No hay conjura, se llama mercado y especula
El ataque al euro no es conspiraci¨®n, sino el normal funcionamiento de las Bolsas - Los 'tiburones' buscan heridas abiertas para actuar a corto plazo - Y todas las v¨ªctimas suelen denunciar la mano negra
Euforia, p¨¢nico, sed de dinero y una legi¨®n de profetas. Esos son, al final, los motores de las monta?as rusas que mueven las bolsas y los mercados financieros. Los inversores ponen su dinero en aquello que -calculan, conf¨ªan, creen que- les dar¨¢ beneficio y lo retiran cuando -consideran, sospechan o presienten que- lo pueden perder. La decisi¨®n de vender la acci¨®n de una empresa, el bono de un pa¨ªs o una divisa tiene un efecto reba?o en el resto de inversores, que acaba creando tendencia y aliment¨¢ndola. Y algunas profec¨ªas se autorrealizan. Esa es la din¨¢mica del mercado.
Lo que se juega ese reba?o son cantidades ingentes de dinero, as¨ª que las alarmas se disparan continuamente. Acci¨®n, reacci¨®n. Por ejemplo, el 28 de enero, cuando el presidente del Gobierno, Jos¨¦ Luis Rodr¨ªguez Zapatero, comparti¨® mesa en el prestigioso foro econ¨®mico de Davos con los dirigentes de Grecia y Letonia -ambos con malas notas en sus finanzas p¨²blicas- y los expertos arrojaron toda una serie de negativos augurios para Espa?a, el mercado de la deuda espa?ola sufri¨® un rev¨¦s (ver cuadro). Pero el pasado jueves, cuando se supo que la Uni¨®n Europea prepara un plan de rescate para Grecia, la alegr¨ªa volvi¨® al mercado y el riesgo-pa¨ªs de Espa?a baj¨®. Ayer, las mejoras siguieron en los mercados y castigaron a los que apostaron contra Grecia.
Los seguros de impago de la deuda espa?ola se han disparado
"Si un diario puede hundir tu econom¨ªa, tienes un problema", dice un experto
Espa?a mantiene una buena nota de solvencia, pero despierta recelos
El efecto reba?o de los inversores retroalimenta las tendencias
Los inversores pueden forzar a aplicar medidas de ajuste necesarias
Stiglitz llam¨® a "quemar" a quienes especulaban sobre Grecia
Se llama mercado financiero y es voluble, hist¨¦rico y desconfiado. Las agencias de calificaci¨®n crediticia, que eval¨²a la fiabilidad de la devoluci¨®n de la deuda, como Moody's y Fitch, mantienen a Espa?a la m¨¢xima nota (una triple A) y se esfuerzan en destacar que su situaci¨®n no es comparable a Grecia. Aun as¨ª, en las ¨²ltimas semanas los fondos han tendido a vender los bonos espa?oles y, con ello, obligado al Estado a subir su rentabilidad, mientras se volcaban en comprar bonos alemanes (los m¨¢s fiables) y los seguros de impago de la deuda p¨²blica espa?ola, con la previsi¨®n de que ¨¦stos iban a subir de precio.
La especulaci¨®n forma parte del ADN del mercado financiero, y tiene su papel en el castigo que ha recibido la deuda espa?ola en los mercados, pero el ministro de Fomento, Jos¨¦ Blanco, ha llegado a azuzar hace unos d¨ªas la idea de una conspiraci¨®n orquestada: "Nada de lo que est¨¢ ocurriendo en el mundo, incluidos los editoriales de peri¨®dicos extranjeros, es casual o inocente". A su juicio, ese "ataque al euro" es fruto de "maniobras un tanto turbias" por parte de los "especuladores financieros", los mismos que "originaron la crisis" que, "ahora que estamos saliendo de la crisis, no quieren que se regulen los mercados para as¨ª poder volver a hacer de las suyas".
Pocos economistas creen en conjura alguna. El propio secretario de Estado de Econom¨ªa, Jos¨¦ Manuel Campa, descart¨® tambi¨¦n teor¨ªas conspirativas, pero s¨ª destac¨® que el euro y la deuda espa?ola se est¨¢n viendo afectados por movimientos del mercado que reaccionan "a corto plazo a las noticias, pero luego en el medio y largo plazo se ajustan". Lo dijo precisamente tras una presentaci¨®n econ¨®mica el lunes en Londres, lo que tambi¨¦n ha ayudado a calma las aguas respecto a Espa?a.
La especulaci¨®n contra el euro queda patente en las apuestas bajistas contra el euro (es decir, que prev¨¦n una ca¨ªda del precio de la moneda ¨²nica europea) en la Bolsa de futuros de Chicago, que alcanz¨® un r¨¦cord de 5.600 millones de euros la semana pasada. Pero cuando ve¨ªan que el negocio estaba en comprar euros porque iban a subir, compraban. As¨ª son las reglas de este juego, que consiste en hacer dinero sin remilgos.
