Mon¨®logo infinito
La fotograf¨ªa de Alberto Garc¨ªa-Alix, en su combate en blanco y negro con la memoria y la oscuridad, se ha vuelto m¨¢s descarnada que nunca. Y tambi¨¦n m¨¢s consciente. Sus ¨²ltimas fotos son como una vigilia a la espera del sue?o. Su obra in¨¦dita se exhibe en el stand de EL PA?S en la 29? Feria Internacional de Arte Contempor¨¢neo (Arco) en Madrid.
Alberto Garc¨ªa-Alix (Le¨®n, 1956) ha ido dejando a lo largo de estos ¨²ltimos a?os suficientes se?ales que dan cuenta de un cambio o de una inflexi¨®n en su trayectoria. Algunas de estas se?ales son evidentes. As¨ª ocurre con su entrada en el campo del v¨ªdeo, medio en el que ha realizado obras como sus Tres v¨ªdeos tristes y De donde no se vuelve, o la inclusi¨®n de nuevos territorios urbanos y culturales de un modo que va m¨¢s all¨¢ del relato de viaje. Par¨ªs y Pek¨ªn, por ejemplo, han alcanzado una presencia destacada en sus recientes trabajos, algo sin duda decisivo para un artista estrechamente ligado a la "experiencia", a una geograf¨ªa emocional asentada en la proximidad y el contacto. Un acto de distanciamiento firme y decidido que va asomando con claridad en sus obras y que probablemente haya contribuido en buena medida a abrir su camino hacia posiciones donde la reflexi¨®n y la mirada retrospectiva cobran peso. En este sentido es destacable tambi¨¦n el esfuerzo de revisi¨®n de su trayectoria que el propio Garc¨ªa-Alix ha realizado o propiciado en esta ¨²ltima d¨¦cada. Desde 1998 ha llevado a cabo tres grandes muestras que repasan el cuerpo de su obra, la ¨²ltima en 2008 bajo el t¨ªtulo De donde no se vuelve . Pero adem¨¢s ha sacado a la luz, en estas y en otras exposiciones, un buen n¨²mero de trabajos in¨¦ditos o poco conocidos, como ocurr¨ªa con las im¨¢genes realizadas entre 1976 y 1986 en la propuesta No me sigas... Estoy perdido. Se puede a?adir desde otra vertiente, en este caso desde la escritura, la edici¨®n en 2008 de un volumen que recopila todos sus textos con el significativo t¨ªtulo de Moriremos mirando. En este libro se encuentran algunos escritos que resultan especialmente interesantes para entender los cambios que haya podido experimentar su trayectoria, fundamentalmente los "guiones", textos que forman parte de su producci¨®n en v¨ªdeo antes mencionada. Estos guiones son trabajos de escritura tremendamente introspectivos, es la voz de Garc¨ªa-Alix explorando sus obsesiones, su relaci¨®n con la fotograf¨ªa y su pasado. En cierta manera son textos que vienen a completar, desde otra perspectiva, su extensa y compleja relaci¨®n con la pr¨¢ctica del autorretrato. Del mismo modo, podr¨ªa interpretarse esta amplia tarea de revisi¨®n llevada a cabo durante los ¨²ltimos a?os como un complejo ejercicio de lectura y an¨¢lisis de su propia identidad. Un di¨¢logo interior cuyos efectos pueden ofrecer la pista para aproximarnos a la etapa m¨¢s reciente de su obra, as¨ª como a la naturaleza de la inflexi¨®n apuntada al principio de estas l¨ªneas.
