"Dios es un novelista frustrado"
"?Y eso a qu¨¦ hora fue?
-No lo s¨¦, deb¨ªa de ser m¨¢s o menos la una.
-?Y all¨ª qu¨¦ tal?
-?Qu¨¦ tal? A la que llev¨¢bamos cinco minutos dentro, Ike desapareci¨® con una chica de la barra.
-?D¨®nde desapareci¨®?- pregunt¨® Yolonda.
Eric volvi¨® a mirarla.
-Por eso lo llaman desaparecer".
En di¨¢logos como ¨¦ste, habitantes de un territorio entre la alta literatura y la sabidur¨ªa callejera, se cimenta la enorme reputaci¨®n de Richard Price (Nueva York, 1949), novelista, guionista de Hollywood (El color del dinero o Clockers) y autor de la revolucionaria serie de televisi¨®n The wire.
Gracias a sus dotes para la construcci¨®n de personajes, dolorosamente cercanos para cualquiera familiarizado con el siglo XXI, y a su prodigioso o¨ªdo musical para la decadencia urbana, la cr¨ªtica estadounidense ha comparado sus novelas policiacas, de realismo social, con Balzac, Saul Bellow o Tolstoi. Price estuvo ayer en Madrid para hablar de La vida f¨¢cil (Mondadori), su octavo libro y muy probablemente su gran obra. Una historia sobre el asesinato de un chico blanco en un atraco absurdo. Un tratado sobre el barrio neoyorquino Lower East Side y c¨®mo las diferentes comunidades (los chinos, los negros de las viviendas de protecci¨®n oficial y los ni?atos blancos que duermen poco y creen haber vivido mucho) se relacionan en un barrio en pleno proceso de aburguesamiento para regocijo de las inmobiliarias y las revistas de tendencias. La entrevista se celebr¨® en CaixaForum, poco antes de que Price dictase una conferencia sobre la escritura en estos tiempos audiovisuales. La misma fluidez de su literatura impregn¨® su conversaci¨®n, brillante, provocadora, llena de giros y an¨¦cdotas.
"Soy un realista l¨ªrico, traslado la m¨²sica de las calles al papel"
Pregunta. ?De d¨®nde viene su talento para el di¨¢logo?
Respuesta. Paso tiempo con gente sobre la que quiero escribir. Les escucho hablar. Trato de dilucidar c¨®mo construyen sus frases y c¨®mo ven el mundo. Pasar tiempo en la calle es la parte del trabajo que m¨¢s me gusta. No me interesa tanto ir a casa y ponerme a escribir. Pero s¨ª, supongo que es un talento. Como conducir r¨¢pido. Sabes o no sabes.
P. ?Por eso ha tardado cinco a?os en entregar esta novela?
R. No tengo tantas ideas. Y tengo que trabajar de guionista para pagar la luz. Cuando gano lo suficiente para pasar dos a?os escribiendo una novela, me pongo. Ahora estoy con dos series para la tele porque no hay dinero en el cine para mis historias.
P. ?Le interesa la revoluci¨®n de la ¨²ltima narrativa televisiva?
R. El cable lo ha cambiado todo. Hay libertad creativa. Me siento orgulloso de mi trabajo en The wire. Pero s¨®lo era uno m¨¢s de la cadena de montaje. Cog¨ªa un episodio y segu¨ªa donde el anterior lo hab¨ªa dejado. Me parece un poco hip¨®crita que ahora todo el mundo la adore, cuando no la ve¨ªa nadie. Nunca le dieron un premio, y mira los que acumula Perdidos. Yo podr¨ªa escribir esos guiones dormido y con las manos esposadas a la espalda.
P. ?Qu¨¦ hace tan interesante al barrio de Lower East Side?
R. Es sobre el que m¨¢s se ha escrito en la historia de la literatura americana. Su memoria, muy asociada a la inmigraci¨®n, es apasionante. Mis abuelos vivieron all¨ª. Pero no quer¨ªa hacer una cosa sobre el pasado, ya le¨ªda cien veces. Quise escribir sobre lo que sucede all¨ª ahora. C¨®mo uno de los barrios con memoria m¨¢s infausta del pa¨ªs se ha convertido en el patio de recreo de ni?os bien llegados de todas partes del mundo. Es como el viejo Montparnasse, s¨®lo que todo el mundo tira de tarjeta de cr¨¦dito.
P. ?Esos chicos no respetan el pasado?
R. Van all¨ª a divertirse. Yo vivo en Harlem, y mis hijas bajan al barrio a conciertos todo el rato, en esquinas en las que su bisabuelo fue arrestado por robar para poder pagar el alquiler. Lo ignoran, eso es todo. Cuando llegaron los artistas, el barrio se regener¨®, echaron a los peque?os comercios para abrir enotecas y pijadas de ¨¦sas. Y los artistas se fueron a Brooklyn. Pasa en todas partes. El d¨ªa menos pensado las inmobiliarias los empujar¨¢n al oc¨¦ano.
P. ?El aburguesamiento de los suburbios no es positivo?
R. Supongo que debe haber un punto intermedio. Lower East Side era la capital estadounidense de la hero¨ªna y eso no tiene nada de aut¨¦ntico. Lo que es negativo es la ventaja que de ello toman las inmobiliarias.
P. ?Existe la novela del siglo XXI?
R. No estoy seguro. S¨®lo s¨¦ que yo no soy moderno, ni posmoderno, ni un realista social. Probablemente sea un realista l¨ªrico. Traslado la m¨²sica de las calles al papel.
P. ?Ser¨ªa diferente este libro de haberse escrito con Obama en la Casa Blanca?
R. No creo, la realidad no ha cambiado tanto. Lo bueno es que en Europa no tengo que empezar todas las conversaciones disculp¨¢ndome por ser yanqui. Ahora es m¨¢s bien. "?Obama! S¨ª, no est¨¢ haciendo una mierda pero al menos es negro". Estuve en Harlem la noche en que venci¨®. ?Las prostitutas invitaban a la gente a champ¨¢n barato!
P. ?Siente especial simpat¨ªa por sus personajes?
R. Es necesario ser compasivo con los asesinos. Tienes que arrancarles la maldad para destapar al ser humano. Y el personaje de la poli puertorrique?a me gusta. Est¨¢ inspirada en una amiga m¨ªa. Una m¨¢quina, consigue hacer creer a los peores criminales que es la madre o la hermana que nunca tuvieron. Llora con ellos. Les hace confesar y sale de la sala de interrogatorios y dice: "?Paf! ?Otro mochuelo en el nido! A ¨¦ste le caer¨¢n de treinta a perpetua". Es una psic¨®pata brillante. La clase de personaje que aguarda en las calles. Dios es un novelista frustrado.
P. Usted hizo un v¨ªdeo para Michael Jackson en los ochenta. ?Qu¨¦ hac¨ªa el d¨ªa en que muri¨®?
R. Estaba en Harlem, todos lloraban y pens¨¦: "Vamos, si era un maldito pederasta". Un viejo verde que quer¨ªa ser una mujer blanca. ?Por Dios Santo!
Babelia
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