Devu¨¦lveme el crucifijo
Los obispados de Lleida y Barbastro llevan a los tribunales un litigio por 112 piezas religiosas que dura 12 a?os y convierten el caso en un conflicto entre Arag¨®n y Catalu?a
Ciertamente es un hecho ins¨®lito. La autoridad del Papa no parece suficiente para que firmen la paz dos obispados espa?oles. Y ahora hay quienes exigen que se aplique la justicia terrenal a un litigio que no resuelve la justicia divina. No est¨¢n en juego dogmas de fe. No se hace necesario acudir a los Evangelios. El nudo gordiano es un mero asunto material: ?qui¨¦n es el leg¨ªtimo propietario de 112 piezas de arte sacro: el obispado de Barbastro o el de Lleida?
Las posiciones son irreconciliables por mucho que los religiosos implicados traten de mantener la compostura. Dura 12 a?os el conflicto. La batalla legal entre los dos prelados se ha convertido en un nuevo objeto de disputa entre Arag¨®n y Catalu?a, gobernadas ambas por socialistas. El resultado final no deja de ser una paradoja: pol¨ªticos laicos y de izquierdas defienden desde distintas posiciones la propiedad de c¨¢lices, crucifijos, algunas tallas rom¨¢nicas y otros objetos de culto de un valor relativo. Y para colmo, el Gobierno de Arag¨®n solicita en un juzgado la ejecuci¨®n de una sentencia dictada por el m¨¢s alto tribunal eclesi¨¢stico, el Tribunal Supremo de la Signatura Apost¨®lica.
La decisi¨®n del Vaticano no se cumple. Tampoco ha servido el cambio de obispos. Ahora el litigio est¨¢ en los tribunales
El origen del conflicto tiene dos escenarios. A principios del siglo XX, el obispo de Lleida, Josep Messeguer, tenido por un religioso ilustrado, dispone el traslado a la capital de objetos de diversas parroquias para evitar su p¨¦rdida, expolio o su comercio, dado que en aquellos tiempos era frecuente que los p¨¢rrocos cayeran en la tentaci¨®n de su venta a particulares para obtener ingresos adicionales. Segundo escenario: entre los a?os 1995 y 1998, la Conferencia Episcopal Espa?ola dispone que una parte del territorio adscrito al obispado de Lleida (casi la mitad de su jurisdicci¨®n, conocida como La Franja y correspondiente a 111 parroquias de municipios catalanoparlantes que pertenec¨ªan a la parte oriental de la provincia de Huesca) sea segregado y adscrito al obispado de Barbastro-Monz¨®n para acomodar el mapa de la jurisdicci¨®n eclesi¨¢stica al mapa auton¨®mico. Todas las parroquias afectadas, con sus bienes y "fieles" (as¨ª lo dicta el decreto), pasan a depender de Barbastro. Como consecuencia de este acto, la di¨®cesis de Barbastro solicita la devoluci¨®n de aquellos bienes trasladados a la de Lleida.
Parec¨ªa un asunto sencillo, una suerte de mudanza eclesi¨¢stica. Nadie discuti¨® que siendo bienes de la Iglesia, era la Iglesia quien ten¨ªa potestad para decidir d¨®nde deb¨ªan reposar. Pero el argumento se fue enmara?ando. Donde antes se hablaba de un mero dep¨®sito ahora se interpreta que gener¨® un derecho de propiedad.
La disputa ha puesto de moda un t¨¦rmino jur¨ªdico como el de usucapi¨®n, seg¨²n el cual el dep¨®sito de un bien realizado de forma pac¨ªfica y p¨²blica genera un derecho de propiedad, transcurridos los a?os, si no ha existido una reclamaci¨®n. Treinta a?os, seg¨²n algunos expertos, atendiendo a la jurisprudencia eclesi¨¢stica. Tres a?os, seg¨²n otros, atendiendo al ordenamiento civil de Catalu?a. Nunca, seg¨²n quienes entienden que esa figura jur¨ªdica no afecta a los bienes sagrados porque no est¨¢n "dentro del comercio entre los hombres".
Desde el punto de vista del obispado de Lleida, dicho dep¨®sito gener¨® un derecho de propiedad, argumento que niega Barbastro sobre la base de que Lleida nunca discuti¨® la propiedad, ya que la Iglesia as¨ª lo ha dicho a trav¨¦s de sus tribunales. El 28 de abril de 2007, la ¨²ltima instancia, el Tribunal Supremo de la Signatura Apost¨®lica, reunido en Roma, concluy¨® que los bienes deb¨ªan ser devueltos.
