Comienza 10 a?os despu¨¦s el juicio del accidente del Concorde en Par¨ªs
La mayor¨ªa de las familias de los fallecidos ya ha cobrado una indemnizaci¨®n
El 25 de julio de 2000, a las 16.42, un Concorde de Air France despegaba del aeropuerto Charles de Gaulle con destino a Nueva York con su fuselaje envuelto en llamas. Durante dos minutos, el piloto trat¨® de aterrizar en el cercano aeropuerto de Bourget, sin ¨¦xito. Finalmente, se estrell¨® contra un hotel de la localidad de Gonesse. Murieron las 109 personas que iban a bordo del avi¨®n, la mayor¨ªa turistas alemanes que iban a Estados Unidos a embarcarse en un crucero, y cuatro empleadas del hotel. Un juicio que se antoja intrincado, lleno de testimonios t¨¦cnicos de especialistas en aeron¨¢utica, que empez¨® ayer en Pontoise, en las afueras de Par¨ªs, tratar¨¢ de responder a la pregunta clave: ?Por qu¨¦ se estrell¨® el Concorde?
Habr¨¢ sentencia el 28 de mayo; en ella se espera saber la causa del siniestro
El accidente signific¨® la defunci¨®n de este elegante avi¨®n supers¨®nico de fabricaci¨®n franco-brit¨¢nica, que vol¨® por primera vez en 1969 y al que, dada la cantidad de combustible que necesitaba, la crisis del petr¨®leo convirti¨® en un mal negocio. En 2003 vol¨® por ¨²ltima vez.
La investigaci¨®n previa al juicio, que ha durado m¨¢s de ocho a?os, amontona kil¨®metros de documentos. La acusaci¨®n no tiene dudas sobre lo que pas¨®: cuatro minutos antes de que despegara el Concorde, despeg¨® en la misma pista un DC-10 de la compa?¨ªa estadounidense Continental Airlines que dej¨® en el suelo una pieza afilada de titanio que, deficientemente sujeta al fuselaje, se hab¨ªa desprendido del avi¨®n. Una de las ruedas del Concorde, que cog¨ªa velocidad para el despegue y que rodaba ya a m¨¢s de 300 kil¨®metros por hora, choc¨® contra la l¨¢mina, que actu¨® como una aut¨¦ntica cuchilla de afeitar. La rueda estall¨®, llev¨¢ndose con ella parte del tren de aterrizaje y da?ando de paso uno de los dep¨®sitos de carburante situados en un ala. El queroseno que comenz¨® a fluir se inflam¨® casi inmediatamente al entrar en contacto con las chispas que a¨²n saltaban de la explosi¨®n de la rueda.
Por eso, la fiscal¨ªa acusa de homicidio involuntario a dos antiguos empleados de la compa?¨ªa a¨¦rea estadounidense, a dos antiguos miembros del programa Concorde y a un ex dirigente de la Direcci¨®n General de Aviaci¨®n Civil francesa. Los dos primeros, por considerarles responsables del anclaje de la l¨¢mina; y los tres siguientes, por no haber resuelto determinados problemas t¨¦cnicos que aquejaban al Concorde, en especial a la fragilidad de sus ruedas, y que se hab¨ªan puesto de manifiesto en varios incidentes parecidos que, milagrosamente, no acabaron en tragedia.
El abogado de Continental Airlines, Olivier Tetzner, asegura, por el contrario, que el Concorde se incendi¨® varios centenares de metros antes de que topara con la l¨¢mina de titanio, de modo que la causa del accidente hay que buscarla en otro lugar.
El juicio durar¨¢ varios meses. La sentencia se har¨¢ p¨²blica el 28 de mayo. La mayor¨ªa de las familias de las v¨ªctimas han renunciado a presentarse como parte acusadora. Un a?o despu¨¦s del accidente recibieron una fuerte indemnizaci¨®n, que seg¨²n la cadena de televisi¨®n francesa i-Tele lleg¨® a un mill¨®n de euros por persona. Por eso, el presidente del tribunal, para conjurar el peligro de un juicio de ingenieros, sin v¨ªctimas, como si el avi¨®n volara vac¨ªo, manifest¨® ayer al inicio de la vista: "La parte t¨¦cnica del proceso no debe hacer olvidar su dimensi¨®n humana".
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