Los embrujos de la crisis
Las ¨²ltimas fechas fueron proclives a acontecimientos econ¨®micos de renombre que van desde la cumbre de Davos, la renovaci¨®n del mandato de Bernanke a la presentaci¨®n de los cuadros macroecon¨®micos espa?oles. Por el medio, he asistido a la presentaci¨®n de dos importantes informes: el libro de Guillermo de la Dehesa La primera gran crisis financiera del siglo XXI y la lectura y defensa de la tesis doctoral de Francisco L¨®pez Pe?a Hacia un gobierno mundial.
Del an¨¢lisis de ambos asuntos tratar¨¦ de destacar dos enfoques f¨¢cilmente identificables. En primer t¨¦rmino, la actual crisis tiene su origen en que bajo la progresiva bonanza econ¨®mica anterior se alent¨® a asumir todav¨ªa m¨¢s riesgos. Dichas expectativas se inflaron y dieron lugar a la formaci¨®n de burbujas que no se desinflaron a tiempo. Y ¨¦ste ¨²ltimo trabajo no fue acometido ni por los responsables de las pol¨ªticas econ¨®micas ni por los propios organismos internacionales con competencias en la materia porque las regulaciones de los sistemas financieros y bancarios fueron muy laxas y poco consistentes. Entretanto, las nuevas reglas de las pol¨ªticas macroecon¨®micas facilitaban rentabilidades ficticias, como atestiguaron los casos de Long Term Capital Management, Enron, Bear Stearns, por citar algunos ejemplos relativos a estos supuestos. Finalmente, la progresiva y excesiva liberalizaci¨®n de las cuentas de capital acentuaron los movimientos impetuosos de los flujos de capitales. En suma, hay que quedarse con una conclusi¨®n muy rotunda: "Las crisis son, generalmente, el resultado de bonanzas mal gestionadas".
Hay que resistir a los grupos de presi¨®n para no caer en situaciones de f¨¢cil irreversibilidad
El segundo enfoque de an¨¢lisis, es el relativo a los comportamientos humanos. Los economistas y los pol¨ªticos act¨²an dan por supuesto, y casi no lo ponen en duda, que los individuos actuamos racionalmente, y que nuestras actuaciones se desarrollan teniendo en cuenta la existencia de mercados completos, eficientes y de equilibrio general. Sin embargo, como es obvio, la realidad no es ¨¦sa, ya que nuestras acciones y la totalidad de nuestros comportamientos no son siempre racionales. En las ciencias econ¨®micas y en las ciencias sociales los m¨²ltiples rasgos sociol¨®gicos y los comportamientos reba?o, de seguimiento y de contagio debemos estudiarlos y tenerlos m¨¢s en consideraci¨®n, pues poseen una importancia mayor de la esperada.
Los seres humanos nos guiamos por impulsos emocionales o inconscientes, que son inherentes a nuestra propia condici¨®n, que depende m¨¢s de nuestras caracter¨ªsticas que de las propias expectativas matem¨¢ticas. De ah¨ª, que sea m¨¢s complejo y dif¨ªcil realizar proyecciones de futuro. Como corolario, qu¨¦dense con otra frase, esta vez de Newton: "He logrado predecir el movimiento de los astros, pero no la locura de las masas".
Con Guillermo de la Dehesa, comparto el hecho de que hay que tener mucho cuidado con los efectos contagio, los riesgos morales y sobre todo, con el optimismo infundado. De ah¨ª que se insista en analizar y controlar "los impulsos emocionales", tal y como afirman Akerloff y Schiller en su magn¨ªfico y reciente libro Animal Spirits. Esto es, exigir una mayor intervenci¨®n gubernamental para reducir la actual situaci¨®n de desequilibrios y apostar por nuevas reacciones. Y al mismo tiempo, instrumentalizar "sistemas de alerta avanzada" que incluyan nuevos indicadores y mecanismos de evaluaci¨®n ex ante y durante, para evitar el nacimiento de burbujas y el desarrollo de desajustes.
Al final de la quincena tambi¨¦n comprend¨ª que los economistas podemos seguir extrayendo lecciones. A modo de resumen, enuncio cinco de ellas. La primera, es que se puede sanear la econom¨ªa, aunque las tasas de inter¨¦s sean cercanas a cero. La segunda, es que es preciso abstenerse de recurrir a los est¨ªmulos econ¨®micos antes de tiempo. La tercera, la recuperaci¨®n financiera y la recuperaci¨®n real van a ir juntas. La cuarta, es que las pol¨ªticas expansionistas mundiales han de compartir las cargas y los beneficios de la recuperaci¨®n. Y finalmente, la quinta, es que las crisis se terminan, pues no duran eternamente.
O sea, la actual crisis es muy intensa, pero las crisis pasan. Lo que pol¨ªticamente nos lleva a recomendar tres cuestiones. En primer t¨¦rmino, las pol¨ªticas no se imponen, es preciso convencer de su aplicaci¨®n y puesta en marcha. En segundo lugar, no hay que poseer una visi¨®n oportunista ni apostar ¨²nicamente a corto plazo; sino que se deben contemplar visiones claras de futuro y de compromiso. Y, finalmente, es preciso resistir a los lobbys y a los grupos de presi¨®n, so pena de caer en situaciones de f¨¢cil irreversibilidad.
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