Un americano en la Goyesca
El artista neoyorquino Eric Fischl presenta en M¨¢laga su primera tauromaquia
A Ernest Hemingway y Orson Welles les ha salido un nuevo disc¨ªpulo. El escritor y el cineasta norteamericanos fueron dos grandes enamorados del mundo del toro. Su presencia en los tendidos de las plazas de Las Ventas (Madrid), la Maestranza (Sevilla) o la de Ronda (M¨¢laga) dej¨® incluso de ser noticia por su frecuencia. Ambos labraron grandes amistades con las principales figuras del momento, como Antonio Ord¨®?ez, Luis Miguel Domingu¨ªn o Curro Romero. Uno plasm¨® el drama que se libraba cada tarde en el albero en sus novelas; el otro dedic¨® un episodio de su filme La vuelta al mundo con Orson Welles a su pasi¨®n por el toreo.
Medio siglo despu¨¦s, otro compatriota, el artista neoyorquino Eric Fischl (1948) se ha rendido tambi¨¦n al mundo del toro. El resultado de este encuentro es su primera tauromaquia, Corrida en Ronda, compuesta por 10 obras de gran formato (seis ¨®leos y cuatro acuarelas) en las que Fischl plasma su interpretaci¨®n de esa lucha entre el hombre y la bestia. La exposici¨®n, primera individual de Fischl en Espa?a, se exhibe en el Centro de Arte Contempor¨¢neo de M¨¢laga (CAC) hasta el 4 de abril.
El pintor plasma desde lo m¨¢s dram¨¢tico hasta lo est¨¦tico del toreo
Considerado uno de los pintores de la figuraci¨®n americana m¨¢s importantes de la segunda mitad del siglo XX junto a Alex Katz, Fischl acudi¨® por vez primera a una corrida de toros en 2007. Invitado por un amigo, el pintor asisti¨® a las faenas de los hermanos Rivera Ord¨®?ez y a la del matador colombiano C¨¦sar Rinc¨®n. "Yo no sab¨ªa nada de toros. Mi amigo espa?ol me invit¨® para ver c¨®mo reaccionaba un artista norteamericano ante un tema tan presente e importante en la tradici¨®n pict¨®rica espa?ola", coment¨® Fischl el pasado viernes en M¨¢laga.
"Esa experiencia la viv¨ª en una doble vertiente, como persona y como artista. Es un espect¨¢culo de mucha belleza pero que tambi¨¦n encierra mucha tragedia. Mis simpat¨ªas variaban; se repart¨ªan entre el toro y el torero. Pensar en el toro, en la buena vida que lleva hasta entrar a la plaza, me llev¨® a meditar sobre el sentido de la vida, sobre que ¨¦sta puede ser muy cambiante y es muy dif¨ªcil entenderla", a?adi¨®.
En su primera toma de contacto con el toreo, Fischl no ha traicionado su peculiar estilo. As¨ª, sus cuadros son como encuadres fotogr¨¢ficos, con fuertes contrastes de luces que definen las formas de sus personajes. Con esta tauromaquia, el artista ahonda en una de sus tem¨¢ticas preferidas, la b¨²squeda en otras culturas. Tema recurrente en su producci¨®n desde los a?os 70 junto a las habitaciones interiores, las playas multitudinarias, las parejas de mediana edad o el desnudo. Todo gira en torno a su fijaci¨®n por la sexualidad, con la que Fischl llama la atenci¨®n sobre la desvirtuaci¨®n de los valores morales en la moderna sociedad norteamericana y que con obras como Bad boy (1981), una escena de un chico masturb¨¢ndose en una piscina, le sirvi¨® para que le colgaran el sambenito de pintor obsceno e inc¨®modo.
Por su parte, el director del CAC, Fernando Franc¨¦s, se felicit¨® porque uno de los grandes pintores figurativos del momento se atreviese a adentrarse en uno de los principales temas de la tradici¨®n pict¨®rica espa?ola, senda por la que ya transitaron Goya, Picasso y actualmente Miquel Barcel¨®. "Fischl es un voyeur venido de fuera que se arriesga con uno de nuestros ritos m¨¢s ancestrales. Se detiene en los aspectos de la lidia m¨¢s dram¨¢ticos e introduce elementos distorsionadores que sorprenden, como su atenci¨®n al mundo ambiguo del toreo, con gui?os a la parte est¨¦tica m¨¢s femenina", resalt¨® Franc¨¦s.
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