"Hay una larga historia de gobiernos -argentinos, mexicanos, rusos, malaisios, coreanos...- que, cuando han estado bajo presi¨®n, denuncian una conspiraci¨®n contra ellos. Las campa?as s¨®lo tienen ¨¦xito cuando hay vulnerabilidad, y eso ocurre como producto de pol¨ªticas p¨²blicas", puntualiza Mois¨¦s Na¨ªm, director de la revista Foreign Policy.
Na¨ªm percibe un mismo patr¨®n de comportamiento en los pa¨ªses con dificultades: "Primero, niegan el problema; luego, aplican medidas insuficientes; despu¨¦s, denuncian factores externos, trasladan la culpa a fuerzas ocultas, y, al final, enfrentan la realidad y adoptan medidas de ajuste".
Especuladores, haylos, pero necesitan una herida que supure. Unas finanzas delicadas, como las de Grecia, Portugal, Irlanda y Espa?a. En el caso espa?ol, el mercado se basa en un d¨¦ficit p¨²blico del 11,4%, en una tasa de paro del 20% y en la poca fe en una recuperaci¨®n r¨¢pida. "Hablar de heridas es poner a los especuladores o inversores como malos, y a los gobiernos como v¨ªctimas, cuando los ataques de los inversores son los que obligan a las administraciones a mantener pol¨ªticas p¨²blicas sostenibles", se?ala Na¨ªm.
Los inversores olieron la flaqueza a mediados de enero. Las agencias de calificaci¨®n de deuda rebajaron la nota a Grecia, que vio hundirse su deuda en el mercado, y ese temor acab¨® contagiando la inversi¨®n en la deuda de Espa?a. Empezaron a vender los bonos espa?oles, con lo que el Estado se vio obligado a subir su rentabilidad y creci¨® la prima de riesgo, que se mide en funci¨®n de la diferencia respecto a los bonos de Alemania, que se consideran los m¨¢s seguros.
Este diferencial, que era de 57 puntos el 8 de enero, escal¨® hasta los 100 la semana pasada, concretamente el 4 de febrero, el mismo d¨ªa que la Bolsa se desplom¨® un 6% y el Estado se vio obligado a subir los intereses que paga a los inversores que pagan el dinero. Esta situaci¨®n, a su vez, causa da?os, porque encarece la financiaci¨®n del Estado y tambi¨¦n de las familias y los pa¨ªses, es decir, sube lo que se conoce como "riesgo-pa¨ªs".
Los da?os que causan estos movimientos llevaron el martes a Joseph Stiglitz, premio Nobel de Econom¨ªa, a llamar a "quemar a los especuladores" que, asegur¨®, atacaban un flanco d¨¦bil como Grecia. "Los ataques especulativos" en los mercados financieros contra Grecia constituyen "un problema real, porque si los tipos de inter¨¦s suben, eso aumenta los d¨¦ficits porque uno tiene que pagar m¨¢s intereses, y eso puede desencadenar un c¨ªrculo vicioso que afecta la confianza", resumi¨® Stiglitz.
Los inversores, mientras vend¨ªan los bonos espa?oles, compraban bonos alemanes y seguros contra impagos de deuda espa?oles, los llamados Credit Default Swap (CDS), que son un buen bar¨®metro de las dudas que despiertan las finanzas de un pa¨ªs y han jugado un papel capital en el derrumbe del mercado de la deuda soberana. De hecho, entre el 1 de diciembre y el 8 de enero los CDS de pr¨¢cticamente todos los pa¨ªses se han duplicado (ver cuadro), pero Espa?a despierta m¨¢s recelos porque "no es lo mismo pasar de 23 a 46 d¨®lares de precio (de 17 a 33 euros) que de 83 a 166", apunta Juan Ignacio Crespo, de Thompson Reuters.
Hay quien ha hecho un buen negocio con las dudas sobre Espa?a. Por ejemplo, todos aquellos inversores que han comprado los seguros CDS y los han vendido por el doble del precio sin haber llegado a tener nunca bonos.
Los CDS, adem¨¢s, son m¨¢s especulativos que los bonos, y, como tienen poca liquidez (es decir, un volumen total de dinero menor), cualquier movimiento que hagan, aunque sea con menos dinero, supone una oscilaci¨®n mayor en porcentaje.
El nivel en que se encuentra la prima de riesgo de Espa?a y el precio de los seguros contra impagos no se corresponden con la calificaci¨®n oficial de solvencia. Espa?a mantiene la triple A y, sin embargo, el riesgo de impago que los inversores est¨¢n asignando a la deuda espa?ola (mediante el precio al que fijan los CDS) es superior al del BBVA o el Santander.
F¨¦lix L¨®pez, director de Atlas Capital, recuerda que hist¨®ricamente, "los mercados de los CDS no tiene en cuenta las calificaciones de deuda y sus movimientos son m¨¢s cortoplacistas". "Los mercados si toman una posici¨®n contra una serie de pa¨ªses es porque creen que la perspectiva es mala. Si se toman medidas dr¨¢sticas, a corto plazo, todas estas CDS se dan la vuelta", a?ade L¨®pez.
