El responsable de la ONU para el pacto del clima tira la toalla
Yvo de Boer dimite tras la frustraci¨®n de Copenhague
La lucha contra el cambio clim¨¢tico va de rev¨¦s en rev¨¦s. Primero fue el esc¨¢ndalo de los correos electr¨®nicos pirateados en los que un grupo de cient¨ªficos de ¨¦lite aparentemente exageraban el calentamiento. Despu¨¦s, fracas¨® la Cumbre de Copenhague -con sus m¨¢s de 100 jefes de Estado y de Gobierno- y el Panel Intergubernamental de Cambio Clim¨¢tico admiti¨® errores de bulto en el informe de 2007 que le vali¨® el Nobel de la Paz. La cadena prosigui¨® ayer con la dimisi¨®n del secretario de la Convenci¨®n de Naciones Unidas para el Cambio Clim¨¢tico, el holand¨¦s Yvo de Boer, el hombre que hab¨ªa llevado la negociaci¨®n, y que deb¨ªa conseguir en 2010 -esta vez s¨ª- un pacto mundial contra el cambio clim¨¢tico.
En la peor etapa de la lucha contra el calentamiento, se va a la consultora KPMG
De Boer, de 55 a?os y ex ministro de Medio Ambiente, abandona el cargo oficialmente por motivos personales -cansado de viajar desde que en 2006 accedi¨® al cargo- y pasar¨¢ a la consultora KPMG y a la universidad.
Tres d¨ªas antes de que acabara la Cumbre de Copenhague, De Boer apunt¨® su frustraci¨®n. "Puedes llevar a un caballo al agua pero no puedes hacerle beber. Llevamos dos a?os trayendo 192 caballos al agua", declar¨® en rueda de prensa sobre el bloqueo en el que los pa¨ªses de la ONU entraron en 2007 tras la Cumbre de Bali.
Dejar¨¢ el cargo el 1 de julio, antes del fin de su mandato. "Copenhague no nos dio un acuerdo claro en t¨¦rminos legales, pero el compromiso pol¨ªtico y el empuje hacia un mundo bajo en emisiones son abrumadores", se?al¨® en un comunicado. Por una regla no escrita, el cargo debe ir ahora a un pa¨ªs en desarrollo.
De Copenhague finalmente s¨®lo sali¨® un acuerdo de tres folios con compromisos voluntarios que no servir¨¢ para limitar el calentamiento a dos grados cent¨ªgrados. Socarr¨®n, el ¨²ltimo d¨ªa replic¨® a una periodista que le pregunt¨® por la inutilidad de la cumbre: "Usted puede irse cuando quiera, pero yo tengo que quedarme aqu¨ª". En sus apariciones p¨²blicas jugaba con las c¨¢maras. Cuando en Bali la Administraci¨®n de George W. Bush amagaba con bloquear los acuerdos, De Boer aparec¨ªa ante la prensa cabizbajo y alertaba de que el mundo iba a la cat¨¢strofe. Si la negociaci¨®n avanzaba, aparec¨ªa sonriente y bromeando. "Ag¨¢rrense, que el funicular est¨¢ de nuevo en marcha", declar¨® en Copenhague cuando el pen¨²ltimo d¨ªa hubo un atisbo de progreso. De Boer, ir¨®nico y emotivo, rompi¨® a llorar en la ¨²ltima jornada de la Cumbre de Bali, en 2007, cuando los pa¨ªses en desarrollo lo acusaron de deslealtad. Sali¨® corriendo al ba?o escondiendo las l¨¢grimas, en una imagen retransmitida en directo por todo el mundo.
Aunque ayer la mayor¨ªa de los gobiernos y ecologistas le dieron su apoyo, De Boer tambi¨¦n se gan¨® cr¨ªticas por no lograr encarrilar la concienciaci¨®n ciudadana sobre la gravedad del calentamiento, que toc¨® techo en 2007 con el informe del IPCC.
De Boer deja el cargo en una situaci¨®n radicalmente distinta. Las encuestas reflejan que crece el escepticismo sobre si el cambio clim¨¢tico est¨¢ producido por la emisi¨®n de gases de efecto invernadero; EE UU y China han arrinconado a la ONU, y en vez de un tratado internacional vinculante la negociaci¨®n se encamina hacia compromisos voluntarios, muy lejos del tratado con sanciones que supuso el Protocolo de Kioto.
En junio del a?o pasado, tras una entrevista en Madrid, sonri¨® cuando se le pregunt¨® sobre qu¨¦ pensaba hacer una vez que la ONU lograse el pacto del clima: "Ver a mi mujer", replic¨®.
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