La Euroc¨¢mara ratifica la prohibici¨®n de la cesi¨®n de datos bancarios a EE UU

El Parlamento Europeo dio ayer una sonora bofetada a todos los Gobiernos de la Uni¨®n y al de Estados Unidos al rechazar, por abrumadora mayor¨ªa (378 contra 196 y 31 abstenciones), la prolongaci¨®n del acuerdo pactado por los Veintisiete con Washington para compartir datos bancarios en la lucha contra el terrorismo. EE UU mostr¨® su decepci¨®n por lo ocurrido, presentado como "un contratiempo en la cooperaci¨®n antiterrorista" entre ambos lados del Atl¨¢ntico. Desde el lado europeo se reconoci¨® la necesidad de mantener tal cooperaci¨®n, pero no a costa de que los derechos fundamentales de los europeos queden arrastrados ante las exigencias estadounidenses.

La historia formal tiene que ver con el cambio, el pasado verano, de domiciliaci¨®n de los servidores de la compa?¨ªa SWIFT con datos de los ciudadanos europeos que hacen transferencias bancarias internacionales, antes radicados en B¨¦lgica y Estados Unidos y ahora, s¨®lo para los europeos, en Suiza y Holanda. Tal modificaci¨®n obligaba a establecer un nuevo acuerdo entre la UE y EE UU. Mientras se negociaba ese necesario acuerdo definitivo y con m¨¢s garant¨ªas, los Gobiernos comunitarios decidieron prorrogar nueve meses el vigente sin hacer caso a las objeciones de la Euroc¨¢mara, alarmada, al igual que grupos de defensores de los derechos fundamentales, por la violaci¨®n de la confidencialidad, por el sometimiento de los europeos a la legislaci¨®n estadounidense y por la falta de reciprocidad.

El cuadro compon¨ªa la excusa perfecta para que el crecido Parlamento Europeo nacido del Tratado de Lisboa hiciera sentir sus poderes. Era una tentaci¨®n irresistible. Lo reconoci¨® ayer mismo el presidente de la Euroc¨¢mara, el polaco Jerzy Buzek. Para los eurodiputados est¨¢ claro que "no se ha logrado el adecuado equilibrio entre la seguridad y la protecci¨®n de las libertades civiles y los derechos fundamentales" en el texto sometido por el Consejo (los Gobiernos de la UE) al aval del Parlamento, resum¨ªa Buzek antes de poner la lupa en las nuevas reglas de juego: "El Tratado de Lisboa, aprobado por los 27 Gobiernos de la Uni¨®n, otorga a los europarlamentarios derecho de veto sobre acuerdos internacionales".

El eurodiputado verde espa?ol Ra¨²l Romeva abundaba en la idea de Buzek: "Todo el mundo en EE UU sabe que el Ejecutivo norteamericano est¨¢ condicionado a las mayor¨ªas en el Congreso y en el Senado y que hay que tenerlas en cuenta. Ahora todo el mundo sabe que ¨¦ste es tambi¨¦n el caso en Europa". Sigue habiendo una diferencia sustancial entre el Congreso y sus eurose?or¨ªas: en Estados Unidos todo el mundo sabe qui¨¦nes son sus representantes y sus senadores mientras que los ciudadanos de la Uni¨®n ignoran la identidad y m¨¦ritos de quienes ocupan la Euroc¨¢mara.

La primera reacci¨®n de la Uni¨®n, procedente de la Comisi¨®n, fue la de asegurar que se buscar¨¢ cuanto antes un nuevo acuerdo "que d¨¦ m¨¢s seguridad, m¨¢s protecci¨®n de datos y que sea un instrumento ¨²til de cooperaci¨®n con EE UU". Fuentes estadounidenses se?alaron que se est¨¢ estudiando c¨®mo proceder. Medios comunitarios se?alaban que Washington podr¨ªa volver a recuperar el acceso a los datos de SWIFT mediante acuerdos bilaterales con Suiza y Holanda.