El inversor George Soros aprovech¨® la crisis monetaria de 1992 para apostar una fortuna a que la libra esterlina se devaluar¨ªa frente al marco, la hundi¨® y lleg¨® a ganar 1.200 millones de euros en plusval¨ªas. "Pero Soros no le ten¨ªa man¨ªa a la libra, lo que buscaba eran ganancias", apostilla Crespo.
Los recelos sobre la deuda espa?ola no tienen fundamentos claros. La previsi¨®n del Gobierno es que la deuda del Tesoro en circulaci¨®n al cierre del a?o alcance una cifra r¨¦cord de 553.500 millones de euros, lo que representar¨¢ el 55% del PIB, con una previsi¨®n que para el conjunto de las Administraciones P¨²blicas es del 65,9%, casi 20 puntos por debajo de la media europea, del 84% para el mismo periodo. "Es cierto que el ratio de deuda de Espa?a es bajo e incluso, en 2012-2013, en t¨¦rminos relativos, seguir¨¢ bajo, pero la clave est¨¢ en la evoluci¨®n que ha tenido. En 2007 estaba el 40%. Los mercados miran la tendencia, la evoluci¨®n", apunta Sara Bali?o, de Analistas Financieros Internacionales (AFI).
Al plan de sostenibilidad del Gobierno, con un ahorro previsto de 50.000 millones hasta 2013, le est¨¢ costando ganarse el respeto de los inversores debido a la previsi¨®n de crecimiento a la que va vinculada. "Pueden anunciarse medidas de ajuste, pero tambi¨¦n es necesario que suban los ingresos", a?ade la analista. El Gobierno espera que la econom¨ªa crezca un 2,9% en 2012 y un 3,1% en 2013, mientras que el Fondo Monetario Internacional (FMI) no espera que el producto interior bruto (PIB) suba m¨¢s que un 1,4% y un 1,7%, respectivamente, esos dos a?os.
No ayuda el desm¨¢n del Gobierno a la hora de plantear medidas como la reforma de las pensiones. Cuando se la present¨® a Bruselas, rectific¨® en el ¨²ltimo minuto su objetivo de reducir en cuatro puntos del PIB el gasto en pensiones, un objetivo que se lograr¨ªa retrasando en dos a?os la edad legal de jubilaci¨®n y ampliando en una d¨¦cada el periodo de c¨®mputo de la pensi¨®n. "La reforma de las pensiones es a largo plazo, no es tan importante ahora, pero si anuncias una medida y la retiras, das la sensaci¨®n de que no va a hacer nada. El mensaje que transmite el Gobierno es que no har¨¢ nada que enfade a los sindicatos", resalta Xavier Sala-i-Mart¨ªn.
Tampoco surte efecto alguno lanzar el dedo acusador contra especuladores o enemigos del euro. Algunos pa¨ªses europeos han estado comprando deuda griega para reforzarla. Y el simple mensaje de que la Uni¨®n Europea no dejar¨¢ caer a Grecia ha calmado a los mercados. "Espa?a va a salir con seis o nueve meses de retraso, y esto deber¨ªa ser un episodio pasajero, porque si Alemania y Estados Unidos crecen, Espa?a crece casi sin querer", opina Crespo, de Thompson Reuters.
Sala-i-Mart¨ªn replica que "no se puede creer en la teor¨ªa conspirativa de la prensa brit¨¢nica, en dar las culpas a los dem¨¢s. Si un peri¨®dico es capaz de hundir una econom¨ªa, es que tienes un problema con tu econom¨ªa".
Y es que una parte de las cr¨ªticas a los "editoriales" de Blanco iban dirigidas a Financial Times, uno de cuyos blogs tild¨® al ministro "paranoico". Fuentes del peri¨®dico brit¨¢nico prefirieron no entrar a comentar el episodio. Ayer, tras la visita de la vicepresidenta econ¨®mica, Elena Salgado, el pasado lunes a la redacci¨®n en Londres, el rotativo dedic¨® un editorial m¨¢s amable recalcando que "Espa?a no es Grecia", aunque tiene un grave problema con su mercado de trabajo.
La relaci¨®n entre los pol¨ªticos y la econom¨ªa resulta parecida a la de los m¨¦dicos y sus pacientes, suele utilizar como s¨ªmil Sala-i-Mart¨ªn: "Si ves que un enfermo tiene c¨¢ncer, pero el m¨¦dico te dice que s¨®lo es un dolor de cabeza y se le pasar¨¢ con una aspirina, te mueres de miedo. Pero si te dice: esto es un c¨¢ncer, pero vamos a hacer todo esto para curarlo y tienes estas posibilidades de salir adelante, dentro del nerviosismo, le crees".
El problema es que la especialidad de la medicina en la que mejor se mueven economistas, analistas o formadores de opini¨®n es m¨¢s bien forense: a veces pueden equivocarse en el diagn¨®stico, o en el tratamiento, pero cuando de verdad la clavan, es a la hora de acertar de qu¨¦ ha muerto el enfermo.
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