"Es una pesadilla. Temo por mi vida"
El Mosad suplanta la identidad de siete israel¨ªes de origen brit¨¢nico - Sus datos aparecen en los pasaportes falsos que utilizaron los asesinos
Les han robado su identidad y convertido en asesinos. Son siete ciudadanos israel¨ªes de origen brit¨¢nico que emigraron a Israel y que amanecieron el martes transformados en agentes del Mosad. Sorprendidos al principio, y muy enojados algunos de ellos -otros quitan hierro al asunto-, todos son incapaces de entender por qu¨¦ precisamente fueron sus identidades las suplantadas. Datos suyos aparecen en los pasaportes falsos utilizados por los criminales que mataron en Dubai en enero al dirigente de Ham¨¢s Mahmud al Mabhuh.
Or Kashti, un periodista de Haaretz cuyo parecido f¨ªsico con una de las im¨¢genes publicadas es notorio, recib¨ªa palmadas en la espalda de una ancianita cuando caminaba por el mercado. "Bien hecho. Les has dado un escarmiento a esos ¨¢rabes", le dec¨ªa la mujer, convencida -como la gran mayor¨ªa de los israel¨ªes- de que los agentes de su pa¨ªs son responsables de la muerte del palestino. Kashti recibi¨® una llamada de su madre temprano: ?Has estado fuera recientemente?, le preguntaba. El hijo se lo tom¨® con humor, y bromeaba sobre su nueva condici¨®n: "S¨ª, comienzo a disfrutar de mi imaginaria profesi¨®n". Otros no esconden su furia.
"Voy a demandarlos. Han destrozado mi reputaci¨®n", dice Paul Keeley
Al obrero Paul Keeley, de 43 a?os, residente en un kibutz, le cuenta su padre desde Reino Unido que su fotograf¨ªa aparece en todos los peri¨®dicos. "Lo que me ha pasado estos dos d¨ªas es una terrible pesadilla. Es un esc¨¢ndalo... Se ha emitido una orden de detenci¨®n internacional y ahora me temo que no podr¨¦ salir de Israel, que tendr¨¦ problemas con la polic¨ªa de fronteras o que ser¨¦ arrestado en cualquier aeropuerto del mundo".
"?C¨®mo puede suceder algo as¨ª, que el Mosad ensucie las cosas de esta manera?", se preguntaba su esposa, Sima, dando por descontado, como la abuela de las palmaditas, la autor¨ªa del asesinato. "?C¨®mo pueden tomar la identidad de un hombre normal y usarla para cometer un asesinato en Dubai?", segu¨ªa. Su esposo espet¨®: "Voy a demandarlos. Han destrozado mi reputaci¨®n y temo por mi vida". Aunque luego admitiera que no ser¨¢ sencillo. "Ignoro incluso de qui¨¦n se supone que obtendr¨¦ respuestas o si alguien se preocupar¨¢ de darme una explicaci¨®n oficial. Una cosa est¨¢ clara para m¨ª: yo nunca abandon¨¦ el pa¨ªs". Melvyn Adam Mildiner, otra de las v¨ªctimas, tambi¨¦n mostraba su desasosiego.
Vecino de un kibutz en Galilea, Michael Barney tambi¨¦n se declara sorprendido y "enfadado". "S¨®lo s¨¦", comentaba al diario Maariv, "que mi pasaporte est¨¢ en mi casa". El fisioterapeuta Steven Hodes, empleado en Jerusal¨¦n, y Michael Bodenheimer se lo toman con m¨¢s calma y apenas comentan el incidente. Habl¨® la esposa de Hodes. "Al principio la historia nos hac¨ªa re¨ªr, pero ahora no sabemos c¨®mo manejarlo", dec¨ªa Gabriella. La hija de Bodenheimer alud¨ªa a la dedicaci¨®n religiosa de su padre, vecino de un barrio ultraortodoxo cerca de Tel Aviv. "Es estudiante en una yeshiva [escuela talm¨²dica]. No nos implicamos en asuntos pol¨ªticos. No tengo ni idea de lo que la gente ve en los peri¨®dicos, pero mi padre no tiene nada que ver con peri¨®dicos".
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