Un error de traducci¨®n de la norma europea castiga la concha de mejill¨®n

Galicia genera al a?o m¨¢s de 100.000 toneladas de residuos de mejill¨®n. Todo un frente abierto para la industria transformadora que no siempre apost¨® por la gesti¨®n medioambiental de los desechos. Y es que reciclar no resulta barato: entre 30 y 35 euros deben abonar conserveras y cocederos por desprenderse de una tonelada de valvas, un m¨ªnimo de tres millones de euros anuales. No hace tanto, la concha del mejill¨®n se utilizaba para abonar campos o asentar caminos, pero un reglamento europeo, en plena crisis de las vacas locas, arrog¨® una dimensi¨®n peligrosa para la salud p¨²blica a esta pr¨¢ctica, al catalogar las conchas de los moluscos como Sandach (subproductos de origen animal no aptos para el consumo humano). Ahora, la UE deroga aquella norma y la sustituye por otra que excluye espec¨ªficamente a este producto, que podr¨¢ volver a la tierra para formar parte de la cadena agroalimentaria sin transformaci¨®n previa pero s¨ª bajo control. Detr¨¢s de esta decisi¨®n no hay raz¨®n sanitaria: un simple error en la traducci¨®n al castellano ha sostenido durante ocho a?os sanciones, inspecciones, gastos y negocios que ahora deber¨¢n acompasar sus objetivos al nuevo reglamento.

Acumulados sobre la mesa numerosos expedientes sancionadores, el abogado y vicepresidente de la Comisi¨®n de Medio Ambiente de la Federaci¨®n Europea de Cultivos Marinos, Fernando Otero, se aventur¨® a revisar la norma y traslad¨® su consulta a las autoridades auton¨®micas y estatales que respondieron con una reproducci¨®n del art¨ªculo 6.1 del reglamento CE 1774/02, a¨²n en vigor. El texto incluye las "conchas, subproductos de la incubaci¨®n y huevos con fisuras" entre los residuos que han de ser tratados. No obstante, sostiene Otero, "las bondades edafol¨®gicas del carbonato c¨¢lcico" para tierras ¨¢cidas no encajaban con la postura de Bruselas como tampoco la inclusi¨®n en el mismo ep¨ªgrafe de conchas y c¨¢scaras de huevo. En ese momento decide "acudir a la fuente", el reglamento original en ingl¨¦s que lo recoge as¨ª: "Shells, hatchery by-products and cracked egg...". Otero recurre al diccionario Collins donde la primera acepci¨®n de shell es c¨¢scara de huevo, mientras que la referencia a concha aparece en cuarto lugar. As¨ª, se comprende la alusi¨®n de ese ep¨ªgrafe a los subproductos de huevo, los procedentes de la incubaci¨®n, los rotos o con fisuras y las c¨¢scaras (shells). ?sta es, al menos, la interpretaci¨®n del jurista que en la b¨²squeda de respaldo legal encuentra que ya la Comisi¨®n Nacional Sandach se refiere a esta cuesti¨®n en 2006 y matiza: "Conviene hacer las siguientes aclaraciones (...) por conchas se entiende c¨¢scaras de huevo, se trata de una incorrecta traducci¨®n del t¨¦rmino shell". Una aclaraci¨®n que pas¨® inadvertida en la mesa de la comisi¨®n parlamentaria.

Con el nuevo reglamento, en vigor en 2011, los usos de "las conchas de moluscos despojadas del tejido blando o la carne" se ampl¨ªan, como explica el Ministerio de Medio Ambiente y la Administraci¨®n "no podr¨¢ exigir que la concha sea objeto de un determinado tratamiento en planta de trasformaci¨®n y valorizaci¨®n" como hasta ahora.