El sonido Chopin, a toda m¨¢quina
El arrebato revolucionario del compositor suena con m¨¢s fuerza que nunca a los 200 a?os de su nacimiento - Una avalancha de citas celebra la efem¨¦ride
D¨¦bil y melanc¨®lico, enfermizo, un tanto solitario y frustrado, Federico Chopin no debi¨® ser consciente en su corta vida -39 a?os- de su paso decisivo y revolucionario por la m¨²sica. Ahora, cuando el primero de marzo se cumplan 200 a?os de su nacimiento en Zelazowa Wola (Polonia), su estela crece. No dedic¨® apenas inspiraci¨®n para otra cosa que no fuera el piano. Pero su b¨²squeda de nuevas formas, su arrebato rom¨¢ntico y visionario para ensanchar todos los lenguajes del instrumento m¨¢s completo que existe fue incre¨ªblemente fruct¨ªfera. Hoy es el rey del piano y su mayor profeta. La vigencia de Chopin en este segundo centenario es un¨¢nime y absoluta.
No llamaba la atenci¨®n por su encanto o el sex appeal que ten¨ªan otros coet¨¢neos como Franz Liszt, provocador del delirio en escena y precursor del aut¨¦ntico fen¨®meno fan contempor¨¢neo. Era peor int¨¦rprete que ¨¦l, pero fue mejor compositor, m¨¢s ambicioso. El f¨ªsico le influ¨ªa en ciertos complejos y refrenaba su timidez. Un permanente aspecto p¨¢lido y sus apenas 50 kilos no le proporcionaban el atractivo de su m¨¢s famoso oponente, con quien se enfrentaba a veces en duelos extenuantes.
"Inici¨® una nueva forma de tocar y abordar el piano", afirma Torres-Pardo
Lang Lang: "El p¨²blico multiplicaba sus emociones con sus piezas"
Pero aun as¨ª, logr¨® conquistar los favores de la escritora George Sand en Par¨ªs. Esta mujer de rompe y rasga con quien acab¨® una temporada en Mallorca fumaba puros y animaba los salones franceses en los que Chopin estrenaba sus piezas. Sand le encontraba, seg¨²n cuenta el pianista Alfred Cortot en el maravilloso libro Aspectos de Chopin (Alianza), "bello de rostro como una mujer triste".
Triste y un tanto desesperado, pero tambi¨¦n tozudo y genial, Chopin dedic¨® su vida a indagar en la grandeza de un instrumento para el que casi todo estaba por escribir. Pero su paso por este mundo marc¨® definitivamente el desarrollo posterior del arte del piano. ?l bebi¨® de las referencias anteriores que abrieron caminos fundamentales: de Scartlatti y Bach -aunque ¨¦ste no escribi¨® para piano y lleg¨® a despreciarlo como nuevo instrumento en vida- en el barroco; a Mozart, Beethoven y Schubert despu¨¦s, el teclado llega a Chopin como un artefacto estimulante en el que se abren mil maneras de indagar. "Despu¨¦s de su huella ya no puedes esquivarlo", comenta Javier Perianes, pianista que se encuentra estos d¨ªas preparando el Concierto n¨²mero uno junto a su maestro Daniel Barenboim. "Algunos critican la orquestaci¨®n de sus conciertos, pueden verse como una alfombra de terciopelo. Bien, pero est¨¢ hecha para que caminemos sobre ella con elegancia o para que nos estrompemos. Es la desnudez, completamente transparente".
Perianes es uno de los int¨¦rpretes que se dedicar¨¢ este a?o a fondo a Chopin. Tambi¨¦n los mayores lo est¨¢n haciendo. Barenboim, aparentemente alejado del mundo chopiniano, le va a dedicar varios recitales. Lo mismo que Krystian Zimerman, que ha ideado este a?o programas exclusivos dedicados a su compatriota de los que ya ha dado una muestra espectacular en una gira por ocho ciudades espa?olas.
