Personajes con duende
Reci¨¦n levantado, bien avanzada la ma?ana, en el luminoso sal¨®n de su domicilio, situado entre Chueca y la Gran V¨ªa, Alberto Garc¨ªa-Alix desayuna un t¨¦ con az¨²car y un pitillo. Enmarcados sobre la pared blanca, la portada que Ceesepe dibuj¨® para el primer n¨²mero de la revista El Canto de la Tripulaci¨®n, y un retrato, pintado por su hermano Carlos Garc¨ªa-Alix del pistolero Felipe Sandoval, un atracador de bancos que acab¨® siendo anarquista, cuya historia dio lugar a un exitoso documental y un libro titulados El honor de las injurias. A sus 52 a?os, a Alberto Garc¨ªa-Alix se le nota cascado, como un pirata que ha sobrevivido a muchos naufragios, pero conserva intacta su capacidad para asirse a la borda. Se muestra relajado y cordial. Garc¨ªa-Alix suele decir que le encanta meterse en l¨ªos, y los que le conocen saben que es cierto. El resultado de su ¨²ltima fechor¨ªa se llama De donde no se vuelve, una exposici¨®n con cerca de 200 fotograf¨ªas, muchas in¨¦ditas, en la que transita por todo el trabajo realizado, desde las instant¨¢neas, tomadas cuando ten¨ªa 20 a?os en su entorno m¨¢s ¨ªntimo, hasta los retratos captados el pasado diciembre en China, y un v¨ªdeo, producido con ocasi¨®n de la muestra, en el que repasa su particular universo fotogr¨¢fico. La exposici¨®n, que se inaugura el 4 de noviembre en el Museo Reina Sof¨ªa y que permanecer¨¢ abierta hasta el 16 de febrero, coincide con la publicaci¨®n de un libro, Moriremos mirando (La F¨¢brica), en el que se re¨²ne la totalidad de su obra escrita.
"La fotograf¨ªa siempre es pasado, una vez que has apretado el bot¨®n del disparador ya no somos como somos, somos como ¨¦ramos"
Garc¨ªa-Alix (Le¨®n, 1956) ha dado muchas vueltas a De donde no se vuelve. Pod¨ªa haber optado por una antol¨®gica convencional, tirando de los miles de negativos que conserva; de hecho, han revisado cerca de 100.000 copias, pero siempre ha huido de la sofisticaci¨®n y el trucaje. Eso era demasiado f¨¢cil para alguien que se define como "un creador en activo". El t¨ªtulo de la muestra, De donde no se vuelve, tiene que ver con el proceso de la fotograf¨ªa, considerada como un espejo en el que se reflejan la muerte, la soledad y el miedo que rodea su propia existencia y la de los personajes que retrata. "Buscaba una narraci¨®n que hilara el pasado y el presente, desde 1976, cuando empec¨¦ a hacer fotos, cuando ni siquiera sab¨ªa que me iba a dedicar a esto, hasta las realizas en los ¨²ltimos meses en China. Se trata de un viaje en el presente desde el que voy retrocediendo hacia el pasado y utilizo la fotograf¨ªa como una panor¨¢mica de todas las ¨¦pocas". Ha optado por el blanco y negro y ha desechado las fotos de encargo, con alguna excepci¨®n, como el retrato de In¨¦s Sastre. Las fotograf¨ªas de la muestra se funden con una narraci¨®n visual en la que, junto a im¨¢genes desenfocadas, mucha arquitectura y retratos, se escucha su voz: "?Hay que bailar! Y eso hicimos la mayor¨ªa de la pandilla. Tere y yo, Willy, Fernando, Rosa, Chito y Magui, Manolo... / Bailar con dragones de color dorado. / Noche y d¨ªa, alimentamos un demonio por nuestras venas. / A?os con la sonrisa muerta en las pupilas y el coraz¨®n desbocado. Anestesiamos amor y dolor. / La hero¨ªna funde tiempo y espacio. Destruye toda ambici¨®n de ser... // Esa es su fuerza. / La hero¨ªna tiene un precio. / Hay que pagarlo. / Mala suerte y dolor".
Desde que viaj¨® a Par¨ªs hace cinco a?os, gravemente enfermo, Garc¨ªa-Alix entr¨® en un proceso introspectivo que le ha llevado a una reflexi¨®n sobre su propia vida que a¨²n no ha dado por concluida. Tras su retorno a Madrid, los ¨²ltimos dos a?os ha vivido de un lado para otro. Se encerr¨® en el campo murciano en busca de respuestas, viaj¨® a Colombia para localizar escenarios para el audiovisual que deb¨ªa acompa?ar la muestra, y al final, el pasado diciembre, decidi¨® cambiarlo todo abruptamente y marcharse a China. Aunque suene manido, Garc¨ªa-Alix vive uno de los momentos m¨¢s dulces de su vida profesional. Desde que recibi¨® el Premio Nacional de Fotograf¨ªa en 1999, su carrera no ha parado de crecer. Su reto se enfoca en este momento hacia el lado del audiovisual y la escritura. Para acompa?ar el v¨ªdeo de la muestra del Reina Sof¨ªa, part¨ªa de un gui¨®n de sesenta p¨¢ginas que "era perfecto" y que empez¨® a escribir en Brasil hace 7 a?os, pero cuando iban a trabajar sobre ¨¦l decidi¨® que no le gustaba y asumi¨® el reto de empezar de nuevo. "Me ha costado horrores", cuenta. "Escribo a mano y sobre papel en blanco, adem¨¢s tengo que obligarme a ser concreto, trabajar sobre la palabra y organizar el proceso de estructura".
