Desperta ferro
Cuando tom¨® posesi¨®n por primera vez, en 2003, el actual presidente de la Generalitat jur¨® su cargo vali¨¦ndose de un ejemplar de Els Furs, entre otros vol¨²menes. Su gesto fue celebrado: adoptaba un s¨ªmbolo valenciano, grandioso. Era un reto al centralismo y una reivindicaci¨®n de la historia, del pasado.
Creo que fui de los pocos que manifest¨¦ aversi¨®n ante un acto tan pintoresco y ante el sincretismo del nuevo presidente: en aquel momento, el se?or Camps tambi¨¦n se serv¨ªa de otro libro, en este caso de la Biblia, para comprometerse. Els Furs y la Sagradas Escrituras, nada menos. "Si Europa tiene ra¨ªces religiosas -como enf¨¢ticamente insisten algunos de nuestros representantes-, ?por qu¨¦ no vamos a intentar aqu¨ª una aleaci¨®n de foralismo y de cristianismo? Que Dios nos pille confesados", me dec¨ªa. Qu¨¦ equivocado estaba. El Gobierno de Camps no ha practicado el cristianismo-foralismo, sino el materialismo y la reverencia. Veamos.
El buen cristiano es un creyente morigerado, alguien que gasta con prudencia y templanza el dinero propio y ajeno. No despilfarra con exhibiciones aparatosas, pues prefiere el recogimiento o la devoci¨®n interior a la pompa, el lujo y el boato. Por su parte, el buen foralista reivindica lo propio, el patrimonio reunido por sus antecesores, la ley respetada por los antepasados. No se doblega ante fuerzas ajenas y no se prosterna ante el superior, pues prefiere perder... a ganar con humillaci¨®n y deshonra.
Me digo todo esto y leo la prensa del d¨ªa. Me entero por El Mundo del 15 de febrero de que "Rajoy zanja la crisis con Camps y le deja presentarse de nuevo en 2011". Dicho peri¨®dico, generalmente tan af¨ªn al Partido Popular, da la noticia con un titular envenenado. No s¨¦ si es descriptivo o cr¨ªtico: quiz¨¢ involuntariamente c¨®mico. Francisco Camps se ha presentado una y otra vez como adalid de los valencianos, como el guardi¨¢n de los derechos. El presidente se ha descrito como celador de lo propio, casi como un guerrero.
En otra ¨¦poca, en la Edad Media, los almog¨¢vares fueron fuerzas de choque de la Corona de Arag¨®n, tropas que hac¨ªan incursiones en territorio enemigo. Eran orgullosos cristianos, vest¨ªan con humildad, apenas un camis¨®n, y calzaban unas pobres abarcas. Empu?ando sus armas, bien afiladas, atemorizaban a sus oponentes al grito de Desperta ferro. Pasa el tiempo, pasan los siglos y muchos quieren ver analog¨ªas. Llevamos a?os con Francisco Camps muy crecido, ejerciendo de almog¨¢var y vistiendo buenos pa?os. Pasa una legislatura belicosa, ?y qu¨¦ descubrimos? De repente descubrimos que Mariano Rajoy "deja" que Camps se presente a las elecciones. De pronto nos enteramos de que no somos libres, ay: nos enteramos de que estamos en manos de un caballero forastero, gallego. Desperta ferro.
http://justoserna.wordpress.com
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