Las ni?as de la matraca
Los dos ¨²ltimos domingos, Telecinco ha emitido, en prime time, a las 22.30, Inocentes. Esta miniserie cuenta la historia de tres mujeres j¨®venes secuestradas y sometidas a toda clase de sevicias por unos hombres que trafican con seres humanos y cuya intenci¨®n es filmar una snuff-movie. O sea, una pel¨ªcula cuyo ¨²nico objetivo es grabar la tortura, la violaci¨®n y el asesinato sin efectos especiales.
En la web de la cadena, bajo el ep¨ªgrafe "los mejores momentos", se pueden ver sus escenas estelares, que son, por supuesto, las m¨¢s violentas. Entre ellas se encuentra una violaci¨®n, con im¨¢genes y sonidos expl¨ªcitos.
Hace a?os, la neurobiolog¨ªa demostr¨® que la expresi¨®n y la percepci¨®n de la violencia en la vida real activan ciertas regiones de nuestro cerebro. Investigaciones recientes se?alan que las im¨¢genes presentadas por los medios de comunicaci¨®n o el cine movilizan esas mismas ¨¢reas. Dice Richard Restak en Nuestro nuevo cerebro: "Sea que estamos viendo una reconstrucci¨®n dram¨¢tica, sea una toma real de verdaderos funcionarios atrapando a delincuentes aut¨¦nticos, nuestro hemisferio cerebral derecho procesa las im¨¢genes por igual, y el sistema l¨ªmbico del cerebro suministra las reacciones emotivas que ser¨ªan adecuadas si los hechos estuvieran ocurriendo en la realidad".
Nuestro cerebro procesa por igual las im¨¢genes reales que las de ficci¨®n y crea las mismas reacciones emotivas
Es m¨¢s, incluso y siempre gracias a las tomograf¨ªas, se ha podido determinar que esas mismas ¨¢reas no s¨®lo se activan cuando vemos una escena violenta, real o en im¨¢genes, sino tambi¨¦n por el simple hecho de pensar que estamos ejecutando un acto violento.
La violencia provoca en nuestro cerebro sintiente dos reacciones emocionales muy pr¨®ximas: el miedo y la agresividad, que son, a su vez, reguladas por nuestro cerebro pensante. Por poner un ejemplo: todo el mundo ha observado alguna vez el sobresalto de una persona adulta ante la ca¨ªda de un cr¨ªo; a la primera reacci¨®n de miedo, suele suceder otra de agresi¨®n que, de no ser controlada por la corteza prefrontal, que es la que impone prudencia, puede convertirse en un "?mira que eres bobo!" o incluso en un bofet¨®n.
Consecuentemente, podr¨ªamos decir que, desde el punto de vista de la actividad del cerebro, series como Inocentes favorecen el desarrollo de individuos m¨¢s timoratos y, al mismo tiempo, m¨¢s agresivos, lo que por s¨ª mismo ya constituir¨ªa un argumento para no ser proclives a emisiones de este porte.
Por otro lado, est¨¢ demostrado que la visi¨®n reiterada de im¨¢genes violentas o catastr¨®ficas produce una desensibilizaci¨®n, proceso por el cual el individuo aumenta gradualmente la tolerancia ante determinados est¨ªmulos o situaciones hasta acostumbrarse a ellos. Pongamos por caso que usted cena delante del televisor y en cada telediario le ofrecen im¨¢genes del ¨²ltimo atentado en Bagdad; es posible que el primer d¨ªa las im¨¢genes le aterroricen, pero despu¨¦s de unos d¨ªas puede seguir comiendo sus filetes de gallo sin inmutarse porque ya se ha desensibilizado.
Siguiendo con la serie de Telecinco y otras much¨ªsimas con im¨¢genes semejantes: cuantas m¨¢s veces contempla usted la violaci¨®n de una mujer, m¨¢s admisible le resulta.
Pero todav¨ªa hay m¨¢s. A esa violencia expl¨ªcita que todo el mundo puede distinguir en la citada escena de violaci¨®n, se suma otro tipo de violencia que s¨®lo percibe quien tiene la mirada acostumbrada: una violencia espec¨ªfica contra las mujeres. ?C¨®mo, si no, se puede entender que la c¨¢mara enfoque s¨®lo el rostro de la muchacha mientras va sufriendo las sacudidas que le impone su violador situado tras ella; una muchacha estupendamente maquillada, cuyo rostro refleja un dolor controlado y hasta bello, a la que no se le corre ni una gota de r¨ªmel ni se le descoloca ning¨²n mech¨®n de cabello?
Ante tanta violencia de g¨¦nero, la ¨²nica reacci¨®n, una vez m¨¢s, ha sido la de las "ni?as de la matraca", como tildaba recientemente un acad¨¦mico espa?ol a las feministas. Pero si no son ellas, ?de qui¨¦n m¨¢s podemos esperar un contundente rechazo? ?De intelectuales, de pensadores, de cineastas...? No lo parece, la verdad.
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