El PSC se remueve en el div¨¢n
Los m¨¢s catalanistas piden diferenciarse del PSOE para ganar peso en Catalu?a - Montilla maniobra por la unidad
Los socialistas catalanes cierran hoy su semana m¨¢s complicada desde que Pasqual Maragall diera portazo al partido en 2007. Las cr¨ªticas al Gobierno tripartito catal¨¢n proferidas por el consejero de Educaci¨®n, Ernest Maragall, en el sentido de que el Ejecutivo no tiene proyecto, distan de estar olvidadas por m¨¢s que el autor rectificara y hasta pusiera su cargo a disposici¨®n del presidente de la Generalitat, Jos¨¦ Montilla.
Mientras el sector mayoritario del partido opina que las cr¨ªticas del consejero son una m¨¢s de las salidas de tono del clan Maragall y sus afines -en clara minor¨ªa dentro del partido-, otro sector, el m¨¢s catalanista, las enmarca en el creciente malestar por el discurso oficial del PSC, que juzgan excesivamente entregado al PSOE y poco en¨¦rgico ante los "excesos" de sus socios. En cierta forma, los cr¨ªticos verbalizan que falta estrategia para superar las carencias del actual tripartito y lo que pueda suceder tras las inciertas elecciones que se avecinan. La crisis se ha cerrado, pero el debate sigue abierto y amenaza con estallar si el PSC no remonta la segunda posici¨®n que le auguran las encuestas.
La direcci¨®n sigue dando juego a los cr¨ªticos y augura que estar¨¢n en las listas
El reto de Montilla es mantener la cohesi¨®n que ha reinado en el partido desde que asumi¨® el liderazgo. Por ahora nadie cuestiona su papel y tiene la tranquilidad de que las ri?as entre familias se han dirimido casi siempre de puertas adentro. Ni la marcha de Pasqual Maragall provoc¨® el cisma que los rivales esperaban. "La nuestra es una tradici¨®n pol¨ªtica aglutinadora, discutimos pero no ha habido ni habr¨¢ escisiones", asegura uno de los dirigentes m¨¢s influyentes en el aparato.
Quiz¨¢s por esto el partido ha podido digerir sin romper la cristaler¨ªa propuestas tan arriesgadas como la de escindirse del Grupo Socialista en el Congreso y crear uno propio con los 25 diputados del PSC. La idea, que no tiene visos de prosperar a medio plazo, la viene resucitando peri¨®dicamente el sector m¨¢s catalanista, en el que se encuadran la mayor parte de los consejeros de Montilla en la Generalitat, pero que carece de apoyos en la militancia.
Este sector entiende que dif¨ªcilmente el PSC podr¨¢ ganar con holgura en Catalu?a si no exhibe una relaci¨®n de igual a igual con el PSOE. Ernest Maragall lo resume as¨ª: "Quiero que todos los ciudadanos conozcan qui¨¦n es el diputado del grupo que representa al grupo mayoritario catal¨¢n en el Congreso".
La idea de Maragall tradicionalmente ha encontrado apoyos en otros consejeros como Antoni Castells, Montserrat Tura y Joaquim Nadal, pero ninguno de ellos ha logrado imponer sus demandas. El sector mayoritario tampoco est¨¢ contento con la imagen de inestabilidad del tripartito, pero evita criticarla por puro pragmatismo e incluso admite entre bambalinas que aspira a continuar as¨ª si la coalici¨®n vuelve a sumar tras las elecciones.
Montilla ha respondido con habilidad: lejos de marginar a los que se desmarcan, los ha situado en ¨¢reas con cierta visibilidad y les ha dado juego. Castells y Nadal, por ejemplo, participan con frecuencia en las reuniones para preparar el programa electoral. En estas reuniones no se habla oficialmente de las listas, pero el portavoz del PSC, Miquel Iceta, ya ha avanzado que no prev¨¦ "grandes cambios" en este sentido. Eso significa que el sector m¨¢s catalanista, pese a su falta de apoyos en el partido, seguir¨¢ teniendo fuerte presencia en puestos clave y que Castells podr¨ªa mantener el preciado n¨²mero dos de la lista. Montilla ganar¨ªa a cambio mantener la paz interna. Al menos de momento.
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