Instituciones deterioradas
Una caracter¨ªstica de todos los sondeos es la valoraci¨®n muy negativa que los ciudadanos hacen de la capacidad del sistema democr¨¢tico para solucionar la crisis econ¨®mica, lo cual redunda en un cuestionamiento de la calidad de la democracia. En muchas ocasiones, la pol¨ªtica (con min¨²scula) se impone al sentido com¨²n y defrauda las expectativas de la gente.
Es s¨ªntoma de ello lo que est¨¢ ocurriendo en Espa?a con el debate partidario en materia econ¨®mica. Los Presupuestos del Estado, las convocatorias para lograr un pacto transversal que permita aunar fuerzas para combatir la peor crisis econ¨®mica en much¨ªsimos a?os, el planteamiento de anteproyectos como el de la Ley de Econom¨ªa Sostenible, son ocasiones perdidas en las que lo que emerge a la luz p¨²blica son, m¨¢s all¨¢ de los matices y diferentes responsabilidades que se les podr¨ªa atribuir a cada uno, los ejercicios de permanente desautorizaci¨®n entre el Gobierno y la oposici¨®n. La discusi¨®n central, tal como trasluce, tiene m¨¢s que ver con luchas sobre el poder y con ejercicios de mera supervivencia partidista que con el deterioro de las condiciones de vida de los ciudadanos en materia de desempleo, empobrecimiento y p¨¦rdida de bienestar. Seguramente no es del todo justa esta percepci¨®n, pero es la que es: se manifiesta una ausencia de densidad argumental en el debate pol¨ªtico de la crisis econ¨®mica, en beneficio de otros asuntos m¨¢s corporativos de sus escasos protagonistas.
La oposici¨®n, o no tiene alternativa o la esconde por el temor a perder votos
Est¨¢ bien que el Ejecutivo pretenda administrar su acci¨®n con el mayor consenso pol¨ªtico y social y no mediante el despotismo de otros momentos, pero ese consenso no puede ser limitativo de la acci¨®n de gobernar. La oposici¨®n del PP se est¨¢ ejerciendo por mero deterioro del Gobierno: o no tiene alternativa econ¨®mica o la esconde temerosa de sus costes sociales en n¨²mero de votos. El Banco de Espa?a, que habr¨ªa de ejercer ahora un papel muy activo debido a la restricci¨®n del cr¨¦dito -que es la principal limitaci¨®n al crecimiento de la inversi¨®n y el empleo- habla de cualquier otra cosa m¨¢s que de ello causando la irritaci¨®n no s¨®lo de los sindicatos sino de los empresarios: la reestructuraci¨®n del sistema financiero est¨¢ siendo mucho m¨¢s lenta de lo esperado. Qu¨¦ decir de otras instituciones centrales como el Tribunal Constitucional (incapaz de ser renovado por los partidos pol¨ªticos), el Consejo General del Poder Judicial (del que se han conocido recientemente sus procedimientos de selecci¨®n) y otros organismos supervisores y reguladores. Etc¨¦tera.
Muchas instituciones aparecen demediadas o fuera de forma en esta coyuntura, en la que ser¨ªan esenciales para la revitalizaci¨®n de la vida pol¨ªtica y su relaci¨®n con la crisis econ¨®mica. La crisis multiplica la inseguridad de los ciudadanos y en ese contexto cobran m¨¢s importancia que nunca las instituciones. La historia muestra que cada vez que se produce una crisis tan extrema, los ciudadanos redescubren la necesidad de instituciones eficaces, de estar bien gobernados, la necesidad de lo colectivo, la significaci¨®n de los servicios p¨²blicos y su buen funcionamiento. Es seminal la calidad del marco normativo y de las instituciones que, cuando funcionan bien, reducen la incertidumbre, aminoran los costes de transacci¨®n y facilitan la cohesi¨®n social.
D¨¢ndose cuenta de este agujero negro ha aparecido la iniciativa estosololoarreglamosentretodos.org, un intento de movilizar a la sociedad civil para recuperar la confianza bajo el lema de "queremos arreglar esto y no vamos a esperar que nadie lo haga por nosotros". En su presentaci¨®n, el presidente del Consejo de C¨¢maras de Comercio, Javier G¨®mez Navarro, declar¨®: "El que los pol¨ªticos lo est¨¦n haciendo mal no puede ser una excusa; la sociedad civil tiene que moverse".
Otro d¨ªa habr¨¢ que abordar los defectos de la sociedad civil espa?ola, que no es ni mucho menos perfecta, en la crisis de confianza que padecemos. Mientras tanto, reproduzcamos la opini¨®n de Ivan Krastov, miembro fundador del Consejo Europeo de Relaciones Exteriores, en este peri¨®dico el pasado s¨¢bado: "Somos testigos de un colapso de la confianza en las ¨¦lites pol¨ªticas y empresariales. (...) Las elecciones est¨¢n perdiendo su significado de opci¨®n entre alternativas y se transforman en procesos a las ¨¦lites. As¨ª, la democracia ya no es una cuesti¨®n de confianza, sino m¨¢s bien de gesti¨®n de la desconfianza".
Peligroso.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.