El poder de la marca
La noticia de que Microsoft se instalar¨¢ en la Comunidad Valenciana ha acaparado buena parte de la actualidad durante la ¨²ltima semana. En torno al asunto, se ha producido una cantidad de informaci¨®n considerable que, en alg¨²n momento, ha resultado abrumadora. El hecho ha tenido una repercusi¨®n particularmente intensa en Alicante. Al d¨ªa de hoy, puede afirmarse que no existe en la provincia de Alicante una localidad de mediana importancia que no se haya postulado para acoger el centro de Microsoft. Alcaldes, ayuntamientos, instituciones, peri¨®dicos, se han sumado a la campa?a para reclamar que la empresa se instale en la provincia. Los ¨²nicos que no han compartido ese entusiasmo colectivo han sido, curiosamente, algunos dirigentes del Partido Popular. Sonia Castedo, tan vehemente cuando se trata de defender los intereses de su ciudad, ha exhibido en esta ocasi¨®n una prudencia que podr¨ªamos calificar de exquisita. Hay pol¨ªticos que hacen carrera mirando el escalaf¨®n.
Si juzgamos por la inversi¨®n que requerir¨¢ el establecimiento y la decena de puestos de trabajo que crear¨¢, la reacci¨®n suscitada parece un tanto excesiva. Afirmar que "hay un mont¨®n de empresas de la Comunidad Valenciana, Espa?a y Europa que se ir¨¢n enganchando al proyecto, y entidades financieras y de telecomunicaciones que ya est¨¢n en cola pidiendo formar parte", corresponde a la ret¨®rica habitual del presidente Camps. Las empresas semejantes que Microsoft ha creado en Espa?a durante los ¨²ltimos cinco o seis a?os -sin desde?ar su importancia-, no han supuesto ninguna revoluci¨®n en los lugares donde se han instalado. Las cosas no son seguramente tan sencillas, ni estos proyectos dan fruto de la noche a la ma?ana. Como todo en esta vida, requieren su tiempo, y es probable que se necesite algo m¨¢s que un centro de innovaci¨®n para transformar la econom¨ªa de un territorio.
Que la repercusi¨®n del centro est¨¦ por ver, no afecta al ¨¦xito que el anuncio de su llegada ha supuesto para Microsoft y el Gobierno Camps. En este aspecto, el negocio ha sido positivo para ambas partes. La empresa ha obtenido un refuerzo considerable de su marca en la Comunidad Valenciana, al margen de los previsibles beneficios que se produzcan en el futuro. En cuanto al presidente Camps, le ha permitido asociar su nombre al de una gran multinacional. En un momento en que la pasividad del Gobierno es alarmante, y los empresarios no dejan de reclamarle que ejerza su papel, Francisco Camps presenta a la opini¨®n p¨²blica la operaci¨®n Microsoft. ?Qui¨¦n puede decir que nuestro presidente no se preocupa por la innovaci¨®n?
La reacci¨®n tan formidable que se ha producido en Alicante ante el suceso requiere, sin embargo, otra explicaci¨®n: la necesidad acuciante que tiene la provincia de encontrar una salida a la situaci¨®n actual. El par¨¦ntesis de moderada expectaci¨®n que pudo abrir el anuncio de los planes estrat¨¦gicos ha comenzado a cerrarse. Pasan los d¨ªas y el desarrollo de los planes, que es donde deben demostrar su validez, no se produce. El dinero no llega. Alicante, la provincia de Alicante, es cada vez m¨¢s consciente de que ha sido abandonada a sus propias fuerzas. El empresario calla -salvo para reclamar infraestructuras a Madrid- porque nadie desea indisponerse con el poder, por muy debilitado que se encuentre. En este contexto, Microsoft, aunque sea a trav¨¦s de un modesto centro de diez personas, ofrece algo en lo que creer: de ah¨ª el fervor con que tantos alicantinos han abrazado la idea.
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