Robo, pillaje y saqueo en las calles
Los propietarios de los supermercados ofrecen gratis la comida para frenar los desmanes - El precio del agua embotellada y el pan se multiplica por tres
Cientos de personas saquearon ayer supermercados, farmacias y tiendas en Concepci¨®n, una de las ciudades m¨¢s da?adas por el terremoto que sacudi¨® la mayor parte del pa¨ªs en la madrugada del s¨¢bado, y situada 520 kil¨®metros al sur de Santiago. La televisi¨®n transmiti¨® en directo el asalto de m¨¢s de un centenar de personas a un supermercado de la cadena L¨ªder. La ciudad, que con m¨¢s de un mill¨®n de habitantes es la segunda m¨¢s poblada del pa¨ªs, se encuentra desde el terremoto sin agua potable, gas, electricidad y con gran parte de sus tiendas cerradas.
A dos d¨ªas del terremoto no ha llegado la ayuda. Los cajeros autom¨¢ticos no funcionan, ni las gasolineras pueden surtir combustible. Los saqueadores usaron gatos de coches para levantar las cortinas met¨¢licas del supermercado y de los camiones de abastecimiento.
"No somos ladrones, queremos pagar pero todo est¨¢ cerrado", explica un hombre
La polic¨ªa intent¨® primero detenerlos. Us¨® un carro que lanzaba agua y gases, mientras carabineros y detectives deten¨ªan en las afueras a quienes sal¨ªan del supermercado con equipos electr¨®nicos, lavadoras, televisores. Como los polic¨ªas eran insuficientes, dejaron a los detenidos en el suelo, boca abajo.
Un oficial de carabineros dio instrucciones a sus subordinados para que dejaran pasar a las mujeres y los ni?os que sal¨ªan con alimentos del local. "Es que tenemos hambre", dijo una mujer a la prensa. Otra sali¨® con varias cajas de leche en brazos, una tercera con bolsas de pa?ales. Un hombre llen¨® un carrito de supermercado con botellas de cerveza y aceite. Otro explic¨® que el aceite lo pod¨ªa cambiar por arroz o agua.
"No somos ladrones, estamos dispuestos a pagar, pero no puedo porque est¨¢ todo cerrado", asegur¨® un hombre en televisi¨®n. Un periodista pregunt¨® a dos hombres que llevaban una lavadora por qu¨¦ lo hac¨ªan, sin recibir respuesta. "Esto es robo", dijo el periodista. Otra persona argument¨®: "No est¨¢bamos preparados para un terremoto". Finalmente, la multitud vaci¨® el supermercado casi en su totalidad, mientras la polic¨ªa miraba impotente y deten¨ªa s¨®lo a quienes sal¨ªan demasiado cargados. En menor escala, escenas semejantes se repitieron en otras ciudades.
Los due?os de las mayores cadenas de supermercados se reunieron ayer con el Gobierno para asegurar que abrir¨¢n sus locales y anunciar que en Concepci¨®n entregar¨¢n alimentos de forma gratuita. Al t¨¦rmino de la reuni¨®n, Horst Paulmann, propietario de supermercados Jumbo, pidi¨® a la prensa no hablar de "saqueos" ni transmitir im¨¢genes en directo, porque la gente tiende a imitar esta conducta. Versiones de prensa daban cuenta de que algunas personas hab¨ªan sacado agua de lagunas y charcas y la herv¨ªan para usarla. Los precios del pan y del agua en botellas se han multiplicado por tres.
La alcaldesa de Concepci¨®n, Jacqueline van Rysselberghe, militante de la derecha, fue una de las primeras en pedir la intervenci¨®n militar para mantener el orden. Critic¨® al Gobierno por la "lentitud" en la entrega de la ayuda humanitaria y pr¨¢cticamente le responsabiliz¨® del pillaje: "El terremoto fue el s¨¢bado y las personas no pueden estar muri¨¦ndose de hambre 24 horas despu¨¦s", dijo.
En Parral, la ciudad natal de Pablo Neruda y Violeta Parra, una multitud saque¨® un molino que se derrumb¨®, llev¨¢ndose el trigo en sacos. En otras ciudades, incluida Santiago, hubo atenci¨®n a medias en los supermercados. Incluso en ciudades donde no hubo mayores problemas, muchos aprovecharon para saquear mercanc¨ªas.
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