Dios, la Virgen y Baltar
Jos¨¦ Luis Baltar, quien asume su condici¨®n de cacique, ha dirigido con mano de hierro la Diputaci¨®n de Ourense durante 20 a?os. Su poder le ha permitido, incluso, legar el poder provincial del PP a su propio hijo. Nada se mueve en Ourense sin su visto bueno.
El peque?o municipio de Os Blancos (mil habitantes), en la monta?a orensana, albergaba hasta hace un par de a?os un monumento en honor de Jos¨¦ Luis Baltar. El busto en piedra del entonces presidente provincial del PP y de la Diputaci¨®n de Ourense dominaba la plaza del pueblo, a¨²n denominada hoy con su nombre, como la calle principal y el edificio multiusos subvencionado por la instituci¨®n provincial que el veterano pol¨ªtico preside desde hace 20 a?os.
El ex alcalde del PP Jos¨¦ Antonio Rodr¨ªguez Ferreira, que honr¨® de tal forma a su dirigente -antes de ingresar en prisi¨®n condenado por prevaricar, falsificar documentos oficiales y malversar dinero p¨²blico durante sus a?os de regidor- dio sem¨¢nticamente con la clave del poder territorial sobre el que se asienta el baltarismo. "Yo s¨®lo creo en Dios, en la Virgen Mar¨ªa y en don Jos¨¦ Luis Baltar", sentenci¨®.
M¨¢s de 300 familiares directos de cargos p¨²blicos del PP est¨¢n empleados en la Diputaci¨®n de Ourense
"Baltar es el PP", dijo hace menos de un a?o un entregado Rajoy en la campa?a de las auton¨®micas de 2009
El hombre que el domingo pasado dobl¨® el pulso a la estructura del PP nacional y gallego, y consigui¨® legar a su hijo Jos¨¦ Manuel Baltar Blanco el poder provincial del partido que ha mantenido sobre sus espaldas durante 20 a?os, ha conquistado palmo a palmo el territorio. Y lo ha hecho a la manera del fajador: cambiando votos por empleos en la instituci¨®n que preside, en una de las provincias con menor renta per c¨¢pita de Espa?a.
As¨ª ha ampliado el c¨ªrculo de las fidelidades que se llev¨® al PP en 1991 cuando desembarc¨® en ¨¦l, con un mont¨®n de alcaldes aglutinados en un peque?o partido provincial (Centristas de Galicia), para tomarlo para siempre y atrincherarse en Ourense.
Jos¨¦ Luis Baltar (Esgos, 1940) pasa por ser un hombre de gran empat¨ªa. "Siempre que lo necesitas est¨¢, aunque sea a deshora", sostiene la alcaldesa de Cartelle desde hace 19 a?os, Carmen Leyte, hasta el domingo secretaria provincial del partido y ascendida a coordinadora provincial con la llegada de Baltar Blanco a la presidencia provincial.
Leyte, combatiente por las libertades en sus a?os de estudiante en Compostela durante el franquismo, es uno de los escasos cargos p¨²blicos del PP orensano que no le debe empleos a Baltar. Aunque sus hijos, con buenas carreras, hayan tenido que emigrar de la provincia por falta de alternativas. "El ¨¦xito de Baltar consiste en su trabajo todas las horas del d¨ªa y todos los d¨ªas de la semana, y en su entrega absoluta a los dem¨¢s", as¨ª define al l¨ªder jubilado del partido. "Lo queremos; le tenemos un gran cari?o y mucha confianza", insiste.
Baltar invirti¨® la sentencia el domingo, en el congreso en el que su hijo pugnaba contra el candidato de Rajoy y Feij¨®o (el alcalde de Ver¨ªn, Juan Manuel Jim¨¦nez Mor¨¢n) por suceder a su padre al frente del partido: "?Os lo debo todo a vosotros!", clam¨® un Baltar emocionado ante sus alcaldes, muchos empleados ellos mismos o sus descendientes en la Diputaci¨®n.
Entre los que auparon a su hijo a la presidencia del partido en Ourense no estaba s¨®lo el n¨²cleo duro de los centristas de Galicia. En sus dos d¨¦cadas de mandato en la Diputaci¨®n, Baltar ha ampliado apoyos. Su heredero toma el relevo con el respaldo de nuevos baltaristas como el alcalde de Beade, Sen¨¦n Pousa, conocido por organizar cada 20-N rigurosas misas en honor del dictador. Y con el de Mel¨®n, Alberto Pardellas, que en 2006 estuvo una semana acampado ante el Ministerio de Vivienda para exigir la "recuperaci¨®n" del monasterio de Santa Mar¨ªa, del siglo XIII y Patrimonio Cultural de Galicia, aunque despu¨¦s fue acusado por la Fiscal¨ªa de un supuesto delito de prevaricaci¨®n urban¨ªstica por haber construido un pabell¨®n deportivo a 75 metros del monumento que quer¨ªa preservar.
