Zapata, el irreductible
El disidente cubano que acaba de fallecer tras una huelga de hambre nunca acept¨® renunciar a su dignidad. El r¨¦gimen castrista le castig¨® por ello con un calvario carcelario que dur¨® siete a?os, hasta su muerte
La Esquina Caliente le dicen los habaneros a un recodo del Parque Central donde suelen tener lugar acaloradas discusiones sobre b¨¦isbol. Algunos lo consideran el ¨²nico espacio de discusi¨®n democr¨¢tica que sobrevive en la isla, siempre y cuando los ardientes polemistas no se salgan del tema deportivo.
Ese fue el lugar que escogi¨® Orlando Zapata Tamayo, miembro del Movimiento Alternativo Republicano (un peque?o grupo disidente, fundado en 2002, de orientaci¨®n claramente pac¨ªfica) para quejarse p¨²blicamente de "lo mala que estaba la cosa". Ese mismo d¨ªa, 6 de diciembre de 2002, dos agentes de la polic¨ªa pol¨ªtica lo detuvieron, y algunas horas despu¨¦s le impusieron cargos de desacato, desorden p¨²blico y desobediencia. Estuvo recluido varios meses en la prisi¨®n de m¨¢xima seguridad de Guanajay, en las afueras de La Habana, de donde sali¨® en libertad condicional el 7 de marzo del 2003.
En Holgu¨ªn fue la v¨ªctima preferida de una ralea humana, los presos-sicarios
Le cambiaban de c¨¢rcel sin avisar a su madre, que ten¨ªa que volverse a casa sin haberle visto
Ni siquiera sus compa?eros de la disidencia se explican c¨®mo este modesto alba?il y plomero de raza negra sac¨® valor para participar ese mismo mes en un ayuno opositor. Ya encausado, Zapata hubiera podido rehuir su asistencia. Pero actu¨® por convicci¨®n, y la llamada Primavera Negra se cobr¨® as¨ª una nueva v¨ªctima.
Zapata fue enjuiciado junto a otros opositores el 18 de mayo de 2004 y condenado a tres a?os de prisi¨®n. Empez¨® entonces un largo calvario, una historia que podr¨ªa leerse como un filme trepidante (subg¨¦nero "prisi¨®n") si no fuera porque Hollywood prefiere las historias con final feliz.
Atendamos, primero, al protagonista, nacido el 15 de mayo de 1967, a?o oficialmente bautizado como "del Vietnam Heroico", en Banes, un poblado del oriente de la isla donde ahora mismo lo est¨¢n enterrando. Una madre, Reina, de escasa instrucci¨®n, un padre ausente, un padrastro que asumi¨® su crianza... son algunos datos de la atm¨®sfera semi-marginal que rode¨® una infancia dif¨ªcil. Como alba?il, Zapata Tamayo se instal¨® en La Habana, y all¨ª sufri¨® la marginaci¨®n del emigrado sin permiso que deja las provincias orientales para tratar de sobrevivir en la capital. Tal vez todo eso tuvo algo que ver en su decisi¨®n de convertirse en opositor, en un pa¨ªs donde los disidentes son unos apestados sociales.
De Zapata Tamayo hay apenas dos fotos: una en blanco y negro, formato carnet, y otra, colectiva, del ayuno que le cost¨® su ingreso en prisi¨®n, donde ni siquiera aparece mirando a la c¨¢mara. Su calvario en las prisiones est¨¢, sin embargo, muy bien documentado. Lo primero que llama la atenci¨®n es la cantidad de prisiones por las que pas¨® en apenas 7 a?os. Esto se "explica" (y el eufemismo aqu¨ª raya lo indigno) con el argumento de que Zapata era un preso "problem¨¢tico". Aunque todos sus compa?eros de la disidencia coinciden en que se trataba de alguien amable, risue?o y de pocas palabras, en la c¨¢rcel Zapata mostr¨® un valor inusual y ense?¨® sistem¨¢ticamente un perfil ind¨®cil, animado por la convicci¨®n de esos obcecados que nunca han permitido que las autoridades "le metan el pie" o los "bajeen". Comportamiento muy semejante al de aquellos comunistas de la abortada Revoluci¨®n del 30 contra Machado, o los miembros del Directorio Revolucionario en La Habana de los 50.
Los tres a?os de prisi¨®n con que Zapata Tamayo sali¨® de la Primavera Negra parec¨ªan poca cosa comparado con las penas de sus compa?eros. Pero la pasi¨®n pol¨ªtica y una vocaci¨®n que algunos definen como "estoica" desembocaron en actos posteriores de protesta carcelaria que elevaron su pena hasta 36 a?os.
Cumpli¨® condena, primero, en la penitenciar¨ªa de Guanajay. En abril del 2004 pele¨® con el director del penal al reclamar la devoluci¨®n de unas revistas incautadas durante una requisa. Los guardias lo esposaron y le propinaron una golpiza que le caus¨® m¨²ltiples heridas en el rostro.
Poco despu¨¦s, delante de su madre, el director del penal, el coronel del MININT Wilfredo Vel¨¢zquez Dom¨ªnguez, volvi¨® a golpear al preso, que fue recluido en la celda de castigo conocida como La Torre.
