Arte entusiasta de Transici¨®n
La Fundaci¨®n Chirivella Soriano aborda el retorno a la pintura de los setenta y ochenta en contraposici¨®n al arte combativo anterior
En los primeros a?os de la Democracia espa?ola, el arte adopt¨® en apariencia el optimismo de la sociedad, la voluntad del olvido de la barbarie no cicatrizada y una actitud entusiasta que contrast¨® severamente con el arte comprometido y de contenido social de los lustros anteriores. Pero el tema es m¨¢s complejo y esa explicaci¨®n simplista es solo un "t¨®pico historiogr¨¢fico" que ha calado, seg¨²n explica Joan Robledo, comisario de la exposici¨®n La generaci¨®n del entusiasmo, que exhibe desde ayer en el Palau Joan de Valeriola la Fundaci¨®n Chirivella Soriano en colaboraci¨®n con el Consorci de Museus.
Una muestra que re¨²ne 36 valiosas obras de aquella ¨¦poca convulsa entre las que destacan cuadros de Miquel Barcel¨°, Luis Gordillo, Jos¨¦ Guerrero, Carlos Alcolea, Guillermo P¨¦rez Villalta, Jos¨¦ Mar¨ªa Sicilia o Herminio Molero, entre otros.
Se critic¨® la falta de compromiso social de aquellos artistas
Y se alab¨® su cuidado est¨¦tico, la vuelta a la complejidad
Robledo explica que el concepto de generaci¨®n del entusiasmo "se us¨® tanto en tono peyorativo como con intenci¨®n de halago". Los cr¨ªticos les cuestionaban su falta de intencionalidad social respecto a creadores precedentes mientras que los partidarios alabaron su compromiso est¨¦tico frente a la corriente conceptual.
Dos fueron los adalides art¨ªsticos de aquellos a?os, seg¨²n explica Robledo frente a dos cuadros emblem¨¢ticos que dan la bienvenida en la exposici¨®n del Palau de Valeriola. Por un lado, Luis Gordillo, con Antropomorfo (1972). Por otro Jos¨¦ Guerrero, con Sin t¨ªtulo (1975). Obras emblem¨¢ticas porque constituyen dos escuelas, dos corrientes implantadas en Espa?a por dos autores considerados "maestrillos" de muchos otros pintores. Gordillo (Sevilla, 1934), impulsor de una nueva figuraci¨®n. Y Guerrero (Granada, 1914-Barcelona, 1991), que aparece tras 15 a?os en Nueva York, perteneciente a la segunda generaci¨®n del expresionismo abstracto y quiz¨¢ por todo ello con planteamientos m¨¢s alejados de la trinchera, como "refundador de la especificidad de la pintura, es decir, color y superficie", seg¨²n Robledo.
Pero todos ellos, maestrillos y seguidores, son representantes de un ideario difuso que P¨¦rez Villata intent¨® explicar en su d¨ªa: "Las obras de nuestros mayores inmediatos se articulan en canales de expresi¨®n unilineales, se limitan al desarrollo de ideas ¨²nicas que condicionan una sola lectura posible. Y, frente a las obras-tesis de los a?os sesenta, nosotros proponemos la ocultaci¨®n, complejidad y lectura lenta de la obra".
El hecho es que "tanto Gordillo como guerrero rompieron con lo que se hac¨ªa en Espa?a antes", resume Robledo. Y entre risas recuerda que Juan Mu?oz dijo que "despu¨¦s lleg¨® el chico de la moto y se los llev¨® a todos por delante", en referencia a Barcel¨®, del que se exponen, junto a obras de Sicilia o Manuel Quejido, un par de espl¨¦ndidos cuadros: Le peintre avec pinceau bleu (1983) y Dona al jard¨ª (1982).
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