Abusos en el internado
Curas cat¨®licos han abusado de decenas de ni?os en Alemania. La Iglesia call¨® muchos a?os. Ahora, un colegio de jesuitas ha intentado esclarecer sus propios casos y el silencio se ha roto
El pasado 27 de enero, el padre Klaus Mertes, rector del colegio jesuita Canisius de Berl¨ªn, una instituci¨®n c¨¦lebre donde se forma la ¨¦lite de Alemania, envi¨® cientos de cartas a los antiguos alumnos que hab¨ªan estado en el centro entre los a?os setenta y ochenta. En ellas les ped¨ªa su colaboraci¨®n para desentra?ar los casos de abusos sexuales que hab¨ªan podido cometer tres profesores del centro, luego trasladados a otras escuelas. Al d¨ªa siguiente, la noticia la public¨® el diario conservador Berliner Morgenpost, desatando un esc¨¢ndalo sin precedentes en la Iglesia cat¨®lica alemana.
El efecto domin¨® hizo que la prensa se volcara en las pesquisas realizadas en los ¨²ltimos a?os por asuntos similares. Desde 1995, casi un centenar de curas y de laicos (educadores, directores de coros, etc¨¦tera) han sido investigados en 27 di¨®cesis de Alemania. "El muro de silencio se vino abajo", afirma el semanario Der Spiegel, que ha detallado los casos en su ¨²ltimo n¨²mero. Muchos observadores piensan que, despu¨¦s de Estados Unidos e Irlanda, ha llegado la hora de Alemania para saldar cuentas con los abusos de la Iglesia.
"Maltrat¨¦ a j¨®venes y ni?os con excusas pseudopedag¨®gicas", reconoce uno de los religiosos, de 65 a?os
Casi un centenar de curas y laicos hab¨ªan sido investigados en silencio desde 1995. Alemania se siente herida
"En enero de 2010 supe de un informe acerca de v¨ªctimas que hab¨ªan denunciado abusos en el colegio en las d¨¦cadas de los setenta y ochenta", explica a EL PA?S el rector de la escuela berlinesa, Klaus Mertes. "Entonces fue cuando decid¨ª ponerme en contacto con todos los potenciales afectados. Enviamos 600 cartas, cuyo fin fue el de ofrecer apoyo a las v¨ªctimas de aquellos a?os". Entre los destinatarios figuraban tambi¨¦n periodistas del Berliner Morgenpost. "Hab¨ªa imaginado los riesgos e implicaciones de la publicaci¨®n del tema, pero m¨¢s que la imagen de la escuela o de la orden de los jesuitas es importante la responsabilidad frente a las v¨ªctimas", a?adi¨® el rector del colegio Canisius.
A partir del env¨ªo de las cartas, el colegio recibi¨® informaciones acerca de unos 30 nuevos casos. "Cuento con que vamos a recibir m¨¢s informaciones cuando disminuya la atenci¨®n de los medios de comunicaci¨®n, ya que hay v¨ªctimas que prefieren estar alejadas de los focos. Otras prefieren hablar directamente con la prensa. Ambas formas son leg¨ªtimas", asegur¨® Mertes.
El rector del centro docente admite que no esperaba la magnitud alcanzada por el esc¨¢ndalo. Sin embargo, asegura tener claro que en todo tipo de maltrato conviven dos aspectos: "Por un lado, la gravedad del abuso en s¨ª mismo; por el otro, la desatenci¨®n de los responsables dentro de la instituci¨®n. Ahora es necesaria una discusi¨®n acerca de ambos aspectos".
Peter R., Bernhard E. y Wolfgang S. son los tres ex profesores del Canisius a los que se considera responsables de los malos tratos a menores. De ellos, Wolfgang S. es el ¨²nico que lo ha confesado. La reacci¨®n de su orden religiosa ha sido la de trasladarlo y tratar de acallar el asunto. Wolfgang S. vive hoy en Chile, y tras este nuevo esc¨¢ndalo ha concedido una entrevista a Der Spiegel. "Es un hecho triste, comet¨ª abusos y maltratos contra j¨®venes y ni?os con excusas pseudopedag¨®gicas", reconoci¨® el fraile de 65 a?os. "No tengo disculpa", agreg¨®.
Wolfgang S. cont¨® que ya en 1991 puso al tanto de sus actos a quien entonces era su superior jer¨¢rquico, el provincial alem¨¢n, de modo que la orden jesuita estaba enterada de los m¨²ltiples abusos cometidos durante casi 19 a?os.
Otro de los implicados, el padre Peter R., un hombre grandote, el t¨ªpico profesor que se hace amigo de los estudiantes, rechaza categ¨®ricamente las acusaciones de los ex alumnos. Peter R. hab¨ªa fundado una asociaci¨®n que organizaba desde viajes hasta reuniones de tarde. Seg¨²n las informaciones de las v¨ªctimas, entre las actividades se inclu¨ªan encuentros "uno a uno" en el s¨®tano del colegio, tambi¨¦n conocido como "el s¨®tano de la masturbaci¨®n". "Tuve que quitarme los pantalones y acostarme en la cama; ¨¦l quiso que me masturbara y me toc¨® mientras lo hac¨ªa. Al final me pregunt¨®: '?Te ha gustado?", cuenta un ex alumno a Der Spiegel.
Una de las v¨ªctimas denunci¨® los abusos de Peter R. en 1981 al entonces rector Karl Heinz Fischer, quien dispuso el traslado del profesor. Preguntado acerca de su actuaci¨®n a ra¨ªz del esc¨¢ndalo de las ¨²ltimas semanas, Fischer se limit¨® a decir: "Reaccion¨¦ en su momento dentro de lo que eran mis posibilidades".
Acallar el asunto. Trasladar a los responsables. Calificar los sucesos como "casos aislados". Bajo estas directivas, la Iglesia cat¨®lica alemana hab¨ªa tapado hasta ahora los cr¨ªmenes de sus miembros, seg¨²n un esquema ya observado en otros pa¨ªses.
Pero no se trata de casos aislados. Las investigaciones period¨ªsticas alemanas han documentado numerosos abusos en todo el pa¨ªs. La di¨®cesis de Rottenburg-Stuttgart (suroeste de Alemania) acus¨® a 18 curas y 5 empleados laicos de un total de 23 agresiones. Seis casos m¨¢s fueron abandonados porque las personas involucradas hab¨ªan muerto; once sospechosos fueron investigados y cinco de ellos, condenados. Otros dos curas se vieron involucrados en casos registrados en la di¨®cesis de Magdeburg, pero no se lleg¨® a celebrar el juicio porque los hechos hab¨ªan prescrito. Mientras tanto, en la misma di¨®cesis, un voluntario fue procesado por maltratar a un menor durante una "semana religiosa para ni?os". En la archidi¨®cesis de Paderborn, un sacerdote fue condenado a seis a?os de reclusi¨®n mientras otro fue puesto en libertad condicional. Ambos fueron apartados de la Iglesia.
La lista es larga. Una ONG llamada Mesa Redonda para el Cuidado de los Ni?os en Colegios ha publicado hace poco un estudio sobre abusos en internados en Alemania. El informe recopila la historia de unas 150 v¨ªctimas en residencias de estudiantes, la mitad de ¨¦stas cat¨®licas. Entre ellas, una mujer que dice haber sido obligada a observar a un cura mientras se masturbaba en un confesionario.
La opini¨®n p¨²blica germana, horrorizada por el alud de casos conocidos, pide que se haga luz sobre tantas sombras.
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