Un dique bajo el Ebro contra la subida del mar
Medio Ambiente planea una barrera que frene la salinizaci¨®n del delta
Miquel Revert¨¦ es un testigo excepcional de un cambio dif¨ªcilmente perceptible: la subida del nivel del mar. "En los 20 a?os que llevo aqu¨ª la mar ha subido unos cuatro dedos. La mar se hincha cada vez m¨¢s", explica Miquel, acequiero mayor de la margen derecha del delta del Ebro, en Tarragona. Lo sabe porque las bombas con las que desagua los arrozales, algunos de ellos claramente bajo el nivel del Mediterr¨¢neo, las pone en marcha cada vez con mayor frecuencia. Y con la mar hinchada y con el menor caudal del Ebro, la cu?a salina, la lengua del mar que sube por el Ebro y amenaza el ecosistema, avanza lenta pero casi imparable.
La situaci¨®n ha llevado a la Confederaci¨®n Hidrogr¨¢fica del Ebro del Ministerio de Medio Ambiente, a plantearse un sistema de diques subacu¨¢ticos que frenen la entrada de agua salada. "Esas barreras podr¨ªan ser una buena soluci¨®n contra la cu?a salina. Lo estamos estudiando", afirma el secretario de Estado de Agua, Josep Puxeu, que el viernes visit¨® el delta y conoci¨® de primera mano el problema que vive el humedal.
El acequiero mayor: "La mar se hincha cada vez m¨¢s y la sal llega m¨¢s lejos"
El sistema de barreras es como el que protege el Delta del Po, en Italia
Las barreras ya existen en el delta del Po, en Italia. El ingeniero responsable del proyecto, Lino Tosini, explica por tel¨¦fono su funcionamiento: "Las barreras antisal tienen entre seis y ocho metros de alto. Se colocan en el lecho del r¨ªo cerca de la desembocadura. Encima quedan entre dos y dos metros y medio sin barrera para que puedan pasar barcos".
Cuando el r¨ªo lleva mucho caudal, "el agua dulce abre las l¨¢minas y todo el caudal sale hacia el mar". Cuando el caudal es menor, se produce la entrada de la cu?a salina en el delta. En ese momento, las barreras se cierran, y frenan la entrada de sal. Se colocan en el fondo porque el agua salada es m¨¢s densa y ocupa la parte inferior del r¨ªo. Tosini sostiene que en el Po no se han detectado "problemas ambientales" con los diques.
Tosini explica que ha estado en Zaragoza, en la sede de la Confederaci¨®n Hidrogr¨¢fica del Ebro, explicando el proyecto, que costar¨ªa entre dos y tres millones de euros para el caso espa?ol. En Italia hay dos barreras en el Po (colocadas en 1987 y 1990) y una en el r¨ªo Adige (de 1990). Los t¨¦cnicos las colocan en abril y las retiran en septiembre. El resto del a?o el r¨ªo se basta para mantener a raya la entrada del mar.
Enric Garc¨ªa, director del consorcio Deltamed, que agrupa a los principales deltas del Mediterr¨¢neo, apoya la construcci¨®n de las barreras: "A veces el r¨ªo en Amposta [a m¨¢s de 20 kil¨®metros de la desembocadura] parece que lleva mucha agua. Pero s¨®lo es dulce la que hay arriba. A muy poca altura ya entra agua salada". Garc¨ªa trabaja en la comunidad de regantes de la margen derecha, que agrupa a unos 5.000 due?os de 15.000 hect¨¢reas de arrozales que se riegan con el agua del Ebro: "En el r¨ªo, muy cerca de Amposta, se pueden pescar un lenguado. ?Usted cree que es normal que en vez de una carpa aparezca un pez de agua salada?".
Revert¨¦ tiene una visi¨®n parecida: "La gente viene aqu¨ª de visita y dice: 'Cu¨¢nta agua lleva el Ebro. ?Por qu¨¦ no quieren un trasvase? ?Qu¨¦ m¨¢s les da?'. No saben que muchas veces es agua salada en su mayor¨ªa". El acequiero se?ala el color del r¨ªo ya muy cerca del mar. Es de un azul indistinguible del del oc¨¦ano y apunta a unos restos blancos por el suelo: "Eso es sal que se mete por el delta".
La entrada de sal es una consecuencia de la regulaci¨®n del r¨ªo y de la reducci¨®n de caudales. Cuando el r¨ªo lleva m¨¢s de 300 metros c¨²bicos por segundo de caudal en la desembocadura, el mar no entra. "Pero no hay agua para mantener ese caudal. Por eso necesitar¨ªamos las barreras para defendernos un poco de la marea. Con la sal muere todo, el arroz y las plantas", explica el presidente de los regantes de la margen derecha, Manuel Masi¨¢.
La Plataforma en Defensa del Ebro, un influyente grupo ecologista, insiste en que es necesario que el plan de la cuenca del Ebro en elaboraci¨®n fije un caudal ecol¨®gico suficiente para garantizar la supervivencia del delta.
Con las llamadas barreras antisal, el ministerio pretende combatir una regresi¨®n que parece imparable. El delta creci¨® a partir del siglo XV con la deforestaci¨®n aguas arriba. El Ebro comenz¨® a transportar una gran cantidad de sedimentos que se quedaban en la desembocadura. En el siglo XX, con la construcci¨®n r¨ªo arriba de los enormes embalses de Mequinenza, Flix y Ribarroja, la llegada de sedimentos se redujo dr¨¢sticamente. Y el delta no ha hecho m¨¢s que menguar y moverse. Costas ya ha dise?ado un muro de dos metros de alto y 16 kil¨®metros para salvar el delta de la subida del nivel del mar. Las barreras antisal completar¨ªan, bajo el mismo r¨ªo, ese sistema.
El Plan Integral de Protecci¨®n del Delta del Ebro, de 2006, calcula que el delta se hunde unos tres mil¨ªmetros al a?o. Eso, unido a la subida prevista del nivel del mar por el cambio clim¨¢tico, hace prever que el aumento relativo del nivel del mar en el delta del Ebro sea de 57 cent¨ªmetros a final de este siglo. Puxeu destaca la inversi¨®n de 26 millones de euros en obras de depuraci¨®n
El ministerio y los t¨¦cnicos buscan todo tipo de soluciones. Primero analizaron si se pod¨ªa remover el fondo de los embalses para que los limos llegasen al delta. Pero el embalse de Flix acumula en su lecho 700.000 toneladas de residuos t¨®xicos y no se debe remover.
Miquel Revert¨¦ ya combate el mar con el potente sistema de bombas para secar el arrozal, pero no ve claro el futuro: "Si el mar sigue subiendo por el deshielo no s¨¦ qu¨¦ vamos a hacer".
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