La vara
Eric Schmidt, el CEO de Google, particip¨® en el Mobile Word Congress esta semana en Barcelona. Como ven, el ingl¨¦s se impone en las nuevas tecnolog¨ªas. O habr¨ªa que dejar de llamar nuevas a las tecnolog¨ªas contempor¨¢neas y limitarnos a llevar a la cueva de Altamira un fax, un televisor y un tel¨¦fono fijo como restos de la civilizaci¨®n anterior. Pero tengan cuidado ah¨ª fuera, nada ser¨¢ m¨¢s viejo que un m¨®vil con conectividad 3G cuando llegue un m¨®vil con 4G y a su vez ¨¦ste envejecer¨¢ de golpe mil a?os cuando aterrice el 5G. Nosotros debemos elegir el modelo de consumo y vida mientras llega la hora de decir adi¨®s a todo esto. El se?or Schmidt tuvo un arrebato de sinceridad, que deber¨ªa aclararnos cualquier duda. Oigamos sus palabras: "De lo que se trata es de que todos ganemos mucho dinero". Obviamente, ese "todos" no nos incluye a nosotros.
Pero no nos pongamos tr¨¢gicos. Ganar dinero es la finalidad de casi todas las actividades humanas. El dramaturgo Tom Stoppard, cuando le preguntaron de qu¨¦ trataba su primera obra exitosa, Rosencratz y Guildenstern han muerto, respondi¨®: "Trata de que yo gane mucho dinero". Dicho esto, el dinero que est¨¢n ganando las empresas de telecomunicaci¨®n por darnos el acceso al otro lado de la pantalla es brutal. Si nos garantizaran el acceso a la felicidad a¨²n me parecer¨ªa un precio discutible. En ese mismo congreso que ha llenado Barcelona de m¨®viles pero que la ha vaciado de taxis (lo real a¨²n existe), Telef¨®nica anunci¨® que pretende crear un gran portal donde comercializar desde libros, tele, cine, m¨²sica, prensa. No s¨¦ si el porno y los medicamentos falsos tambi¨¦n. La pregunta es: ?ser¨¢ el mercado m¨¢s libre o por el contrario a¨²n mayor el monopolio en manos de pocas macroempresas? Los datos hasta ahora son desalentadores. Seg¨²n sigui¨® diciendo el responsable de Google, el mercado publicitario se va a trasladar hacia la navegaci¨®n por el m¨®vil porque la gente va a estar conectada durante toda la jornada. Ya saben que la publicidad tiene la costumbre de ir donde est¨¢ la gente e interponerse ante sus ojos de la manera m¨¢s llamativa posible. Lo ¨²nico importante es que no terminemos por sentirnos como vacas camino del abrevadero, conducidas a golpes de vara.
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