El heredero de Walt Disney
Un coru?¨¦s posee una de las mayores colecciones de animaci¨®n del mundo
Con 213 pesetas comenz¨® Ignacio Benedeti a construir una colecci¨®n que constituye el leitmotiv de su vida. Toda ella gira en torno al cine. "Ten¨ªa 11 a?os y me compr¨¦ en Foto Blanco, en A Coru?a, mi primera pel¨ªcula en s¨²per 8, que era un reportaje sobre la vida en la selva de tres minutos", recuerda. A partir de ah¨ª, el cine lo invadi¨® todo. "Desde que tengo uso de raz¨®n me ha gustado; cuando estaba en clase ya dibujaba proyectores. En mi dormitorio ya ten¨ªa una pantalla de cine".
Han pasado cuatro d¨¦cadas desde entonces y este coru?¨¦s nacido en Venezuela posee una de las colecciones cinematogr¨¢ficas m¨¢s importantes del mundo, envidia de muchas filmotecas nacionales. Su debilidad son los dibujos animados, peque?os cortos de los a?os 30 que permitieron a Walt Disney crear un nuevo g¨¦nero en el que pocos confiaban y sobre el que construy¨® un imperio. Su colecci¨®n se compone de alrededor de 5.000 t¨ªtulos rodados en 16 y 35 mil¨ªmetros que atiborran todos los rincones de su casa y de una nave de su propiedad, que recorre con avidez mientras ense?a originales.
Benedeti es due?o de los derechos de exhibici¨®n de la obra de Leni Riefenstahl
Su afici¨®n le ha llevado a crear una productora con decenas de premios
Su vida de coleccionista comenz¨® en serio cuando acab¨® sus estudios en Catalu?a y empez¨® a trabajar. Ya ten¨ªa dinero. "En Barcelona contact¨¦ con algunos coleccionistas y luego empec¨¦ a comprar viajando a ferias y a trav¨¦s de contactos epistolares. Era mucho m¨¢s emocionante que ahora con internet", dice. El tr¨¢fico de rollos de pel¨ªcula comenz¨® a ser tan habitual que hasta levant¨® sospechas. "Me cit¨® la responsable de Aduanas para preguntarme si ten¨ªa un cine y cuando le dije que era coleccionista no se lo cre¨ªa", rememora.
El tes¨®n constituye una de las cualidades clave en la trayectoria de Benedeti, que investig¨® y luch¨® durante 15 a?os hasta hacerse con Historia de la menstruaci¨®n, un corto de Disney de los a?os 40 del que solo hab¨ªa le¨ªdo referencias. Pese a ello, no es la joya de la corona. Entre sus favoritos se encuentran algunos de los que componen una serie que le alquilan para proyectar en museos y ciclos bajo el t¨ªtulo Cartoons pol¨ªticamente incorrectos. "Son los que Disney nunca editar¨¢", explica aludiendo a cintas sobre la manipulaci¨®n de los ni?os alemanes hasta convertirlos en soldados nazis o una versi¨®n de Blancanieves protagonizada por una esclava negra. Cuenta tambi¨¦n con una versi¨®n no censurada del cuento de los tres cerditos de 1933 en el que el lobo llama a la puerta disfrazado de jud¨ªo, reforzando la fama antisemita de Walt Disney, en la que no cree Benedeti: "Esas alusiones eran moneda com¨²n entonces".
Benedeti pasa por uno de los mayores expertos de los dibujos animados, aunque su admiraci¨®n sea incluso mayor que su conocimiento. "Walt Disney supo transformar el arte de la animaci¨®n, de ser un g¨¦nero infravalorado, a llevarlo a las m¨¢s altas cotas de expresi¨®n art¨ªstica".
Hace doce a?os, Benedeti logr¨® transformar su pasi¨®n en una forma de vivir y fund¨® su productora, con la que poder obtener el dinero necesario para financiar pel¨ªculas en stop motion -rodadas a partir de figuras reales que se mueven manualmente- como la multipremiada Minotauromaquia. "Un corto de quince minutos precisa de 10.000 miniaturas. Ser¨ªa inviable para otra productora un proyecto como Werepig, nuestra ¨²ltima producci¨®n", sostiene. Entre los servicios que ofrece su productora, IB Cinema, se encuentra la restauraci¨®n y digitalizaci¨®n de grabaciones an¨®nimas o documentales de aficionados. "Mientras que las filmotecas se preocupan de conservar el material profesional de 35 mil¨ªmetros, nadie se ocupa de digitalizar el material no profesional. No solo es la memoria de lo cotidiano del siglo XX, sino documentos hist¨®ricos e incluso cine de autor", dice. Entre ese material, se encuentra el aterrizaje en 1930 de un hidroavi¨®n alem¨¢n de doce motores en la bah¨ªa de A Coru?a o el documental Campaneiros de Arcos sobre el ¨²ltimo artesano de Galicia que fabricaba campanas.
Una de las v¨ªas de ingresos se centra en la gesti¨®n de derechos de distribuci¨®n y exhibici¨®n. En este campo, Benedeti tambi¨¦n ha logrado algo ins¨®lito. En su poder se encuentran no solo una copia del documental sobre el r¨¦gimen nazi El triunfo de la voluntad -"sin ning¨²n corte, no como otras copias", aclara-, sino los derechos de distribuci¨®n y exhibici¨®n de la obra de Leni Riefenstahl, denostada en Alemania por haber sido una de las voces de la propaganda nazi.
En muchas ocasiones ha sido la casualidad la que le ha permitido acceder a joyas apreciadas mundialmente, como la que, de repente, agarra en el medio de una estanter¨ªa. Se trata de una de pocas copias en perfecto estado del m¨ªtico concierto de The Beatles en el Shea Stadium de Nueva York ante m¨¢s de 55.000 personas en 1965. ?Cu¨¢nto cuesta esta copia? "Esto no tiene precio", zanja con una sonrisa.
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