Menores
Que el PP aproveche una noticia tan desgraciada como que El Rafita anda descontrolado para abrir un debate sobre la cadena perpetua o la Ley del Menor es un recurso tan tramposo que lo m¨¢s sabio que podr¨ªa hacer un columnista es no meterse en ese fango. Pero hay que hablar de lo que no se debe. La sensaci¨®n es que las instituciones, estatales y auton¨®micas, est¨¢n poniendo todo su empe?o en que a ojos de la sociedad la reinserci¨®n sea una tarea imposible. Un menor que ha cometido un acto de extrema vileza merece un castigo severo pero tambi¨¦n una reeducaci¨®n. No s¨®lo por ¨¦l, es un derecho de la sociedad. Eso cuesta dinero. Encauzar la vida de un menor es caro, se precisan grandes profesionales; m¨¢s f¨¢cil ser¨ªa encerrarlo para siempre o incluso, defienden algunos, eliminarlo. En Estados Unidos no se andan con tonter¨ªas. Como resultado, han logrado una poblaci¨®n carcelaria desproporcionada que se nutre, en su gran mayor¨ªa, de negros de clase baja. Desalentador.
Y aqu¨ª tenemos a nuestro pa¨ªs, con una Ley del Menor que a juicio de los expertos no es mala pero que se convierte en ineficaz porque no se cumple. Que un adolescente que cometi¨® un crimen atroz haya vuelto a su entorno es un fracaso del que tienen que dar cuenta las instituciones penitenciarias y la Comunidad de Madrid. El hecho de que quienes deb¨ªan vigilarle no lo hicieran y adem¨¢s se haya permitido reiteradamente que los medios de comunicaci¨®n informaran de su paradero pervierte el proceso de reinserci¨®n social. ?Tan ingenuo es pensar que dada la enorme flexibilidad del cerebro es posible ense?ar a un adolescente lo que nadie se molest¨® en inculcarle en sus primeros a?os de vida? ?Qui¨¦n puede creer que s¨®lo el castigo ense?a?
Justicia no puede defender una ley que no est¨¢ dotada como merece; la derecha no puede criticar una ley que no se cumple. Qu¨¦ desastre.
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