Juan Antonio Rubio, un hombre comprometido
Juan Antonio Rubio era director general del Centro de Investigaciones Energ¨¦ticas, Medioambientales y Tecnol¨®gicas (Ciemat) cuando muri¨® el pasado 17 de enero, a los 65 a?os de edad, tras una larga enfermedad. Y no dej¨® de dirigirlo ni un solo minuto, incluso en los momentos m¨¢s dif¨ªciles de los ¨²ltimos meses, hasta el mismo d¨ªa de su muerte, ya muy quebrantado f¨ªsicamente; tal era la dedicaci¨®n a su trabajo y su compromiso con el Ciemat. Pero no fue ¨¦ste el ¨²nico compromiso que tom¨® en su vida. Juan Antonio Rubio ha sido una figura esencial en el desarrollo de la F¨ªsica de Altas Energ¨ªas en Espa?a, en la integraci¨®n de nuestro pa¨ªs en el Centro Europeo de F¨ªsica de Part¨ªculas Elementales (CERN), en el impulso general a la investigaci¨®n cient¨ªfica de calidad y su internacionalizaci¨®n, en la configuraci¨®n actual del Ciemat cuando fue su director cient¨ªfico en los ochenta, y en el excepcional periodo de creatividad que ha experimentado este organismo desde que asumi¨® su direcci¨®n en 2004.
Fortaleza moral
Yo le conoc¨ª en 1967, en los a?os grises del franquismo, siendo un estudiante a punto de acabar mi carrera y ¨¦l un joven investigador en una disciplina de vanguardia en la F¨ªsica. Empezamos a trabajar juntos, y tambi¨¦n a compartir ideas y anhelos. Desde entonces, y a lo largo de m¨¢s de 40 a?os, he podido comprobar su fortaleza moral y la solidez de sus convicciones, tanto cient¨ªficas como pol¨ªticas, que explican esa propensi¨®n a comprometerse en causas que consideraba justas. Fue uno de los fundadores de UGT en el Ciemat y, ya a finales de los sesenta, combati¨® contra la retirada de nuestro pa¨ªs del CERN, causa en la que no estuvo acompa?ado por la totalidad de la comunidad cient¨ªfica aunque s¨ª por una parte de ella.
M¨¢s tarde ser¨ªa fundamental en la reincorporaci¨®n a dicho organismo europeo a principios de los ochenta y en el dise?o de los programas de desarrollo de la comunidad de f¨ªsicos experimentales de Altas Energ¨ªas en Espa?a, entonces incipiente, empe?o en el que cont¨® con el apoyo de los entonces ministros de Educaci¨®n y Ciencia, Jos¨¦ Mar¨ªa Maravall, Javier Solana y Alfredo P¨¦rez Rubalcaba, y que es hoy una hermosa realidad. En esa ¨¦poca mi relaci¨®n con ¨¦l fue particularmente intensa; tanto en lo que afecta al impulso a la comunidad cient¨ªfica espa?ola como en mi calidad de delegado espa?ol en el Consejo del CERN, a partir de 1983. Y tengo que decir que, durante los a?os en que estuve en esa responsabilidad, compart¨ª con ¨¦l las tareas de la delegaci¨®n, y su colaboraci¨®n fue, como siempre, generosa y atinada. Nunca flaque¨® y actu¨® con una perseverancia admirable.
Cuando se produjo el cambio de Junta de Energ¨ªa Nuclear a Ciemat, lo que supuso una remodelaci¨®n profunda en el contenido de su actividad y en su organizaci¨®n, Juan Antonio Rubio impuls¨® la creaci¨®n del Laboratorio Nacional de Fusi¨®n, as¨ª como lo que luego ser¨ªa la potente Divisi¨®n de Energ¨ªas Renovables, que ha ido adquiriendo enorme prestigio y ha sido instrumental en que nuestro pa¨ªs y algunas de nuestras empresas ocupen un lugar de liderazgo mundial en el sector. M¨¢s tarde pas¨® una larga etapa de su vida profesional en el CERN, donde ocup¨® igualmente cargos de responsabilidad, y a partir de 2004 fue el art¨ªfice del impulso dado al Ciemat.
Juan Antonio Rubio fue un hombre comprometido y bondadoso, trabajador infatigable y optimista por naturaleza, que supo insuflar ¨¢nimos y energ¨ªa a todos los que hemos trabajado o convivido con ¨¦l. Nunca se borrar¨¢ de las cabezas de quienes le am¨¢bamos sus meses de lucha contra la enfermedad, sin bajar los brazos, sin dejar ni por un momento de cumplir con lo que ¨¦l consideraba sus obligaciones institucionales. No se rindi¨®. La ciencia espa?ola, el Ciemat y sus amigos y colaboradores tardaremos en recuperarnos de su p¨¦rdida.
Cayetano L¨®pez es director general del Ciemat.
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