Nunca es tarde
Yasmin Levy aprendi¨® a cantar "en la cocina de su madre". Poveda hizo confesi¨®n de fe y de escucha en La radio de mi madre, popurr¨ª coplero de muchos quilates. T¨² y yo lo sab¨ªamos, la radio de su madre no se pod¨ªa equivocar. El Disco de Oro que Miguel Poveda ha recibido por el reciente ¨¢lbum Coplas del querer lo confirma.
Hasta que Joan Manuel Serrat se manifest¨® enamorado de la Piquer y de Valderrama, a pesar de habernos regalado un inmortal cancionero cuajado de giros copleros, nadie "moderno" os¨® atreverse a tanto. Tras su huella empezaba el reguero de declaraciones: "A m¨ª la copla me va de siempre". Poco antes, cuando era un diario escuchar en los m¨¢s variopintos labios aquello de "yo soy dem¨®crata de toda la vida", igual de cotidiano surg¨ªa por doquier el fingido repel¨²s ante la copla. Fue la ¨¦poca en que se nos march¨® Rafael de Le¨®n sin que le cantaran una triste glosa. Han pasado los a?os, han pasado chapuzas de amplio calado medi¨¢tico carg¨¢ndose el cancionero, voces inadecuadas que resultaron para algunos sordos la panacea del g¨¦nero, y aportaciones a contracorriente que empezaron a aceptarse despu¨¦s de mucho sufrir sus protagonistas —ole, Martirio—, que s¨ª sab¨ªan lo que se tra¨ªan entre manos. Hoy d¨ªa proclama, y nunca lo ocult¨®, su rendida admiraci¨®n hacia Rafael de Le¨®n esa grande que es Mayte Mart¨ªn.
En aquella Transici¨®n de marras surge una radio nacional con su tercer canal moderno-cultural, donde con archimiope criterio estr¨¢bico se rechaz¨® el flamenco y la copla d¨¢ndole tribuna al country —advi¨¦rtase que nadie pretende quit¨¢rsela—, que dar¨ªamos por la alternativa norteamericana de nuestra copla. Las recientes hornadas copleras han conseguido "elevar a la categor¨ªa de normal lo que normal es a nivel de calle", que hubiese dicho Adolfo Su¨¢rez, completando la transici¨®n tambi¨¦n en lo musical. Nunca es tarde si la copla es buena. Malas las hay, natural, como hay un cine de birria y otro de lujo, que es el que no emiten. Pero en nuestro tesoro abundan las menas luciendo entre las gangas. Hay donde elegir. Y hay que saber elegir.
El programa Se llama copla, en Canal Sur, ha resultado un ¨¦xito sin precedentes. A nadie le da verg¨¹enza hablar ya con pasi¨®n encendida de las glorias de la copla. ?Qui¨¦n le iba a decir a Pepe Pinto que resucitar¨ªa su Ni?a Lola por boca de Concha Buika? Habr¨¢ de recordarse que aquel enorme cantaor, esposo de la eminencia flamenca conocida por la Ni?a de los Peines, fue figura tambi¨¦n en toda Espa?a. Todos le recuerdan recitando: "Mar¨ªa Manuela, ?me escuchas?...". S¨ª, ya est¨¢, reconocemos que hubo excesos. Es m¨¢s, en el tintero de aquel cante se quedaron versos cantosos: "Se acab¨® ense?ar las piernas, / y los brazos, y el escote, / y el rostro no te lo pintes / ni aunque te salga bigote". Emilio el Moro, siempre atento a la actualidad, parodi¨® la obra poni¨¦ndose, con perd¨®n, m¨¢s moro: "Ni t¨² eres una mora moderna, / ni quiero que lo aparentes (...) Te quiero sucia y peluda, / como yo te conoc¨ª, / no tienes que afeitarte / pa nadie m¨¢s que pa yo". Pero los aciertos rebosan. El actor Juan Diego, m¨¢ximo sabio en los decires l¨ªricos, cuaj¨® faena superando el brete de pasar con la necesaria credibilidad del verso a la prosa y viceversa al encarnar la figura de san Juan de la Cruz en La noche oscura (1989), de Carlos Saura. ?Recurri¨® al m¨¦todo? No, se inspir¨® en Pepe Pinto.
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