Visualizar lo invisible
Si el hombre invisible existiera en realidad, ser¨ªa precisamente totalmente invisible, y los guionistas de Hollywood recurrieron a mostrar su vestimenta, que se convert¨ªa en algo as¨ª como la fe de vida de su existencia. Que se lo pregunten a Francisco Camps, cuya visibilidad ha aumentado desde que decidi¨® vestirse de gratis, lo que ha arruinado para siempre su deseo de pasar por invisible, al menos ante los odiosos periodistas, hasta el punto de recriminar agriamente a un c¨¢mara de TVE, y eso que no corr¨ªa ning¨²n peligro de que lo sacaran en bolas.
Lo visible y lo invisible, he ah¨ª un gran tema de meditaci¨®n democr¨¢tica, y no s¨®lo en la burbuja de los pol¨ªticos. Un asunto que muchas veces se confunde con lo que existe y con lo que no, en el que ¨²ltimamente se insiste mucho, no s¨®lo por parte de las mujeres en general sino tambi¨¦n por los programas o propuestas pol¨ªticas en particular. Es lo que ocurre, sin ir m¨¢s lejos, lo que se observa en la actividad pol¨ªtica de los socialistas valencianos, que parecen haberse repartido la faena de una muy prolongada oposici¨®n en dos frentes de apariencia m¨¢s confluyente que concluyente: en las Cortes tratan de despiezar el caso G¨¹rtel como un sastrecillo valiente que finalmente ha pillado la insolvencia de un cliente principal, mientras que en el Ayuntamiento tratan de preservar a toda costa la visibilidad de El Cabanyal, como si el casco antiguo de la ciudad de Valencia no fuera lo suficientemente visible por su abandono y su pestilencia, o el barrio de La Luz, o San Marcelino, y un largo etc¨¦tera. Es tan mezquino el inter¨¦s de Rita Barber¨¢ por su ciudad que nunca faltar¨¢n motivos para arremeter contra esa gesti¨®n parricida, por lo mismo que haber pillado a Camps en manos de El Bigotes parece ser el ¨²nico pretexto para desalojarlo de una vez por todas de la Generalitat.
Lo visible y lo invisible. Las encuestas, que son bien visibles aparte de la invisibilidad de sus a menudo estramb¨®ticas cocinas, apuntan a otra mayor¨ªa absoluta de los peperos en nuestra comunidad. Se ve que la visibilidad que los socialistas pretenden alcanzar resulta todav¨ªa un tanto perdida entre las brumas de lo invisible. No hay ninguna duda de que demoler El Cabanyal es una barbaridad que deber¨ªa estar prohibida por diversos organismos internacionales. Otra cosa es que numerosos vecinos del barrio est¨¦n de acuerdo con semejante atrocidad y que prefieran las grandes avenidas a rememorar las novelitas de Blasco Ib¨¢?ez. Y lo mismo con los g¨¹rtelitos y sus triqui?uelas de baja estofa, que adem¨¢s no son las ¨²nicas.
Lo invisible y lo visible. El otro d¨ªa, en la tertulia de mediod¨ªa de la cadena Cuatro, uno de los participantes, que adem¨¢s es de la casa, dijo como si nada que al menos un mill¨®n de los parados se dedican a hacer chapuzas en la econom¨ªa sumergida. ?Y qu¨¦ otra cosa quiere que hagan ese contertulio en n¨®mina?
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.