Justicia y venganza en Irak
El portavoz del Gobierno iraqu¨ª que inform¨® de la ejecuci¨®n de Al¨ª Hasan el Mayid, conocido como Al¨ª El Qu¨ªmico y uno de los dirigentes m¨¢s sanguinarios del r¨¦gimen de Sadam Husein, de quien era familiar, asegur¨® que la sentencia se hab¨ªa cumplido "conforme a la ley y la Constituci¨®n iraqu¨ªes, por los asesinatos y los cr¨ªmenes contra la humanidad cometidos" por el reo. A continuaci¨®n, felicit¨®
a las familias de sus v¨ªctimas, invit¨¢ndolas a que tuvieran confianza en el futuro. En ning¨²n momento, sin embargo, se refiri¨® a los detalles de la ejecuci¨®n, como
si se avergonzara de evocar la escalofriante silueta de la horca, tal vez la misma en la que se dio muerte a Sadam. Como ¨¦ste, Al¨ª El Qu¨ªmico fue conducido a una sala de ejecuci¨®n; el verdugo le cubri¨® la cabeza con una capucha de llamativos colores y le pas¨® la soga por el cuello; despu¨¦s, abri¨® la trampilla del cadalso y Al¨ª El Qu¨ªmico agoniz¨® entre espasmos durante interminables minutos. De atenerse a las palabras y a los silencios del portavoz del Gobierno iraqu¨ª, esta siniestra secuencia no alumbr¨® un acto de barbarie, sino un rayo de esperanza.
Pero tras la ejecuci¨®n de Al¨ª El Qu¨ªmico, y dijera lo que dijese el portavoz oficial que dio cuenta de la noticia, Irak no est¨¢ m¨¢s cerca del futuro que desean todos sus ciudadanos; tan s¨®lo tiene un cad¨¢ver m¨¢s que contabilizar. Con
el agravante de que
la ejecuci¨®n de este asesino convicto y confeso habr¨¢ contribuido a lo mismo que contribuy¨® la de Sadam en su d¨ªa, y es a hacer que, como el r¨¦gimen que dirigieron, tambi¨¦n el que los sucedi¨® se haya manchado las manos de sangre. Cumpliendo con la Constituci¨®n y las leyes iraqu¨ªes, sin duda. Pero tambi¨¦n confundiendo la justicia con la venganza.
S¨®lo as¨ª se comprende que la ejecuci¨®n de Al¨ª El Qu¨ªmico se pueda convertir en motivo de felicitaci¨®n para las familias de las v¨ªctimas, seg¨²n hizo el portavoz del Gobierno iraqu¨ª. Por descontado, la venganza a la que les invit¨® no les devolver¨¢ a sus seres queridos; en cambio, servir¨¢ para perpetuar
la pena de muerte en el cat¨¢logo de castigos que los tribunales pueden imponer en Irak. Hoy se la aplican
a unos dirigentes abyectos, y nadie protesta. Otros iraqu¨ªes, ma?ana, podr¨ªan estar
en su lugar.
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