Batasuna fuera de la C¨¢mara
Su debate revela la pugna por volver para quedarse
Ma?ana har¨¢ un a?o que la izquierda abertzale vinculada al terrorismo se qued¨® sin esca?os en el Parlamento vasco y en esas condiciones pasar¨¢ al menos otros tres. Con aquello, y con el acortamiento del plazo hasta las elecciones municipales de 2011, en las que se arriesga a quedar por completo barrida de la representaci¨®n institucional, los radicales se van aproximando a su hora de la verdad: o disuelven ETA, o la desautorizan, o desaparecen y otros ocupar¨¢n su lugar, como apunt¨® hace un a?o el crecimiento de Aralar. Fin de los tiempos en que entraban a la C¨¢mara bajo los focos -abri¨¦ndose paso entre la pl¨¦yade de escoltas que depositaban a sus puertas a la mitad de sus compa?eros de hemiciclo-, pon¨ªan lehendakari y sosten¨ªan sus planes. El ¨²ltimo debate ha colocado a esa izquierda abertzale a las puertas de su determinante ¨²ltima decisi¨®n, si quieren, como parece, volver para quedarse.
Respecto del Parlamento resultante de su ilegalizaci¨®n, la ausencia de los electos radicales ha tenido como efectos m¨¢s visibles, por un lado, el reforzamiento de la otra izquierda abertzale, Aralar, y, por otro, un clima de m¨¢s tranquilidad en la C¨¢mara. Sobre todo, para la representaci¨®n de los partidos expresamente amenazados por el terrorismo, lo mismo que el actual Gobierno, que no olvidan el carrete de fotos de Fernando Buesa, realizado en los pasillos de la sede del Parlamento, que la polic¨ªa encontr¨® en un piso usado por el comando Vizcaya. Pero tambi¨¦n para los otros grupos nacionalistas. Porque la desaparici¨®n de su presi¨®n sobre ellos les deja modular sus iniciativas: las propuestas de los radicales han dejado de emplazarles y medirles constantemente y eso les da un mayor margen de maniobra para la negociaci¨®n y el acuerdo, tanto entre ellos, como con los grupos no nacionalistas.
Podr¨ªa servir de ejemplo el texto conjunto que acordaron el jueves el PSE-EE y Aralar, sobre una iniciativa original de los abertzales, en apoyo a los encausados en el caso Egunkaria, y al que finalmente dieron su voto tambi¨¦n el PNV y EB. Probablemente no habr¨ªa sido posible de haber planeado sobre Aralar la sombra de sus principales competidores por el espacio abertzale y la segura descalificaci¨®n de su transacci¨®n con los socialistas que habr¨ªan realizado. De hecho, la formaci¨®n que lidera el hist¨®rico Patxi Zabaleta dif¨ªcilmente habr¨ªa obtenido los resultados que hace un a?o cuadruplicaron su representaci¨®n, le permiten tener grupo propio, y le otorgan una solvencia y reconocimiento muy distintos del resto de la C¨¢mara. En todo caso, tanto para Aralar como para el PNV, EA y EB, el regreso de los radicales al Parlamento es un cuesti¨®n de principios y la derogaci¨®n de la Ley de Partidos una reclamaci¨®n permanente.
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