Nicol¨¢s Combarro, comisario de la muestra y su ayudante en los ¨²ltimos a?os, asiente al escucharle. Sabe que Garc¨ªa-Alix se mueve por instinto. Los tres v¨ªdeos que hab¨ªa realizado en Par¨ªs, en lo que ¨¦l define un momento de fractura y de desconcierto en su vida aquejado de una enfermedad hep¨¢tica -"la pesadilla del interfer¨®n"-, ya le hab¨ªan cambiado. En la capital francesa se encontr¨® en una ciudad ajena, donde salir a pasear supon¨ªa no encontrar a nadie, algo impensable en el barrio de Chueca, donde pisar la calle supone encontrarse a conocidos con los que alargar la noche. As¨ª inici¨® un viaje interior radical, una b¨²squeda de identidad que nada ten¨ªa que ver con lo vivido antes. Alojado en una nave industrial en la que pod¨ªa llegar con su Harley Davison hasta la cama, hubo momentos en que crey¨® que se mor¨ªa. Muchas ma?anas se levantaba con las s¨¢banas empapadas de sudor. Algo explot¨® en su interior. Empez¨® a disparar fotos m¨¢s abstractas, menos concretas, m¨¢s po¨¦ticas y m¨¢s libres. Las estrellas del porno, las jeringas y las im¨¢genes llenas de desaparecidos pertenecen, en cierto modo, a un pasado al que ahora ha querido dar "un pase de pecho". Antes de la enfermedad nunca crey¨® que eso pudiera pasar, pero ahora se siente con fuerzas para rechazar una invitaci¨®n de hero¨ªna. Nunca sale a buscar, y cuando decide darse un homenaje, que a su pesar son veces contadas, siempre es porque se lo ponen delante. Intenta no pasarse de copas. Ya no se coloca como antes, lo tiene asumido porque sabe lo caro que le cuesta, pero sigue fumando como un carretero. Garc¨ªa-Alix sabe que la muerte no tiene nada de rom¨¢ntico. "Un fot¨®grafo no inventa realidades, produce tipolog¨ªas de miradas para enfrentarse a ella", explica en el cat¨¢logo de la muestra Jenaro Talens.
China supuso un paso m¨¢s en el camino de deconstrucci¨®n iniciado en Par¨ªs. Una vez que tuvo claro que todo lo anterior no le val¨ªa y que hab¨ªa que empezar de nuevo, se traslad¨® con el equipo con el que trabaja a Pek¨ªn con el objeto de grabar el audiovisual de la muestra y escribir el gui¨®n. "La culpa fue de los farolillos rojos", a?ade con una carcajada. Garc¨ªa-Alix viaj¨® por primera vez al pa¨ªs asi¨¢tico el pasado diciembre invitado por un museo de arte contempor¨¢neo, donde recalar¨¢ la muestra tras su paso por el Reina Sof¨ªa. Cinco d¨ªas en Pek¨ªn le bastaron para darse cuenta de que all¨ª estaba lo que buscaba. "Llegu¨¦ en invierno y la primera impresi¨®n al pisar Pek¨ªn son los de cables que mutilan el cielo y las ramas sin hojas de los ¨¢rboles. Bajo esas l¨ªneas vuelvo a mi pasado. Fue muy curioso porque ah¨ª me sent¨¦ a escribir por las noches. Esos ¨¢rboles y esas redes, como si te cruzaras con una tela de ara?a, fueron el punto de partida".
Tanto el relato del v¨ªdeo de la muestra como las fotograf¨ªas que se exponen pueden entenderse como pura autobiograf¨ªa. Lo habitual es que su trabajo siga la misma senda que su propio camino vital. "La magia de la vida es el encuentro, y el retrato, en definitiva, no es otra cosa que un encuentro", dice. Normalmente su trabajo no se corresponde con un asunto demasiado pensado o muy reflexionado. Muchos de los personajes que pueblan el universo de sus im¨¢genes se corresponde con tipos del momento. De donde no se vuelve arranca con lo que Garc¨ªa-Alix denomina los excesos del pasado para volver a los a?os ochenta, cuando viv¨ªa en Vallecas, en Mart¨ªnez Corrochano, una zona industrial plagada de tapias de la que hoy -no hace mucho volvi¨® a recorrer en moto el barrio- no queda ni rastro. Otro barrio se levanta en esa ¨¢rea de la ciudad, pero ah¨ª est¨¢n los retratos de sus amigos a la luz de las tapias. "La memoria transita de una manera muy curiosa en la cabeza, no pones la imagen a un hecho concreto. Recuerdas algo que te dec¨ªa tu madre pero no pones una imagen de su cara en tu cerebro, puedes poner otra escena de cuando eras ni?o y est¨¢s oyendo otra voz". El revisar las fotos tambi¨¦n le ha ayudado a recuperar historias para el v¨ªdeo: con las im¨¢genes surge una cascada de recuerdos y emociones. "Miro la foto y me veo a m¨ª mismo, c¨®mo era y c¨®mo viv¨ªa. Pero ese proceso llega tambi¨¦n con el presente; las fotos de China ya pertenecen al pasado. La fotograf¨ªa siempre es pasado, una vez que has apretado el bot¨®n del disparador ya no somos como somos, somos como ¨¦ramos. Vamos cambiando".
