Un ¨¢rbol para Hait¨ª
Los presidentes, las estrellas de rock y los l¨ªderes empresariales de todo el mundo est¨¢n prometiendo cientos de millones de d¨®lares para la reconstrucci¨®n de Hait¨ª, pero est¨¢n cometiendo un error potencialmente garrafal: concentrarse demasiado en los ladrillos, y demasiado poco en los ¨¢rboles.
Ca¨ª en la cuenta de este problema durante una conversaci¨®n con Carlos Morales Troncoso, el vicepresidente y ministro de Relaciones Exteriores de la Rep¨²blica Dominicana, el pa¨ªs vecino de Hait¨ª. Despu¨¦s del terremoto del 12 de enero que caus¨® m¨¢s de 150,000 muertes en Hait¨ª, ning¨²n otro pa¨ªs se ha visto m¨¢s directamente afectado por la oleada de refugiados haitianos que la Rep¨²blica Dominicana.
La pobreza del pa¨ªs se debe en gran parte a la deforestaci¨®n. Necesita tanto ¨¢rboles como ladrillos
Morales Troncoso pas¨® por Miami a su regreso de una conferencia internacional celebrada en Montreal, Canad¨¢, donde Estados Unidos, Francia y otra docena de pa¨ªses se reunieron para empezar a planear un programa de 10 a?os para la reconstrucci¨®n de Hait¨ª.
Y el canciller dominicano no estaba demasiado impresionado con lo que escuch¨® en esa reuni¨®n: se habl¨® demasiado de reconstruir los edificios gubernamentales, las escuelas y los hospitales arrasados durante el terremoto, y demasiado poco de plantar ¨¢rboles, se?al¨®.
De nada sirve reconstruir la ciudad de Puerto Pr¨ªncipe, o mudar la ciudad m¨¢s al sur, si no reforestamos Hait¨ª, me dijo Morales Troncoso. ?De d¨®nde van a sacar agua? ?D¨®nde van a cultivar? ?De qu¨¦ vale reconstruir un Hait¨ª sin ¨¢rboles, sin capa vegetal?
Hait¨ª es desde hace mucho tiempo el pa¨ªs m¨¢s pobre del hemisferio, en gran parte debido a la deforestaci¨®n, me record¨®. A principios del siglo XX, casi el 60% del territorio haitiano estaba cubierto de ¨¢rboles. Pero desde entonces, los haitianos han talado casi el 99% de los ¨¢rboles del pa¨ªs para usarlos como le?a o carb¨®n para cocinar.
Por carecer de ¨¢rboles, el suelo haitiano ha perdido su capacidad de retener el agua, reduciendo dr¨¢sticamente las reservas h¨ªdricas y la agricultura intensiva. Adem¨¢s, cuando llueve en las monta?as haitianas, se producen inundaciones que dejan miles de v¨ªctimas en las ciudades, porque la tierra est¨¢ tan erosionada que no retiene el agua que fluye ladera abajo.
Cuando uno vuela sobre Hait¨ª, en camino hacia la Rep¨²blica Dominicana, es dif¨ªcil no sorprenderse por la diferencia del paisaje en ambos pa¨ªses. Uno ve monta?as desoladas cubiertas de viviendas precarias del lado haitiano de la frontera, y el paisaje se vuelve verde apenas el avi¨®n cruza la frontera con la Rep¨²blica Dominicana.
Y, tras el terremoto, el problema de la deforestaci¨®n en Hait¨ª se agravar¨¢, porque los cientos de miles de haitianos que huyeron de Puerto Pr¨ªncipe hacia el interior del pa¨ªs en busca de comida y refugio talar¨¢n los pocos ¨¢rboles que quedan, seg¨²n dicen los expertos que est¨¢n trabajando en Hait¨ª.
?Qu¨¦ se puede hacer? Los pa¨ªses donantes han tratado todo tipo de planes para reforestar Hait¨ª, sin demasiado ¨¦xito.
En la d¨¦cada de 1980, la Agencia para el Desarrollo Internacional de Estados Unidos lanz¨® el Proje Pyebwa, que pag¨® a los campesinos haitianos para que plantaran 25 millones de ¨¢rboles, y el Banco Mundial promovi¨® planes igualmente ambiciosos m¨¢s recientemente.
Sin embargo, por la pobreza, el caos pol¨ªtico, la falta de protecci¨®n gubernamental, y el constante crecimiento de la poblaci¨®n, los haitianos siguieron talando muchos m¨¢s ¨¢rboles de los que plantaban.
Los expertos internacionales citan todo tipo de razones sociol¨®gicas, hist¨®ricas y pol¨ªticas para explicar por qu¨¦ el paisaje de Hait¨ª parece un desierto, y el de la Rep¨²blica Dominicana es mucho m¨¢s verde. Pero Morales Troncoso me dijo que la explicaci¨®n es mucho m¨¢s simple: los gobiernos dominicanos empezaron a subsidiar los hornos y estufas de gas natural para los pobres hace casi 50 a?os, para que dejaran de usar le?a o carb¨®n para cocinar.
La primera medida de (el fallecido presidente Joaqu¨ªn) Balaguer en 1966 fue cerrar todos los aserraderos y empezar a subsidiar cocinas de gas natural para los pobres, dijo. Hait¨ª necesita un plan masivo para darle estufas de gas natural a la gente, junto con un plan cient¨ªfico de reforestaci¨®n.
En mi opini¨®n, a nivel individual, ser¨ªa bueno que cada uno de nosotros donara un ¨¢rbol para Hait¨ª.
A nivel internacional, cuando Estados Unidos y otros donantes internacionales se re¨²nan en la sede de las Naciones Unidas en Nueva York en marzo para lanzar formalmente el plan de 10 a?os para la reconstrucci¨®n de Hait¨ª, ser¨ªa bueno que los pa¨ªses resistan la tentaci¨®n de concentrarse en la reconstrucci¨®n de edificios.
Esa ser¨ªa una soluci¨®n cosm¨¦tica al drama haitiano. Hait¨ª necesita tanto de ¨¢rboles y de cocinas a gas, y quiz¨¢s solares, como de ladrillos.
Andr¨¦s Oppenheimer es corresponsal y columnista de The Miami Herald y El Nuevo Herald. ? 2010 El Nuevo Herald Distribuido por Tribune Media Services International.
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