La nieve da vida al Cabo de Gata
Las salinas reviven al duplicarse la demanda para el deshielo de carreteras
Las salinas de Cabo de Gata son al parque natural lo que el coraz¨®n a un ser vivo. Si dejan de funcionar, el ecosistema se quiebra. Como el aleteo de la mariposa que desencadena una tempestad al otro lado del mundo, el temporal de nieve que este invierno no da tregua a pa¨ªses como Inglaterra o Francia ha supuesto una inyecci¨®n de vida para este espacio de excepcional valor ecol¨®gico, que es un aut¨¦ntico oasis para las aves.
Hacia el norte de Europa han partido 17.000 toneladas de sal amontonadas desde 2008. La demanda fue tan baja que Uni¨®n Salinera, empresa explotadora, descart¨® producir el pasado oto?o en las 380 hect¨¢reas de superficie inundable instaladas sobre una albufera f¨®sil. Fenicios y musulmanes ya explotaron este lugar del que se extraen 30.000 toneladas por a?o.
En la empresa salinera trabajan cuatro personas. Hace un siglo, 150
El plan del Cabo de Gata califica de imprescindible esta industria
En el contexto de declive que se instal¨® d¨¦cadas atr¨¢s en una industria que el Plan de Ordenaci¨®n de Cabo de Gata califica de "imprescindible" para la conservaci¨®n del ecosistema, nadie auguraba el golpe de fortuna en forma de fr¨ªo prolongado que ha propiciado que se agote hasta el ¨²ltimo gramo de la sal que se produce en sus lagunas rosadas. La materia prima que sale de ellas se considera m¨¢s eficaz que la de mina para el deshielo por ejemplo de carreteras.
"La demanda se ha duplicado, ha sido inusual", confirma Pedro G¨®mez, director de las salinas, que han pasado de languidecer por la ca¨ªda de la demanda entre la clientela habitual (el salaz¨®n de pescado en Islandia y Noruega, y de carne en La Alpujarra) a promet¨¦rselas muy felices. "Lo previsible es que la demanda contin¨²e", apunta. Su previsi¨®n la comparte la Consejer¨ªa de Medio Ambiente, que ve indicios de continuidad en la actividad.
"Tenemos tir¨®n para rato", aventura Paco M¨¢rquez, trabajador durante 30 a?os del saladar en el que naci¨® hace 58, cuando su padre bregaba todav¨ªa con la recolecci¨®n manual. Es uno de los cuatro empleados fijos de las salinas. Durante la primera mitad del siglo XX la cifra alcanz¨® los 150, "y eventuales hasta que quedaban herramientas libres". Era la ¨¦poca en que, junto a las lagunas, se construy¨® una iglesia, un cine, un economato, un horno de pan y 30 viviendas. En ellas no quedan m¨¢s que una docena de personas, jubilados y viudas de ex empleados en su mayor¨ªa. "Aquello era una ciudad y m¨ª me ha tocado vivir su ocaso", lamenta Francisco Garc¨ªa, hijo y nieto de salineros que pertenece al colectivo recientemente creado para defender el paraje. "Intentamos luchar para que se conserve lo poqu¨ªsimo que queda de este legado, que se fue abandonando. La explotaci¨®n est¨¢ estancada, no hay m¨¢s que un m¨ªnimo mantenimiento por el tema de las aves".
Se refiere Francisco a las m¨¢s de 80 especies que viven en esta zona, parada obligada de las aves que migran del norte de Europa a ?frica gracias a la diversidad de ambientes que propician las dispares caracter¨ªsticas de las aguas que se almacenan en los estanques. Cada uno cuenta con su grado de salinidad, propiciado para cosechar la sal. "Si no completamos el circuito salinero las aves se ir¨ªan, porque cada una encuentra su alimento id¨®neo en estas balsas". En sus sedimentos y en la l¨¢mina de agua habitan multitud de formas marinas de las que se nutren las aves. "Si cortas el proceso, el parque se hunde", sentencia M¨¢rquez mientras repara los destrozos ocasionados en los ¨²ltimos d¨ªas por la lluvia, que "se comi¨® 20.000 toneladas de sal", lo que puede retrasar la extracci¨®n, prevista como siempre para septiembre.
Hasta entonces no ser¨¢ posible ver una de las im¨¢genes m¨¢s representativas del parque natural, la de la sal apilada a las faldas de la sierra de Gata en monta?as que casi emulan las crestas ocres de este conjunto volc¨¢nico. "Es la primera vez que veo esto as¨ª. Mucha de la gente que viene lo que espera ver es justo la sal. Ahora se quedan extra?ados", explica Francisco Garc¨ªa.
Los nost¨¢lgicos de este paisaje modelado por el hombre pueden echar mano al DVD. Hay para todos los gustos. ?xtasis, protagonizada por Javier Bardem, Viajes con mi t¨ªa, de George Cukor o el videoclip de Cosmic Girl, de Jamiroquai, son solo parte de las horas de rodaje en estas salinas, ahora "un poco raras" pues, como advierte Garc¨ªa, "se echa mucho en falta la sal. Sin ella, el paisaje se ha quedado vac¨ªo".

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