Los demonios del PSC
La "fatiga del tripartito", verbalizada el pasado mi¨¦rcoles por el consejero de Educaci¨®n, Ernest Maragall, es una expresi¨®n que sirve para exorcizar todos los demonios que desde hace a?os tienen pose¨ªdo al PSC y que ahora -cuando tantas cosas parecen acercase a su fin- se manifiestan a sus anchas.
Los apologetas de la libertad de expresi¨®n se han congratulado de que esta opini¨®n salga a la luz. Su punto de vista tal vez ser¨ªa otro si la frase la hubiera pronunciado un consejero de Esquerra Republicana o de Iniciativa per Catalunya. No hay m¨¢s que recordar el correctivo que recibi¨® recientemente el consejero Josep Huguet cuando dijo -en conversaci¨®n privada captada por los micros- algo que piensa una parte de la ciudadan¨ªa: que los Juegos Ol¨ªmpicos de Invierno son una "fantasmada electoralista". No hace falta que los pol¨ªticos sean sinceros todo el tiempo, es suficiente con que sean honestos y prudentes.
Maragall quiere un golpe de tim¨®n estrat¨¦gico; un PSC m¨¢s catalanista, con grupo parlamentario propio y un cambio de relaciones con el PSOE
En todo caso, la conferencia de Ernest Maragall ha acabado convirti¨¦ndose en debate p¨²blico. Es un secreto a voces que el PSC se siente encorsetado por la alianza, que, a su vez, le ha dado la ansiada presidencia de la Generalitat. Por m¨¦ritos propios y con el actual r¨¦gimen electoral no la habr¨ªa alcanzado ni en una sola ocasi¨®n de no haber contado con el concurso de Esquerra e Iniciativa.
Eternos rivales, CiU y PSC comparten un amplio espacio pol¨ªtico y electoral. Unos y otros saben que un gobierno conjunto ser¨ªa, para el perdedor, el abrazo del oso, un gesto que de tan efusivo puede provocar sofoco y desmayo. CiU y PSC se quieren y al tiempo se muestran necesariamente esquivos. El destino los obliga a ser partidos de alternancia. La pol¨¦mica conferencia de Ernest Maragall toma como base esa buscada centralidad y, a partir de ah¨ª, dibuja horizontes de futuro para el Partit dels Socialistes: grupo parlamentario propio en el Congreso de los Diputados, giro catalanista, ocupar el espacio de CiU y, por fin, poder constituir un Gobierno desde una posici¨®n indiscutible de fuerza. ?Quiere Ernest Maragall la sociovergencia? ?Busca la grosse koalition el hombre que, en 2003, tras la constituci¨®n del primer tripartito, pretendi¨® prescindir nada m¨¢s entrar en el Palau de la Generalitat de todos los cuadros convergentes de la Administraci¨®n? No. El consejero persigue m¨¢s bien un golpe de tim¨®n, un cambio en la orientaci¨®n estrat¨¦gica del PSC. La Ley de Educaci¨®n, moderada y m¨¢s asumible por CiU que por los actuales aliados de ICV-EUiA, es un laboratorio de ese proyecto que esboza Maragall.
De momento, la pretensi¨®n enunciada no pasa de ser un mero cuento de la lechera que puede acabar con el c¨¢ntaro hecho a?icos. Los socialistas, como Maragall, desear¨ªan que el partido estuviera au dessus de la m¨ºl¨¦e con socios no determinantes. Todos buscan c¨®mo hacerse con la parte del le¨®n de la centralidad. Pero cada familia del PSC tiene sus propias recetas.
No es poca la tarea que se le plantea al sector m¨¢s catalanista del PSC: por un lado, conseguir que la direcci¨®n juzgue que es el momento ¨®ptimo para tener grupo parlamentario propio. Luego, convencer al partido del cambio. Al tiempo, replantear las relaciones entre PSC y PSOE, entre Catalu?a y el resto de Espa?a, seg¨²n ha reiterado Maragall y ha remachado el consejero de Econom¨ªa, Antoni Castells. Un PSC m¨¢s catalanista puede defender en voz alta y sin complejos una propuesta federal frente, por ejemplo, al clamoroso silencio que ha mantenido sobre las consultas soberanistas en Catalu?a.
Mientras ellos piensan en sus propuestas, en los r¨¦ditos de la venta de la leche, CiU est¨¢ seis puntos porcentuales por encima del PSC en intenci¨®n de voto (10 seg¨²n las encuestas convergentes). Los integrantes del tripartito corren el peligro de no sumar en las pr¨®ximas elecciones. Y, si la situaci¨®n no se quiere agravar, lo que el Gobierno catal¨¢n de Jos¨¦ Montilla precisa es poco ruido y mucho silencio para los pr¨®ximos siete meses.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.
Archivado En
- Ernest Maragall
- Opini¨®n
- Elecciones Catalanas
- Josep Huguet Biosca
- Antoni Castells
- Comunidades aut¨®nomas
- Sondeos elecciones
- PSC
- PSOE
- Pol¨ªtica educativa
- Administraci¨®n auton¨®mica
- Elecciones auton¨®micas
- Partidos pol¨ªticos
- Administraci¨®n p¨²blica
- Educaci¨®n
- Catalu?a
- Espa?a
- Encuestas electorales
- Elecciones
- Pol¨ªtica