La revoluci¨®n del sosiego
Lo raro ahora es el sosiego. T¨² ves el programa nuevo de I?aki Gabilondo, Hoy, en CNN+, y sientes la tentaci¨®n de darle a alg¨²n mando, para que se mueva m¨¢s r¨¢pido. Ya se har¨¢: t¨² con tu mandito en casa haciendo que las figuras se muevan a tu voluntad, y griten.
A lo mejor estamos en el ¨²ltimo minuto de la conversaci¨®n tal como era, e I?aki nos la est¨¢ recordando. Antes, cuando alguien dec¨ªa que iba a conversar con otro, uno se lo imaginaba sentado como si fuera a leer. Pero eso se rompi¨®: t¨² pones ahora la tele a las diez de la noche y ves a unos individuos apresurados que quieren zanjar cuanto antes una discusi¨®n acalorad¨ªsima. Adem¨¢s, los ves encima de unos bocadillos de texto, escritos con insoportables faltas de ortograf¨ªa, en los que se insulta a los que hablan. Un d¨ªa reciente le¨ª en una de esas tdts que nos gritan lo que debemos pensar: "Vi al presidente del Gobierno nadando, tir¨¦ de la cadena y se fue por el sumidero".
En ese clima viene Gabilondo y propone sosiego. Quedaron atr¨¢s los tiempos de Lizcano, Ull¨¢n, Soler Serrano, noches de conversaciones largas; Juan Ram¨®n Lucas convers¨® a gusto, pero se acab¨® su programa, como en la ma?ana termin¨® el de Mar¨ªa Teresa Campos. Sigue conversando en la noche Vicente Vall¨¦s, como lo hace Drag¨® para hablar de literatura. Y en otros horarios est¨¢n Antonio San Jos¨¦, Josep Cun¨ª, Ana Pastor, Hilario Pino, Susanna Griso, Ana Rosa Quintana, Concha Campoy... ?Tantos? Cada uno a su modo, pero no gritan. Andreu Buenafuente, que logra el milagro de hacer re¨ªr con lo m¨¢s serio, est¨¢ en el horario nocturno, y no grita tampoco. A esa franja de la noche (Vall¨¦s, Buenafuente), Gabilondo viene a sumar decibelios de sosiego.
Ah¨ª se abre la hermandad del sosiego frente al griter¨ªo que ahora se ha apoderado de las nuevas zonas que se titulan de controversia y que son, en realidad, de intercambio de trapisondas. Es tan dif¨ªcil escuchar que hasta la palabra se ha hecho irrespirable. En su programa del jueves, Gabilondo termin¨® diciendo la palabra reflexi¨®n, y en la tele eso parec¨ªa como el lema de una revoluci¨®n con la que acaso ¨¦l y esos compa?eros cambien el sonido de la noche.
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