Y es que, seg¨²n Rosa Torres-Pardo, "Chopin se impone". En todas las edades de un pianista, en los j¨®venes y los maduros. "En los j¨®venes porque se presta a la pasi¨®n, la emoci¨®n y el descontrol y en los maduros porque, justo para evitar lo otro, se busca el equilibrio como un reto".
Quien dict¨® c¨¢tedra para los pianistas en c¨®mo deb¨ªa interpretarse a Chopin fue Arturo Rubinstein, comenta Torres-Pardo. "Es la referencia todav¨ªa hoy". Porque exprimi¨® al m¨¢ximo -como tambi¨¦n lo hiciera Alfred Cortot o m¨¢s recientemente Maria Joao Pires, Zimerman o Maurizio Pollini, cuyas interpretaciones se aprecian en la obra completa que edita este a?o Deutsche Grammophon- la riqueza que Chopin quiso dar al instrumento. "?l inici¨® una nueva forma de tocar y abordar el piano, con piezas que se prestaban al virtuosismo, a la libertad creativa en las din¨¢micas, los pianismos, la t¨¦cnica, las sonoridades, los colores...", comenta la int¨¦rprete espa?ola.
Todo puede explorarse en sus Sonatas, sus Estudios, sus Mazurcas, las Barcarolas, las Baladas, los Valses, los Nocturnos, los Preludios... Estos ¨²ltimos, escritos con un af¨¢n visionario que iba 50 a?os por delante de lo que despu¨¦s seguir¨ªan haciendo Debussy, Rachmaninov y los representantes vanguardistas de la Escuela de Viena.
El influjo en los j¨®venes es constante. El pianista chino Lang Lang lo reconoce a sus 28 a?os. "Cuando era adolescente quise incorporar todo su repertorio. No llegu¨¦ a hacerlo, pero aprend¨ª mucho con ¨¦l", comenta desde Viena el int¨¦rprete que este a?o ha participado en la pel¨ªcula Chopin project. "Ese romanticismo, la melod¨ªa, el estado de ¨¢nimo, te ayuda a crecer". Para Lang Lang, la gran huella de Chopin se not¨® en la espectacularidad. "Tocar el piano pas¨® a ser como ir a la ¨®pera. El p¨²blico multiplicaba sus emociones con sus piezas. Pasaba de la melancol¨ªa a la rabia, aunque sin llegar a ser violento en algunos Estudios o en varios Preludios. Fue un aut¨¦ntico revolucionario del piano".
Un rompedor de esquemas que aprovechaba, precisamente por saberse imperfecto, las habilidades de su cuerpo. No estuvo dotado de buena salud para la vida. Le persigui¨® constantemente la tuberculosis. La contrajo de ni?o y le mat¨® sin haber cumplido 40. Pero supo que pose¨ªa un tesoro en las manos. Si no las hubiera tenido as¨ª, no se habr¨ªa atrevido a ciertas cosas, como cuenta Cortot. "Esos dedos claramente separados de su base y dotados de una manifiesta independencia individual", comenta el pianista, "mostraron una agilidad milagrosa y un virtuosismo cautivador, muy profuso".
Eran dedos de terciopelo, dec¨ªa George Sand. Sin ser consciente de que en su piropo encerraba una verdad f¨ªsica que le facult¨® para encontrar nuevos caminos. "Le proporcionaban una agilidad infinita de las articulaciones, susceptible de todas las delicadezas, y la firmeza de una osamenta en esa parte de su cuerpo que curiosamente era como la de un soldado", dice Cortot.
La sabidur¨ªa de quien debe sobrevivir y hacer del defecto virtud adorn¨® a Chopin. Su voluntad de superaci¨®n, su sensibilidad y unas manos capaces de llegar con la fantas¨ªa de su mente a las nuevas formas musicales que ideaba en la cabeza y deb¨ªa desarrollar sobre el teclado le convirtieron en un Mes¨ªas del piano. Dice Lang Lang: "Con ¨¦l, el teclado se convirti¨® en algo menos asociado a la percusi¨®n y m¨¢s cercano a la cuerda y al viento de una orquesta". ?l lo convirti¨® en el instrumento total.
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