Entre los alcaldes del baltarismo est¨¢ tambi¨¦n Susana V¨¢zquez Dorado, la primera pol¨ªtica declarada oficialmente tr¨¢nsfuga en Espa?a (se present¨® al Ayuntamiento de Porqueira por las listas del PSOE y fue la candidata menos votada, pero consigui¨® gobernar con el apoyo del PP al que despu¨¦s se afili¨®). Y el alcalde de Vilari?o de Conso, Ventura Sierra, captado hace una d¨¦cada tambi¨¦n de las filas del PSOE, quien esta semana se convirti¨® en el primer -y hasta ahora ¨²nico- regidor del PP de Galicia que respald¨® una moci¨®n del BNG contra el decreto del gallego que elabora su presidente regional, N¨²?ez Feij¨®o, en la Xunta. Y con Jesusa Candal, de Vilamart¨ªn, que present¨® una moci¨®n de censura a su padre, tambi¨¦n del PP, para sucederlo en la alcald¨ªa. Y sobre todo, cuentan con el respaldo de Manuel Blanco, cu?ado de Baltar y alcalde de su pueblo natal de Esgos, en donde el heredero provincial es teniente de alcalde. Todos "adoran" al ex presidente provincial y destacan su "gran humanidad".
El tes¨®n y la empat¨ªa con los que el veterano Baltar arm¨® su dominio en el PP orensano se remontan a mediados de los a?os ochenta. Entonces le llamaban Arconada. Era alcalde del peque?o municipio de Nogueira de Ramu¨ªn por la reci¨¦n creada Coalici¨®n Galega (CG) y ten¨ªa el encargo de seleccionar las visitas que acced¨ªan a la salita en la que Eulogio G¨®mez Franqueira -el impulsor del sistema de cooperativismo de las granjas de Coren y fundador, desde la descompuesta UCD, de Coalici¨®n Galega- pasaba la convalecencia de una enfermedad que le llev¨® a la muerte. Baltar meti¨® un gol en propia puerta: dej¨® entrar a Victorino N¨²?ez, el presidente del partido a quien el entorno de Franqueira repudiaba porque preparaba la fuga para montar un nuevo partido y volar por su cuenta.
Con el fundador incapacitado para hablar por su enfermedad, N¨²?ez vendi¨® el encuentro como la bendici¨®n de Franqueira a su proyecto. Y Baltar encar¨® con ¨¦l el futuro que le har¨ªa recalar en el PP y dominarlo para mucho tiempo. Se embarc¨® con N¨²?ez y los alcaldes de CG -muchos de ellos due?os de las granjas que Franqueira hab¨ªa diseminado por la provincia- en una nueva formaci¨®n orensana, Centristas de Galicia. E hicieron de su rural partido (de "la boina") el espejismo en el que se miraba un PP urbanita, escu¨¢lido en la provincia. Hasta que en 1991 los populares acabaron vendiendo por fin su alma: Centristas de Galicia puso a su disposici¨®n la despensa de los votos orensanos, necesarios para alcanzar la Xunta y, a cambio, el PP impon¨ªa sus siglas.
Cuando en 1990 el jefe N¨²?ez, hastiado de mandar en la Diputaci¨®n, decidi¨® dar el salto a la pol¨ªtica auton¨®mica como presidente del Parlamento gallego, dej¨® a Baltar al cuidado de la finca orensana. Siete a?os despu¨¦s, N¨²?ez intent¨® regresar a sus dominios pero el fiel escudero se hab¨ªa adue?ado ya de ellos. Hasta ahora.
Baltar ha gobernado aferrado a s¨ª mismo y flanqueado por su n¨²cleo duro de alcaldes. Y jam¨¢s ha delegado. Mantener el poder provincial con la estructura del PP pugnando por ¨¦l parec¨ªa tan dif¨ªcil como coger agua con las manos. Pero Baltar la retuvo: los colm¨® a todos, "boinas" y "birretes", con puestos de trabajo en la Diputaci¨®n -la principal f¨¢brica, tras Coren, en n¨²mero de empleos de la provincia- , convirti¨® a Ourense en el granero de votos del PP gallego. Hasta la campa?a por la sucesi¨®n a la que se present¨® su hijo.
La oposici¨®n ha contabilizado m¨¢s de 300 familiares directos de cargos p¨²blicos del PP empleados en la Diputaci¨®n. Cada nueva cita electoral -incluida la interna, para el congreso en el que se consum¨® el legado- se afronta estirando un poco m¨¢s la ilimitada capacidad empleadora que muestra el organismo p¨²blico que, con algo m¨¢s de mil funcionarios, gasta en personal el doble que el de A Coru?a.
