar que ¨¦ste se llev¨® informes secretos. Los agentes del CNI, la Guardia Civil y la Polic¨ªa que, a partir de hoy, est¨¢n citados como testigos o peritos deben acreditar que la documentaci¨®n pertenec¨ªa al CNI.
Si se admite que las cartas eran reales -aunque no las enviara-, Fl¨®rez podr¨ªa ser condenado por traici¨®n en grado de proposici¨®n; y, si se le otorga el beneficio de la duda, quedar¨ªa la condena por tenencia de documentaci¨®n clasificada. En ambos casos la pena ser¨ªa muy inferior a los 12 a?os que pide el fiscal y podr¨ªa recuperar pronto la libertad, pues lleva dos a?os y medio de prisi¨®n preventiva.
Ayer, el ex esp¨ªa se mostr¨® tranquilo. Trajeado, pero esposado, baj¨® del furg¨®n policial y se dirigi¨® a pie hacia la sala. Tom¨® asiento en el estrado, a la derecha de su defensor, y no en el banquillo. "El presidente ha conducido el juicio de manera ejemplar", reconoci¨® su abogado. Aunque sin prensa ni p¨²blico.
Carta de Fl¨®rez a Melnikov
- "Soy un directivo del Cesid que tiene inter¨¦s de comunicarle su disposici¨®n a colaborar con el Servicio y el pa¨ªs a los que usted representa. Las razones para dirigirme a su Servicio radican en la simpat¨ªa que siento por el pueblo ruso, as¨ª como la profesionalidad con que su Servicio, desde hace muchas d¨¦cadas, viene realizando su trabajo para la seguridad mundial [...]. Le manifiesto mi disposici¨®n a una colaboraci¨®n profesional en base a los siguientes contenidos: identificarles y mantener actualizado el qui¨¦n es qui¨¦n en el centro [...] facilitarles, si fuese de su inter¨¦s, la penetraci¨®n de agentes de su servicio en el centro [...] En el supuesto de que su Servicio estuviese interesado en esta colaboraci¨®n, la condici¨®n previa pasa por recibir la cantidad de 200.000 d¨®lares americanos en efectivo" (diciembre de 2001).
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.