Salvemos la 'acercanza'
Las palabras que caen del Diccionario de la Real Academia lo hacen por desuso en siglos. Pero siempre hay escritores dispuestos a utilizarlas antes de matarlas
Un buen d¨ªa caen en desgracia y nadie sabe muy bien por qu¨¦ ha sido. La gente deja de usarlas; es la primera denuncia. Despu¨¦s, los acad¨¦micos, aquellos sabios encargados de la vigilancia de la lengua, las sentencian a morir arroj¨¢ndolas fuera del diccionario. A nadie le gusta asesinar palabras. Son casos aislados. Aunque tambi¨¦n se dan los ejemplos heroicos. Como el de la palabra acercanza.
Resulta que en la comisi¨®n correspondiente de enmiendas y adiciones, un buen d¨ªa se present¨® ante las narices de los se?ores acad¨¦micos el palabro en cuesti¨®n. Moribunda, en la UVI del diccionario, nadie documentaba su uso desde 1494. Es la l¨ªnea fronteriza. Las palabras que han sido utilizadas desde 1500 deben permanecer porque el diccionario es un instrumento que facilita la comprensi¨®n de cualquier texto desde esas fechas hasta hoy. Alguno clam¨®, con sangre fr¨ªa, que deb¨ªa eliminarse. Pero dos escritores presentes en el juicio, Javier Mar¨ªas y Arturo P¨¦rez-Reverte, y un humorista de raza como Mingote detuvieron en ¨²ltima instancia el aniquilamiento.
No es muy habitual esta resurrecci¨®n de palabras enfermas. "Hay que hacer hueco, ¨¦sa es la verdad", dice Pombo
Fue un arrojo rom¨¢ntico. Acercanza les sonaba a cercan¨ªa, pero con muchas m¨¢s lecturas. "Con un toque afectivo", confiesa P¨¦rez-Reverte. En la definici¨®n dice: "De acercar. Proximidad, relaci¨®n". Y adem¨¢s les mec¨ªa ese sonido tan propio, meloso, musical, vivo. Total, que decidieron lo ins¨®lito: resucitarla.
"Nos juramentamos all¨ª, nos comprometimos a darle vida de nuevo", comenta el autor de Alatriste. El procedimiento en estos casos es f¨¢cil. Volverla a usar. Como Mar¨ªas, P¨¦rez-Reverte y Mingote tienen pr¨¦dica semanal en los diarios y se pusieron manos a la obra. Los escritores la incluyeron en sus art¨ªculos y el humorista en su vi?eta. Adem¨¢s, P¨¦rez-Reverte la ha utilizado en su nueva novela, El asedio.
Pero ya que ha vuelto a la vida, Mar¨ªas no ha querido desaprovechar la oportunidad de aumentar su eco, de darle nuevas dimensiones. "Nos pareci¨® que era una palabra bonita por s¨ª misma, sin necesidad de dar muchas explicaciones", asegura el novelista. "Yo la volv¨ª a utilizar con un sentido nuevo, le quit¨¦ la acepci¨®n po¨¦tica y la coloqu¨¦ en un uso normal, algo as¨ª como: 'Si alguien prefiere rehuir esa acercanza". El efecto se consigui¨® a las mil maravillas. "Incluso tenemos que agradecer a los cr¨ªticos su labor", proclama Mar¨ªas. Muchos atacaron que en la Real Academia se dedicaran a esas cosas. ?A qu¨¦ sino?, cabe preguntarse. "Cuanto m¨¢s utilizaban el ejemplo sea a favor, fuera en contra, m¨¢s se afianzaba su uso, que era la cuesti¨®n fundamental", dice Mar¨ªas.
No es muy habitual esta resurrecci¨®n de palabras enfermas. Los acad¨¦micos son conscientes de su misi¨®n. "Hay que hacer hueco, ¨¦sa es la verdad, de todas formas nosotros influimos muy poco en esa selecci¨®n. Los que de verdad influyen son los medios de comunicaci¨®n con los usos reiterados", comenta ?lvaro Pombo. Tambi¨¦n lo dice Emilio Lled¨®, que estaba en la operaci¨®n rescate. "Soy muy poco partidario de eliminar palabras", comenta el fil¨®sofo. M¨¢s bien prefiere inventarlas. Pero en eso ha corrido una suerte variable hasta el momento. "Hace poco se me ocurri¨® la palabra aterrorismar, d¨ªcese de quien mete miedo a la gente con la excusa del terrorismo. Escrib¨ª un art¨ªculo dedicado a ella, pero ha tenido poco predicamento", asegura Lled¨®.
Hay otros ejemplos de palabras que se han incluido y han perdido vigencia en algunas ¨¢reas. Antonio Mu?oz Molina recuerda un caso querido. "Cuando se debati¨® maizena, que era uno de esos nombres de marca comercial que se convierten en sustantivos gen¨¦ricos, como danone por yogur". La marca perdi¨® preponderancia y dej¨® de usarse mucho en Espa?a. "Para m¨ª tiene su valor sentimental, porque est¨¢ asociado a la infancia: a los ni?os de finales de los cincuenta nos daban maizena para ponernos robustos", rememora el escritor de ?beda.
Los criterios pueden parecer caprichosos en casos as¨ª. "Ha habido sesiones en las que hemos visto palabras que se arrastraban por el diccionario porque ven¨ªan de ediciones anteriores, sin ninguna constancia de uso en siglos. De todos modos hay que ser cuidadoso, porque el hecho de que una palabra haya dejado de usarse no indica que no convenga mantenerla en el diccionario", asevera Mu?oz Molina.
El escritor es partidario de ser generoso con las entradas. "Creo que hay que ser cauteloso. Al fin y al cabo, una palabra tampoco ocupa tanto espacio. Eso s¨ª, a no ser que sea una palabra fantasma que en realidad no se ha usado nunca".
De todas formas hay casos m¨¢s peliagudos, explica el director de la RAE, V¨ªctor Garc¨ªa de la Concha. Los t¨¦rminos m¨¢s t¨¦cnicos. "Palabras del dialectismo y de las jergas jur¨ªdicas, la medicina, la filosof¨ªa que se incluyeron siguiendo un criterio acertado en su ¨¦poca, pero que ya no tienen sentido ni en su propio mundo", comenta. Muchas de ellas pasan al diccionario hist¨®rico y ah¨ª quedan. En los dem¨¢s casos, cuando se documentan en un texto literario y no se utilizan habitualmente, el DRAE avisa. "En esos casos especificamos que est¨¢n poco usadas", asegura Garc¨ªa de la Concha.
Sin embargo, la RAE se enfrenta a nuevos tiempos. Quiz¨¢s ya no urja deshacerse de todas y cada una de las palabras moribundas. La era digital ensancha y destroza la frontera del papel del propio diccionario. Los acad¨¦micos cuentan con hueco para todas y cada una de las palabras, muertas o vivas. "Es una buena observaci¨®n", comenta V¨ªctor Garc¨ªa de la Concha. La magia de aquel armatroste de papel que un buen d¨ªa sorprendi¨® a Pablo Neruda para dedicarle su Oda al Diccionario -"No eres tumba, sepulcro, f¨¦retro, t¨²mulo, mausoleo, sino preservaci¨®n, fuego escondido, plantaci¨®n de rub¨ªes, perpetuidad viviente de la esencia, granero del idioma"- ya cuenta con un espacio infinito donde saltan sin cesar todas las palabras de todos los idiomas. Como en un babel horizontal de pasado, presente y futuro.
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