El Vendrell crear¨¢ un cuerpo de agentes c¨ªvicos para barrios como Pisos Planes

El Ayuntamiento de El Vendrell (Baix Pened¨¨s, 36.000 habitantes) busca nuevas herramientas para gestionar la inmigraci¨®n. Tras los incidentes del pasado mi¨¦rcoles, cuando un centenar de vecinos, en su mayor¨ªa de origen magreb¨ª, reaccionaron a pedradas contra los Mossos d'Esquadra tras la detenci¨®n de un marroqu¨ª por posesi¨®n de hach¨ªs, el Consistorio crear¨¢ un cuerpo de agentes c¨ªvicos. Este rango de nuevo cu?o permitir¨¢ gestionar las zonas con elevado n¨²mero de poblaci¨®n inmigrante sin tener que aumentar la presencia policial. "El objetivo es rebajarla en algunas zonas sin que ello implique un menor control", subray¨® el concejal de Civismo, Jaume Domingo (CiU).

Los agentes tendr¨¢n capacidad para abrir expedientes sancionadores, pero sus funciones ser¨¢n similares a las de un mediador social. Los vecinos de Pisos Planes, suburbio en el que ocurri¨® la refriega, llevaban ayer recogidas m¨¢s de un centenar de firmas en protesta por la actuaci¨®n de los Mossos, que consideran excesiva. "Los nuevos agentes son parte de un proyecto previsto desde el inicio de este mandato, con el objetivo de mejorar la convivencia", precis¨® Domingo.

El Consistorio prev¨¦ disponer agentes c¨ªvicos en al menos dos zonas, coment¨® el concejal a este diario: la barriada de Pisos Planes y la franja oriental del municipio, que concentra cinco centros educativos con fuerte presencia de alumnado inmigrante. Esta ¨¢rea genera problemas ya que en ella se ha producido cierto auge de bandas juveniles y en la actualidad est¨¢ supervisada por vigilantes privados de seguridad. La medida se potenciar¨¢ con otros 35 proyectos incluidos en el plan de convivencia y civismo, que deber¨¢ recibir el aval municipal en el pleno del pr¨®ximo mi¨¦rcoles. CiU, que gobierna en minor¨ªa, espera contar con el apoyo del PP y ERC para salvar el bloqueo del plan.El plan incluye la implantaci¨®n de dinamizadores juveniles de calle -figura ideada para facilitar la integraci¨®n de j¨®venes de entre 14 y 20 a?os-, asociaciones, talleres y actividades deportivas. "?Qu¨¦ tenemos en Pisos Planes? Mucha gente joven, en el paro y con problemas para integrarse. Queremos que pasen menos horas en la calle", coment¨® el concejal. El plan tambi¨¦n incluye un programa de mejora formativa para las mujeres extranjeras. "Es importante para el colectivo magreb¨ª, porque en algunos casos que se integren o no depende en buena medida de la voluntad del im¨¢n. Y cuesta", a?adieron fuentes municipales. Finalmente prev¨¦ potenciar la plantilla de mediadores sociales para las escuelas con alto porcentaje de inmigraci¨®n. "Los incidentes del mi¨¦rcoles muestran que hay mucho en juego por la convivencia en el municipio", subray¨® Domingo.

La situaci¨®n es la siguiente: una inmigraci¨®n del 17% acuciada por la escasez de la crisis junto a una poblaci¨®n cuyo recelo hacia los extranjeros cala hasta las urnas. Las elecciones municipales de 2007 fueron hist¨®ricas, seg¨²n el partido de tinte xen¨®fobo Plataforma per Catalunya. La formaci¨®n hall¨® un basti¨®n en El Vendrell al obtener cuatro concejales, los ¨²nicos en la provincia, pero tres m¨¢s que los logrados en 2003. Es la mayor presencia de este partido en Catalu?a, igualada en n¨²mero de concejales con la de Vic (Osona).

Esos comicios explican parte del desasosiego que sienten algunos colectivos. "La gente no quiere magreb¨ªes en El Vendrell. Nos quieren fuera", lament¨® ayer Mohamed, mec¨¢nico sin empleo, de 46 a?os, de los que lleva siete en el municipio. Junto a ¨¦l, una cuarentena de inmigrantes que acudieron a la mezquita para la oraci¨®n del viernes insistieron en lamentar el enfrentamiento entre mossos y vecinos. "Si un chico fuma porros, que lo detengan. No tienen por qu¨¦ pegarle", se quej¨® Hammadi el Khattadi, prejubilado de 60 a?os y llegado al municipio en 1974. Luego lament¨® la falta de apoyos al colectivo. "Algunos marroqu¨ªes llevamos viviendo en El Vendrell desde hace 40 a?os y no tenemos ni un local municipal para reunirnos", dijo. A su lado, un recinto recubierto de alfombras y uralita al que insiste en llamar mezquita. "No tenemos otro sitio", se excusa El Khattadi.