El 15 de enero del 2005 fue trasladado a la prisi¨®n Taco-Taco, en la provincia de Pinar del R¨ªo, donde declar¨® su primera huelga de hambre. Por esa fecha, un diputado franc¨¦s, Thierry Mariani, que hab¨ªa sido nombrado "padrino" del preso cubano a trav¨¦s de mecanismos internacionales de solidaridad, se dirigi¨® a Jacques Chirac, presidente de la Rep¨²blica Francesa, y a Ren¨¦ Mujica, encargado de negocios de la embajada de Cuba en Par¨ªs, para expresar su preocupaci¨®n por el estado de salud de Zapata. Fue el primero de una larga serie de comunicados p¨²blicos sobre este caso espeluznante. Ninguno ha servido de nada.
Desde 2005, Zapata comenz¨® a comportarse como un "plantado", uno de esos presos que se niegan a vestirse como el resto de los convictos comunes y exigen ser tratados como prisioneros pol¨ªticos. Ello le cost¨® el segundo de los siete juicios a los que fue sometido. En ninguno se permiti¨® la presencia de familiares durante las vistas orales ni hubo derecho a una defensa real.
Una descripci¨®n prolija de las humillaciones y los horrores del "sistema reeducativo" que ha terminado cobr¨¢ndose esta vida disidente ser¨ªa poco menos que interminable. Pero no quiero escatimar los nombres de varios miserables -y eso que se trata de una historia llena de miserables-.
Todas las veces que Zapata fue trasladado de prisi¨®n las autoridades ni siquiera se tomaron el trabajo de avisar a su madre. Ella se enteraba al llegar, luego de trasladarse con dificultad hasta las c¨¢rceles y llevar a su hijo bolsas de comida que en m¨¢s de una ocasi¨®n le fueron confiscadas. Galletas, leche en polvo, cosas de ¨¦sas... En julio del 2007, cuando regresaba a Holgu¨ªn despu¨¦s de la visita en Camaguey, Reina sufri¨® un accidente de carretera. Dos costillas le da?aron un pulm¨®n, y tuvo que ser operada de urgencia.
Ya en Holgu¨ªn, Zapata Tamayo fue la v¨ªctima preferida de una especie de ralea humana, presos-sicarios que a cambio de visitas, pabellones y rebaja de condena le hacen el trabajo sucio a los carceleros y se dedican a golpear e intimidar a los presos pol¨ªticos. La golpiza m¨¢s importante que sufri¨® tuvo lugar el 21 de marzo de 2008. Poco despu¨¦s, el 26 de julio de 2008, dos reos comunes, uno de Mayar¨ª, y otro llamado Roberto Gonz¨¢lez, alias El Potrico, le tiraron 10 cubos de agua en la celda y le pegaron con un palo de escoba. Como pago por el atropello los militares beneficiaron a El Potrico con un pabell¨®n matrimonial de 72 horas.
Su ¨²ltimo a?o de vida fue el peor. El viernes 15 de mayo del 2009, acusado de "desacato y des¨®rdenes en establecimientos penitenciarios", le agregaron 10 a?os a la pena.
En octubre de 2009 los militares de la prisi¨®n provincial de Holgu¨ªn le dieron una fuerte patada en la cabeza. Ese golpe acab¨® provoc¨¢ndole un hematoma interno que hubo que operar.
El 3 de diciembre de 2009 Zapata comenz¨® una nueva huelga de hambre en la prisi¨®n Kilo 8 de Camag¨¹ey, reclamando "los mismos privilegios que Fulgencio Batista le dio a Fidel Castro cuando estuvo preso en el presidio Modelo". Encerrado en solitario, las autoridades lo privaron de agua durante 18 d¨ªas, lo que le ocasion¨® un fallo renal.
A mediados de febrero, mientras agonizaba tras m¨¢s de setenta d¨ªas de huelga de hambre, fue trasladado al hospital de la Prisi¨®n Combinado del Este en La Habana, donde no hab¨ªa las condiciones para un trato adecuado.
Zapata Tamayo falleci¨® el 23 de febrero, poco despu¨¦s de las 15 horas, en el hospital Hermanos Ameijeiras, donde hab¨ªa sido ingresado la noche anterior, cuando su defunci¨®n era inminente.
Fue llevado a morir y, ni siquiera en esa circunstancia, la polic¨ªa pol¨ªtica se priv¨® del escarnio. Seg¨²n la madre, un oficial de la polic¨ªa pol¨ªtica brome¨®: "Les tengo una noticia buena y una mala: la buena es que est¨¢ en el hospital Ameijeiras; la mala es que se est¨¢ muriendo".
Zapata no fue un invicto. Su historia no es la del libertario que consigue ver cumplidos sus ideales. Pero ese hombre que ahora est¨¢n enterrando en medio de un aguacero en el cementerio de La Guira, representa algo superior en una escala moral que se acerca demasiado al martirologio. Un irreductible.
Ernesto Hern¨¢ndez Busto es ensayista (premio Casa de Am¨¦rica 2004 por Perfiles derechos. Fisonom¨ªas del escritor reaccionario). Desde 2006 edita el blog de asuntos cubanos Pen¨²ltimosD¨ªas.com.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
?Tienes una suscripci¨®n de empresa? Accede aqu¨ª para contratar m¨¢s cuentas.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.