Garc¨ªa-Alix ha hecho suyo el dicho de Dios los cr¨ªa y ellos se juntan. Como muestra gr¨¢fica de su manera de trabajar cuenta c¨®mo contact¨® con Laoda, un m¨²sico chino de 20 a?os, cuyo retrato estar¨¢ en la muestra del Reina Sof¨ªa. Se conocieron, como no pod¨ªa ser de otra manera, en la barra de un bar: "Lo primero que hizo cuando le mir¨¦ y me sonri¨® con aquellos ojillos fue ofrecerme un canuto de marihuana as¨ª de grande. Me dijo toma, y al instante me dije: '??ste es el m¨ªo! ?Bravo, t¨ªo!, ?bingo!'; luego, a partir de ah¨ª, entablas un conocimiento, pero de momento s¨®lo he visto la sonrisa de ese hombre y c¨®mo nos re¨ªmos esa noche, las fotos vienen despu¨¦s. Autom¨¢ticamente nos pregunt¨® qu¨¦ ¨ªbamos a hacer al d¨ªa siguiente y nos invit¨® a comer cordero. As¨ª es como me muevo, me gusta ver el interior de un pa¨ªs a trav¨¦s de las personas".
A primera vista, interviene Combarro, el m¨²sico chino parece el t¨ªpico colgado, pero luego resulta ser el tipo con el alma m¨¢s grande que te has echado a la cara, pero eso lo descubren m¨¢s tarde. Con ¨¦l se movieron por una zona de suburbios de Pek¨ªn, uno de esos sitios de paisaje cambiante que tanto le gustan a Garc¨ªa-Alix, pero no fue s¨®lo la amistad con unos personajes con duende lo que le enganch¨® al gigante asi¨¢tico: "En ese pa¨ªs est¨¢ pasando una cosa tremenda; ahora mismo se encuentra en un proceso de una energ¨ªa muy fuerte, donde no parece haber demasiadas reglas. La gente no mira el pasado, nada m¨¢s llegar tuve la impresi¨®n de encontrarme en el Madrid de los ochenta, para los j¨®venes se abre un mundo moderno con todas las tendencias actuales, conciertos, noches de rock and roll, punkis..., cambiando las distancias geogr¨¢ficas y temporales, me recordaba a la gente que iba a Rock-Ola (una de las salas que sirvieron como escenario de la movida madrile?a). A estas alturas no me voy a poner en plan analista pol¨ªtico, pero parte del secreto chino es que conviven muchas comunidades y muchas razas y que han llegado al momento actual sin desmembrarse y eso les da una fuerza a?adida".
La banda sonora de la exposici¨®n incluye la m¨²sica del tanguero argentino Daniel Melingo, una canci¨®n de los Tiger Lilies, un tr¨ªo que canta a la gente que Garc¨ªa-Alix suele tocar en sus fotos, y un tema del m¨²sico chino con el que entabl¨® conversaci¨®n en un bar. Mientras ultima los preparativos del montaje de la muestra le da vueltas en la cabeza a su siguiente aventura. Un nuevo l¨ªo en que embarcarse. En estos d¨ªas se cumplen veinte a?os de la revista El Canto de la Tripulaci¨®n y busca la manera de celebrarlo: "Naturalmente tendr¨ªa que ser un homenaje en papel, algo impensable en la era de Internet, pero a m¨ª me sigue gustando tocar el producto".
Coincidiendo con la exposici¨®n se publica el libro Moriremos mirando, en el que se recoge la totalidad de su obra escrita entre 1987 y 2008. Casi cincuenta textos que arrancan con su primera colaboraci¨®n en la revista Sur Expr¨¦s hasta el gui¨®n definitivo del v¨ªdeo De donde no se vuelve. Pero a estas alturas de la ma?ana, el cenicero rebosa colillas y Garc¨ªa-Alix busca cobijo en un bar de la zona, un restaurante gallego donde le conocen y expenden un men¨² por diez euros m¨¢s que pasable.
De donde no se vuelve. Alberto Garc¨ªa-Alix. Museo Nacional Centro de Arte Reina Sof¨ªa. Madrid. Del 4 de noviembre al 16 de febrero de 2009. www.museoreinasofia.es/ Moriremos mirando. Alberto Garc¨ªa-Alix. La F¨¢brica. Madrid, 2008. Saldr¨¢ a la venta a primeros de noviembre.
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