Sin embargo, la palabra de Roma no basta. Jos¨¦ Mora Pellicer, vicario judicial del obispado de Barbastro, trata de ser prudente en sus afirmaciones: "No es un litigio entre Lleida y Barbastro. El problema surge cuando el obispado de Lleida acepta que se cree un consorcio para gestionar el Museo Diocesano y Comarcal al que aporta ('inadecuadamente', apostilla diplom¨¢ticamente el vicario) las 112 piezas entre un total de 1.180 obras. Ese consorcio est¨¢ participado por la Diputaci¨®n, el Ayuntamiento y la Generalitat, y ahora el obispado ('que quiere devolver las piezas', vuelve a apostillar) dice que necesita la autorizaci¨®n de la Generalitat". Por supuesto, al vicario judicial de Barbastro no se le ocurre acusar al obispo de Lleida de desobediencia al Papa.
Pero Antoni Agelet, vicario judicial de Lleida, lo entiende de otra manera: "El obispo Messeguer cumpli¨® el mandato del Papa Le¨®n XIII de que se protegiera el patrimonio de la Iglesia. Desde entonces han tenido una estancia pac¨ªfica. De hecho, hubo parroquias que en 1955 pasaron a Huesca y no reclamaron nada. Con todos los respetos a la Santa Sede, esto est¨¢ aqu¨ª desde hace m¨¢s de 85 a?os y ahora ?por qu¨¦?". Naturalmente, rechaza que haya desobediencia: "De Roma nos reclaman la devoluci¨®n, es cierto", dice Agelet, "pero forma parte de una colecci¨®n muse¨ªstica a la que se le aplica la ley de patrimonio de Catalu?a".
La palabra de Roma no ha bastado. Tampoco la sustituci¨®n del anterior obispo de Lleida (Francisco Javier Ciuraneta, denominado en el otro lado como "el obispo cargante" por su defensa numantina de la no devoluci¨®n) por motivos de enfermedad, una maniobra que la Conferencia Episcopal nunca explic¨® del todo porque, en el intervalo, quien ejerci¨® de interino firm¨® un documento en 2008 seg¨²n el cual las 112 piezas ser¨ªan devueltas en 30 d¨ªas en cumplimiento de la sentencia del Vaticano.
Lleg¨® el nuevo obispo de Lleida, Joan Piris. Inicialmente, pareci¨® dispuesto a la devoluci¨®n. Pero con el paso del tiempo se ha convertido a la tesis contraria. As¨ª que el cambio de obispos no oper¨® el efecto deseado por Roma y el asunto se complic¨®.
Porque ahora aparecen otros actores: asociaciones ciudadanas, pol¨ªticos y, naturalmente, los abogados de las partes. La asociaci¨®n de Amigos del Museo de Lleida interpuso una demanda contra los dos obispados, cuya primera vista se celebr¨® el pasado 26 de enero. En aquel acto, el obispado de Lleida quiso pasar de la condici¨®n de demandado a la de demandante. "Lleida ha cambiado de opini¨®n. Ahora niega que las piezas sean propiedad de las parroquias", sostiene Hip¨®lito G¨®mez de las Roces, abogado de Barbastro y presidente del Gobierno de Arag¨®n entre 1987 y 1991. Como consecuencia de esta demanda (que el propio obispo de Lleida ha llegado a insinuar que est¨¢ financiada por la Generalitat), el obispado de Lleida toma una posici¨®n entre salom¨®nica e interesada: quiere obedecer el dictado del Papa, pero debe respetar las leyes civiles y la Constituci¨®n espa?ola. Es decir, no devolver¨¢ nada hasta que no lo resuelva un juez civil. O lo que es lo mismo: la Constituci¨®n est¨¢ antes que el Papa.
El conflicto ha generado alguna bibliograf¨ªa. Se ha publicado el dietario del obispo Messeguer y nuevos documentos que, al parecer, demuestran que las piezas no fueron depositadas, sino compradas. Otro libro de investigaci¨®n, titulado El Complot (Editorial Pag¨¦s), obra del periodista y profesor Eugeni Casanova, sostiene que "la segregaci¨®n fue un acto promovido por miembros del Opus Dei. En todos los tribunales eclesi¨¢sticos que han entendido del asunto siempre han intervenido miembros de la Obra. Y no olvidemos que Escriv¨¢ de Balaguer fue natural de Barbastro. Se ha beneficiado a un obispado modesto en detrimento de otro rompiendo una jurisdicci¨®n que estaba en vigor desde hace casi 800 a?os". La influencia del Opus Dei en Barbastro es reconocida por pol¨ªticos aragoneses, aunque consideran exagerada una teor¨ªa de la conspiraci¨®n.
?Y las piezas en litigio? Figuran, al mismo tiempo, en los cat¨¢logos como patrimonio de Arag¨®n y de Catalu?a. Est¨¢n expuestas al p¨²blico en el Museo Diocesano de Lleida. Pero otros esperan que ocupen el lugar previsto en el Museo Diocesano de Barbastro, cuyas obras, financiadas por el Gobierno de Arag¨®n, finalizaron hace tiempo. Dicho museo est¨¢ cerrado. Ahora es una cuesti¨®n de honor hacer coincidir su inauguraci¨®n con la devoluci¨®n de las obras.
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