Kurt Birkle, astr¨®nomo
Kurt Birkle, astr¨®nomo, fue director, de 1973 a 1998, del Centro Astron¨®mico Hispano Alem¨¢n, en el observatorio Astron¨®mico de Calar Alto, situado en la sierra de Los Filabres (Almer¨ªa). Muri¨® el 1 de enero en Alemania, a causa de un accidente de tr¨¢fico, a los 70 a?os. La primera vez que me encontr¨¦ con Kurt Birkle fue en septiembre de 1975 en una visita a Calar Alto. Entonces s¨®lo estaban instalados el telescopio de 1,23 metros de di¨¢metro y unas casetas prefabricadas para el entonces escaso personal del observatorio. Era duro estar all¨ª, d¨ªa tras d¨ªa.
La segunda ocasi¨®n que lo vi fue en mayo de 1977, cuando realic¨¦ mis primeras observaciones astron¨®micas. Gracias a Birkle pude salvar ese periodo de observaci¨®n. Estaba haciendo fotograf¨ªas con la que llam¨¢bamos Infrarot Bildwandler Kamera, cortando placas y revel¨¢ndolas. Las placas estaban muy mal cortadas y, lo que es peor, la emulsi¨®n fotogr¨¢fica sal¨ªa salpicada de burbujitas despu¨¦s del revelado, de tal forma que, cient¨ªficamente, no ten¨ªan ninguna utilidad. Mi consternaci¨®n era enorme y mi desesperaci¨®n de novato, may¨²scula. Kurt me indic¨® que posiblemente el l¨ªquido de corte del revelado ten¨ªa demasiado ¨¢cido ac¨¦tico. Este comentario tan trivial en ayuda de un pobre e inexperto estudiante de doctorado tuvo una enorme repercusi¨®n en el quehacer cient¨ªfico.
Dirigi¨® el Centro Hispano Alem¨¢n del observatorio de Calar Alto
Era experto en calcular las condiciones atmosf¨¦ricas
Fue en ese periodo de mayo de 1977 cuando observ¨¦, por primera vez, la regi¨®n HII/nebulosa bipolar S 106. Es f¨¢cil comprobar el papel clave de este objeto astron¨®mico y de las nebulosas bipolares en la ciencia desarrollada por el Instituto de Heidelberg a finales de los a?os setenta y en los ochenta, as¨ª como en su proyecci¨®n posterior. Este instituto fue creado por la Sociedad Max-Planck para la construcci¨®n y desarrollo de un observatorio astron¨®mico que impulsase la astronom¨ªa ¨®ptica en Alemania y que finalmente llev¨® a la construcci¨®n de Calar Alto.
Kurt era una persona singular en muchos aspectos, como es alguien que pasa noches y noches solo, en sitios de acceso complicado en Espa?a, Grecia, Namibia o Chile, completamente aislados e incomunicados, evaluando las condiciones atmosf¨¦ricas para la observaci¨®n astron¨®mica. En eso consisti¨® su tesis doctoral.
Birkle fumaba mucho (despu¨¦s lo dej¨®) y no dudaba en bajar a Gergal, pueblo de Almer¨ªa en la base de la sierra de Los Filabres, a cualquier hora que fuese, para comprar sus cigarrillos. Creo recordar que tambi¨¦n a veces se tomaba un co?ac. Conduc¨ªa muy r¨¢pido, demasiado; el trayecto de Calar Alto a Heidelberg lo hacia en menos de 20 horas, en una ¨¦poca en que las autov¨ªas o autopistas eran s¨®lo una peque?a parte del recorrido.
En muchas ocasiones, desconoc¨ªamos si Kurt estaba en el Observatorio y m¨¢s de una vez nuestras dudas se despejaban por la m¨²sica cl¨¢sica que sal¨ªa de la c¨²pula del telescopio Schmidt -su juguete, en cierto modo. La m¨²sica se pod¨ªa o¨ªr en todo el monte.
En invierno, Kurt respond¨ªa a la imagen popular del astr¨®nomo tradicional, bien abrigado y con un gorro que le cubr¨ªa hasta las orejas, para aguantar los varios grados bajo cero, con el ojo detr¨¢s del ocular, controlando el seguimiento del telescopio. Era un excelente astr¨®nomo observador cl¨¢sico, basta mirar sus magn¨ªficas placas tomadas con el Schmidt.
Como buen solitario, Kurt era una persona discreta, silenciosa, algo distante, rara, pero muy humana, mucho. Su car¨¢cter diger¨ªa con dificultad las tensiones de diverso tipo que se dieron en los primeros a?os del Observatorio. Lo pude deducir a lo largo de muchas noches, sentados, conversando parcamente -con ¨¦l no pod¨ªa ser de otro modo-, esperando que la humedad del aire bajase o que desaparecieran las nubes para poder observar. En ocasiones, discrep¨¢bamos en nuestras valoraciones. ?l no entend¨ªa, por ejemplo, muchas de las pretensiones o actitudes de las autoridades espa?olas con respecto a Calar Alto; claro que, a fuer de ser sincero, yo tampoco las entend¨ªa. De todas maneras, creo que su car¨¢cter discreto ayud¨® a resolver situaciones un tanto complicadas.
Kurt Birkle sembr¨® y abon¨® una semilla clave en el desarrollo de la astronom¨ªa espa?ola de los ¨²ltimos 35 a?os. Yo, y creo que muchos de los que trabajamos en los primeros a?os de Calar Alto y del Instituto de Heidelberg, estamos realmente consternados por su accidente y fallecimiento. Deseo expresar mi solidaridad con su mujer, Pilar, y sus hijas, Irene y Sylvia.
Carlos Eiroa es astr¨®nomo, profesor de la Universidad Aut¨®noma de Madrid.
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