Regateo al ritmo del r¨ªo Li
Este cauce chino, rodeado por centenares de picos calizos, ofrece al visitante una de las estampas emblem¨¢ticas del pa¨ªs
Nada escapa a los tent¨¢culos del turismo y el regateo en China, ni siquiera los lugares supuestamente m¨¢s rec¨®nditos del pa¨ªs. Si uno piensa que los mercadillos son cosa de las ciudades, se equivoca. En la China rural, el negocio tambi¨¦n existe. Y el regateo es constante. Para negociar una camiseta, un viaje en autob¨²s, un paseo en barca, y hasta la pesca con cormoranes en la orilla del r¨ªo Li. Tradicionalmente, los chinos utilizaban estas aves para pescar. Les anudaban una cuerda a la garganta en el punto justo para no ahogar al animal. As¨ª evitaban que los cormoranes tragaran las piezas que pescaban, y el ser humano se beneficiaba. La t¨¦cnica se sigue utilizando hoy. Pero en el espectacular r¨ªo Li, salpicado de unos picos k¨¢rsticos que son una de las delicias de China, los pescadores tratan ahora de echar las redes a las carteras de los acaudalados turistas, que son, por cierto, mayoritariamente chinos.
Dicen que no hay pa¨ªs m¨¢s capitalista que el gigante asi¨¢tico, donde calles y carreteras son mercados potenciales. El mismo abrelatas con figuras de la ¨®pera china o una ranita de madera con la que imitar el sonido de tal animal se encuentran, una y otra vez, pueblo tras pueblo. Los comerciantes chillan: "Handmade", la palabra inglesa para decir "hecho a mano". No es as¨ª. Pero tiene su gracia el esfuerzo por enga?ar. Comienza el enigma chino, adivinar qu¨¦ es aut¨¦ntico y qu¨¦ es falso, aunque, parad¨®jicamente, lo falso sea lo verdaderamente chino. Reyes de la imitaci¨®n y el margen de negocio, el pasatiempo del turista consiste en bajar el precio hasta lo que un occidental considerar¨ªa insultante.
Estamos en la provincia de Guangxi, ubicada en el sur de China. Fronteriza con Vietnam, esta regi¨®n ocupa una superficie equivalente a la mitad de Espa?a y tiene una poblaci¨®n parecida, 45 millones. En Guangxi, dos son los destinos imprescindibles: el mencionado r¨ªo Li y sus alucinantes cimas, tan famosas que incluso Mao comparte protagonismo con ellas en el billete de 20 yuanes; y Longsheng, donde se encuentran algunos de los arrozales m¨¢s impresionantes de China, a los que se accede tras salvar un desnivel de 800 metros. All¨ª arriba forman escalones de verde y agua, confundidos a veces entre la niebla. Para llegar hay que tomar primero un autob¨²s que no circula precisamente lento por unas carreteras llenas de curvas que van dejando cada vez m¨¢s abajo el inicio del camino. Por ¨²ltimo, en el trayecto a pie llegar a lo m¨¢s alto lleva m¨¢s o menos una hora de camino. En realidad, menos, pero todo el mundo se detiene a cada rato para observar el imponente paisaje.
Lo de Longsheng es la agricultura tur¨ªstica y llamativa. Pero desde el resto de las carreteras de la provincia de Guangxi, se tome la que se tome, se ve el campo chino y sus dificultades. Llama la atenci¨®n la enorme cantidad de personas que ocupan las tierras, kil¨®metro tras kil¨®metro. No hay apenas rastro de tractores o maquinaria agr¨ªcola. En las carreteras del campo se dibujan todas las clases sociales chinas. El transporte es a pie, en carro, en bicicleta, en moto el¨¦ctrica, en burro... o con la ayuda de los bueyes de agua, unos animales de tama?o considerable que a veces meten la pata demasiado en la calzada y terminan atropellados.
En Yangshuo, probablemente la ciudad m¨¢s tur¨ªstica, pero al tiempo agradable de la provincia, falta la luz por la noche y se escucha el curso del r¨ªo. Eso le da cierto aire m¨ªstico. Tiene su gracia aterrizar all¨ª con el calor agobiante del verano, los gritos de los comerciantes, el olor de la comida a la brasa o el ruido de los balines reventando globitos en una caseta de tiro al blanco. Adem¨¢s, es barato. El r¨ªo Li serpentea junto al pueblo de 300.000 habitantes. Por la noche hay quien hace volar globos de papel introduciendo una vela en su interior. Poco a poco empiezan a elevarse en silencio hasta que desaparecen en lo m¨¢s alto del cielo. Pero si hay algo alucinante que ver en el r¨ªo Li por las noches es el Impressions Liu Sanjie, un espect¨¢culo "musical folk", tal y como define su director, Zhang Yimou. El que fue responsable de la incre¨ªble ceremonia de apertura de los Juegos Ol¨ªmpicos de Pek¨ªn ilumina los picos k¨¢rsticos y pone en escena a 600 personas para una obra coral china que deja al visitante con la boca abierta.
"?Bamb¨², bamb¨²!"
Al amanecer, ya con luz natural, se van descubriendo los centenares de picos calizos que envuelven al Li. Es bello, absolutamente distinto de cualquier otro paisaje monta?oso. Durante el d¨ªa hay dos excursiones que merecen la pena. Una, la t¨ªpica, subirse a un barquito de bamb¨². Los hay a cientos. "?Bamb¨², bamb¨²!" es el grito de guerra lanzado al turista. La otra opci¨®n, alquilarse una bicicleta. En esto hay quien se lo trabaja m¨¢s que otros. Muyi, gu¨ªa china, sab¨ªa captar al vuelo la cara de un espa?ol en una de las calles de regateo de Yangshuo. Se acercaba con una libreta y ense?aba lo que otros espa?oles hab¨ªan escrito sobre ella: "Muy recomendable, Muyi te llevar¨¢ por parajes incre¨ªbles". Ese gesto de alguien que no hablaba ni palabra de castellano era un espacio abierto en medio de un bosque de vendemotos. As¨ª que hab¨ªa que probarlo. No decepcion¨®. Muyi pedalea por pueblos donde los abuelos saludan ni hao! [?hola!]; por arrozales y hasta la entrada de unas cuevas donde te puedes ba?ar en sus piscinas naturales. "?sta es el agua caliente y ¨¦sta es la fr¨ªa", explican. Mentira, una nueva moto china. Una estaba congelada, y la otra, helada.
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C¨®mo ir e informaci¨®n
? KLM (www.klm.es) y Air France (www.airfrance.es) vuelan a Guilin desde Madrid con una escala, ida y vuelta, a partir de 834 euros.
? Se recomienda trasladarse en taxi hasta Yangshuo, un peque?o pueblo a 60 kil¨®metros de Guilin, m¨¢s acogedor que este ¨²ltimo.
? En Yangshuo hay hoteles y albergues de distinto precio, mucho m¨¢s bajo que en Pek¨ªn o Shanghai. Todos tienen excelente informaci¨®n tur¨ªstica y tours organizados que suelen partir de la estaci¨®n de autobuses de la localidad.
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