Las obras de los ¨²ltimos tiempos ya no arrojan s¨®lo, y esto no es poco, densas cargas de vida, de verdad o de dolor, y de misterio
Si al comienzo la fotograf¨ªa hab¨ªa sido para ¨¦l una "socia" y despu¨¦s, una amante o compa?era, ahora parece haberse convertido en su doble
Tambi¨¦n nos ense?an el marco desde el que miran y las voces que dirigen su mirada. Ha explicitado sus miedos, ha sugerido tanto como ha mostrado
Dicha inflexi¨®n no consistir¨ªa en una reinvenci¨®n o un giro radical, ni en la aparici¨®n de nuevos temas o la exploraci¨®n de nuevos territorios creativos. En lo fundamental, su po¨¦tica y su propuesta est¨¦tica se mantienen estables, pero hace ya tiempo que se percibe con bastante claridad un cambio de modulaci¨®n, de ¨¦nfasis. De hecho, uno de los elementos que le sigue caracterizando es su extrema fidelidad a las coordenadas que han definido su trabajo durante m¨¢s de tres d¨¦cadas. Y probablemente sea en ese grado de fidelidad donde se encuentre el origen del cambio. En 1999, en uno de los numerosos textos escritos por Garc¨ªa-Alix, afirmaba: "No busco ninguna est¨¦tica determinada, salvo la que llevo dentro. Decidir d¨®nde miro y con qu¨¦ intencionalidad -lo cual representa en el fondo una decisi¨®n moral- es mi ¨²nica est¨¦tica. (...) No tengo nada que contar que no sea yo mismo. Necesito estar de cuerpo presente, fotografiar mi entorno inmediato, lo que puedo tocar, lo que encuentro delante". No ha cambiado su relaci¨®n con la fotograf¨ªa, ni tampoco con el mundo, lo que ha cambiado de un modo decisivo es su propia voz, aquella que siempre conduce su mirada. Una voz que cada vez se acerca m¨¢s a ese mon¨®logo infinito que nombraba y ejecutaba en De donde no se vuelve, un relato centrado en la experiencia de la memoria fotogr¨¢fica, ese lugar donde nace la parad¨®jica convivencia entre pasado y futuro, entre presencia y ausencia, entre vida y muerte. Esa espectralidad de la fotograf¨ªa que perturba el tiempo se afirma con rotundidad en los ¨²ltimos trabajos de Alberto Garc¨ªa-Alix como una presencia que surca paisajes de sombras y se mantiene al acecho en la oscuridad. Sus im¨¢genes aparecen dominadas ahora por una cualidad fantasm¨¢tica que antes apenas afloraba, sus retratos contienen figuras que parecen surgidas de un sue?o, sus registros urbanos juegan con la falta de nitidez y los obst¨¢culos visuales, la oscuridad aparece vulnerada por destellos de luz, sus autorretratos establecen una negociaci¨®n m¨¢s dura y una apuesta m¨¢s alta en la ruleta de la identidad.
Si al comienzo de su carrera la fotograf¨ªa hab¨ªa sido para ¨¦l como una "socia", y despu¨¦s pas¨® a ser como una amante o compa?era, ahora parece haberse convertido en su doble. Un doble voraz que, como el propio Garc¨ªa-Alix, exclama: encadena su memoria y le arrastra "al otro lado de la vida, de donde no se vuelve". Un viaje al otro lado que puede asemejarse, en su caso, a la ca¨ªda en un estado crepuscular, un estado entre el sue?o y el despertar en el que conviven simult¨¢neamente las im¨¢genes que irrumpen en la memoria (los ausentes), las que luchan por salir desde las heridas del cuerpo (las emociones) y las que alumbran la oscuridad que se agita en el coraz¨®n de la experiencia cotidiana (los fantasmas). Tres v¨ªas de gestaci¨®n de im¨¢genes tremendamente pr¨®ximas tanto a su trayectoria fotogr¨¢fica como a su biograf¨ªa. Es de este modo como la fotograf¨ªa de Garc¨ªa-Alix, en su combate con la memoria y la oscuridad, se ha vuelto ahora m¨¢s descarnada que nunca. Y tambi¨¦n m¨¢s consciente. Las obras que en los ¨²ltimos tiempos nos ha ido ofreciendo ya no arrojan s¨®lo, y esto no es poco, densas cargas de vida, de verdad o de dolor, y cada vez con m¨¢s frecuencia de misterio; tambi¨¦n nos ense?an el marco desde el que mira y las voces que dirigen su mirada. Ha explicitado sus miedos, ha salpicado la superficie de sus fotograf¨ªas de estallidos de luz y zonas de sombras, de signos y presencias enigm¨¢ticas, ha jugado con los l¨ªmites de la visibilidad y forzado el punto de vista en muchos de sus ¨²ltimos registros, ha sugerido tanto como ha mostrado. Su trabajo m¨¢s reciente es como una vigilia a la espera del sue?o y de un despertar al encuentro de nuevas im¨¢genes que iluminen sus sombras. Walter Benjamin, en una carta de 1916, apuntaba que "cualquiera que pelee contra la noche debe movilizar su m¨¢s profunda oscuridad para liberar su luz". Las marcas de esa pelea pueden percibirse con claridad en las fotograf¨ªas de Alberto Garc¨ªa-Alix.
La Feria Internacional de Arte Contempor¨¢neo (Arco) se celebra en Madrid desde el pr¨®ximo mi¨¦rcoles, d¨ªa 17, hasta el domingo, 21 de febrero. Los ?ngeles es la ciudad invitada. http://www.ifema.es/ferias/arco/default.html. Alberto Garc¨ªa-Alix expone su obra m¨¢s reciente en el stand de EL PA?S. Pabell¨®n 6 AI-07.
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