Pero nadie en el PP gallego o nacional le hab¨ªa hecho ascos hasta ahora a los m¨¦todos clientelares de quien lleg¨® a definirse p¨²blicamente, hace menos de un a?o, como "un cacique rancio del siglo XIX". "Baltar es el PP", proclam¨® hace menos de un a?o un entregado Rajoy abrazado al bar¨®n provincial en la campa?a de las auton¨®micas de 2009, que centr¨® en la provincia de Ourense, consciente de que podr¨ªa darle el triunfo de la Xunta de Galicia que necesitaba con urgencia.
El astuto bar¨®n provincial no ha descuidado un minuto su poder territorial. Mientras con una mano creaba empleos en la Diputaci¨®n, que eran votos para que el PP coronara la Xunta, con la otra atenazaba su poder en la provincia para defenderse del PP al que impulsaba. Una tarea agotadora.
"Sobre todo es muy trabajador; le dedica todo el d¨ªa al partido y ayuda a todo el mundo; pero adem¨¢s es muy simp¨¢tico: quien lo conoce lo quiere de verdad", explica la ex concejala orensana y ex consuegra de Baltar, Mar¨ªa Antonia Rilo. Ella sabe lo que son "las tensiones en el PP de Ourense de la era anterior a la llegada de los Centristas de Galicia" y se muestra sorprendida por la guerra interna, "ahora que llev¨¢bamos 20 a?os de paz", que se desat¨® en la campa?a precongresual, cargada de acusaciones del sector oficial sobre las pr¨¢cticas clientelares del veterano de la saga que PSOE y BNG llevaban dos d¨¦cadas denunciando en vano.
Para afianzar su poder territorial, Jos¨¦ Luis Baltar renunci¨® a su vida privada. Lo asegura su vicepresidente primero en la Diputaci¨®n y alcalde de Mui?os, Pl¨¢cido ?lvarez. "Va a varias comidas diarias, pero no come en ninguna", as¨ª explica el regidor el car¨¢cter espartano del patriarca. La asistencia a funerales es otra de sus ocupaciones diarias. "Va a todos", relata ?lvarez.
Jos¨¦ Luis Baltar no s¨®lo se ha preocupado de los asuntos pol¨ªticos de sus alcaldes y portavoces, sino de los personales. Hace unos a?os, en su pueblo natal de Esgos (donde gobiernan su cu?ado y su hijo y sucesor) el presidente aleccionaba a los vecinos, en un mitin electoral, sobre el procedimiento para obtener su amparo: "Si hay lista de espera en el hospital ven¨ªs a la Diputaci¨®n a dec¨ªrmelo, y si no os recibo dais una patada en la puerta si hace falta", informaba desde el estrado.
Su agenda es agotadora. Al menos un d¨ªa a la semana, buen n¨²mero de orensanos guarda cola en la antesala de su despacho de la Diputaci¨®n en espera de una subvenci¨®n. El presidente firma las ayudas sin contar con informes t¨¦cnicos. All¨ª mismo, delante de los peticionarios, Baltar decide personalmente el destino de m¨¢s de dos millones de euros del presupuesto de la instituci¨®n provincial, seg¨²n la oposici¨®n. Los demandantes de las ayudas p¨²blicas "ni siquiera tienen que figurar en un registro de asociaciones", denuncia el BNG. Sus colaboradores tienen claro que el estilo de trabajo "tan pr¨®ximo y tan humano" del presidente de la Diputaci¨®n es impensable hoy en d¨ªa. "Ya no est¨¢ de moda", lamenta su vicepresidente primero.
El tejido pol¨ªtico del baltarismo no permite fisuras. Pese a las promesas de renovaci¨®n, los supervivientes siguen formando el n¨²cleo duro del sucesor, la gran familia, la "ejecutiva leal al orensanismo", sobre la que se asienta el poder territorial contra el que la estructura oficial del PP ha vuelto a estrellarse. Lo dej¨® claro a gritos Elisa Nogueira, la veterana alcaldesa de San Cibrao das Vi?as -suegra del diputado auton¨®mico y secretario de la nueva ejecutiva local, Rosendo Fern¨¢ndez-, cuando la mesa del congreso proclam¨® presidente a Baltar hijo. "?Perdieron los traidores!", clam¨® la regidora mientras la multitud agradecida del baltarismo levantaba a hombros al presidente saliente, en el momento mismo en que Feij¨®o acced¨ªa al congreso sin encontrar apenas una mano que estrechar.
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