El sexismo de EL PAIS y el sexismo del pa¨ªs,
El 5 de marzo asist¨ª, con otras trescientas personas, a la junta general de accionistas de EL PAIS.Convencida de que en este diario se daba voz a todos los sectores y al comprobar que se ocupaba con alguna frecuencia de feminismo, no dud¨¦ en suscribir una acci¨®n en cuanto tuve ocasi¨®n de ello, como peque?o grano de arena aportado para que EL PAIS siguiera su marcha. Por eso, el s¨¢bado esperaba encontrar all¨ª un ambiente distinto.
Mi ideal se derrumb¨® en cuanto, al entrar, me encontr¨¦ con una mesa presidencial -ocupada por el consejo de administraci¨®n- compuesta por veintiuna personas de variadas ideolog¨ªas y variados rasgos: rubias, morenas, altas, bajas ... pero con una nota. en com¨²n: todas eran varones. Esa ausencia de mujeres me martille¨®. ??Pero tambi¨¦n aqu¨ª?,me dije. ?No, no es posible.? Esto parece un c¨®nclave eclesi¨¢stico, un estado mayor militar, la Real Academia Espa?ola, el Consejo del Reino o el Gobierno espa?ol, que nos dan una imagen exclusivamente masculina.
Alarmad¨ªsima, me pregunt¨¦ si ser¨ªa yo la ¨²nica mujer accionista; pero no all¨ª estaban Beatriz Rodr¨ªguez Salmones, Mercedes F¨®rmica, Pilar Narvi¨®n, Bego?a de Diego, Carmen D¨ªez de Rivera y un buen pu?ado m¨¢s.
?l segundo mazazo lleg¨® en el momento de la votaci¨®n para renovar el consejo. Se nos facilit¨® una lista de 63 nombres de personas para elegir a veintiuna, y el sesgo estad¨ªstico volvi¨® a repetirse: las 63 eran personas de variadas ideolog¨ªas, unas rubias, otras morenas, con ojos negros o con ojos azules, pero todas eran varones...
Mi primera protesta la dirig¨ª a Ram¨®n Tamames, miembro del consejo saliente, de quien pens¨¦ que, dada su ideolog¨ªa, estar¨ªa sensibilizado en el tema... Pero se me escurri¨® como una anguila, entre bromas y veras. Fui llevando entonces mi descontento de corro en corro a toda la que y todo el que quiso o¨ªrme. M¨¢ximo, el gran humorista, me reconoci¨® que ¨¦l mismo, al hacer un recuento retrospectivo de las figuras humanas que aparec¨ªan en sus chistes, observ¨® que en ellos casi nunca estaba presente la mujer. Escandalizado, se hab¨ªa propuesto remediarlo en el futuro, porque se trataba de un hecho inconsciente.
En ruegos y preguntas, Mercedes F¨®rmica elev¨® su voz para denunciar el sexismo de las elecciones. El presidente, Jos¨¦ Ortega Spottorno, asegur¨® que se hab¨ªa tratado de un hecho no voluntario, de un hecho inconsciente.
D¨ªas antes me hab¨ªan llegado quejas indignadas sobre una cr¨®nica publicada en EL PAIS acerca de los distintos grupos feministas que hab¨ªan participado en un ciclo organizado por la Asociaci¨®n para la Promoci¨®n y Evoluci¨®n Cultural, APEC. Era un reportaje mal hecho que, con la intenci¨®n de informar de las caracter¨ªsticas de cada grupo, ofrec¨ªa un rompecabezas inexacto. Al hablar de APEC se dec¨ªa que propugnaba una revoluci¨®n del inconsciente, algo que dicho as¨ª, de bote pronto y sacado de contexto, lo convert¨ªa en disparate.
?Se entender¨¢ ahora por qu¨¦ el feminismo es un movimiento contracultural y por qu¨¦ APEC propone entre sus objetivos la revoluci¨®n del inconsciente? Lo que se rechaza es el marco masculino y patriarcal en que se mueve y est¨¢ inmersa toda nuestra cultura.
Est¨¢ tan enraizada en todas las mentes, no ya la preponderancia, sino el protagonismo exclusivo del var¨®n y lo masculino, que este exclusivismo ya no es consciente, esto es, ya no responde a una premeditaci¨®n, sino que se ha fijado en el subconsciente, all¨ª donde se acumula el conjunto de tradiciones, costumbres y creencias del pasado. En este fen¨®meno juega un papel fundamental la estructura del lenguaje, que con su doble mecanismo g¨¦nero gramatical femenino = genero espec¨ªfico y g¨¦nero gramatical masculino =g¨¦nero extensivo, provoca una configuraci¨®n mental en los hablantes que identifica lo masculino con lo total, el var¨®n con la persona, en tanto que trata a la mujer como grupo espec¨ªfico aparte.
En el pasado, cuando la mujer estaba marginada y condenada a no ejercer m¨¢s funciones que las derivadas de la reproducci¨®n, las de ama de casa, o las agr¨ªcolas, eso ten¨ªa pleno sentido. Pero ahora, cuando la mujer est¨¢ conquistando con sus brazos y su inteligencia todos los terrenos, resulta cada d¨ªa m¨¢s intolerable esta asimetr¨ªa, esta perenne consideraci¨®n como ciudadano de segunda, este olvido ?involuntario? que a diario se comete con la mujer.
EL PAIS se proclama liberal, independiente y democr¨¢tico. Pero no hay democracia donde no concurren todos los sectores de la poblaci¨®n, donde no se tiene presente el elemento m¨¢s marginado de la historia de la Humanidad. Claro que el sexismo de EL PAIS no es m¨¢s que el sexismo del pa¨ªs y hasta del mundo todo. Hay que hacer una revoluci¨®n del inconsciente.
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