Conjuros contra la muerte
David Grossman afirma que su tarea literaria y su actitud c¨ªvica obedecen a un ¨²nico est¨ªmulo: vivir y trabajar en "una zona de cat¨¢strofe", seg¨²n la expresi¨®n que dio t¨ªtulo a una conferencia suya en Nueva York, pronunciada en abril de 2007. Hijo de un jud¨ªo polaco emigrado a Palestina en 1936, y de una madre nacida bajo el mandato brit¨¢nico, forma parte de los israel¨ªes comprometidos con una "universalidad progresista, civil, liberal y esencialmente laica" para que Israel alcance la "normalidad de una naci¨®n entre las naciones". El activismo en el "campo de la paz" ha influido en su narrativa, y a la inversa. Concebir la tarea del escritor como el esfuerzo de "conocer al otro por dentro" le ha llevado en cada una de sus novelas, y en una espiral cada vez m¨¢s amplia y atrevida, a idear sus personajes como una indagaci¨®n en las razones de los seres m¨¢s pr¨®ximos -familia, amigos, conciudadanos- y tambi¨¦n de los m¨¢s alejados. En sus propios t¨¦rminos: los enemigos, a quienes describi¨® durante una vibrante alocuci¨®n de 2006 con motivo de la conmemoraci¨®n del asesinato de Rabin como "un pueblo no menos atormentado que nosotros; un pueblo ocupado, oprimido, sin esperanza".
"Conocer al otro por dentro" le ha llevado a idear sus personajes como una indagaci¨®n en las razones de los seres m¨¢s pr¨®ximos
El desenlace de la Guerra de los Seis D¨ªas en 1967, tras la que Israel se apoder¨® en una demostraci¨®n de fuerza militar sin precedentes del Gol¨¢n sirio y del Neguev egipcio, adem¨¢s de Cisjordania, Gaza y la parte este de Jerusal¨¦n, que correspond¨ªan a los palestinos seg¨²n el plan de partici¨®n, fij¨® los datos pol¨ªticos y morales sobre los que m¨¢s tarde se desarrollar¨ªa el debate intelectual del pa¨ªs, en el que Grossman ocupa hoy una posici¨®n destacada. El objetivo declarado de aquel conflicto fue dotar a Israel de una poderosa baza negociadora frente a sus vecinos, a los que se ofrecer¨ªa recuperar los territorios a cambio de aceptar un acuerdo de paz definitivo. La estrategia dio resultados con Egipto, pero fracas¨® en el resto de los casos. Y no tanto debido a obst¨¢culos interpuestos por los pa¨ªses ¨¢rabes, que en 1981 observaron con aprensi¨®n el asesinato del presidente egipcio Sadat a manos de militares contrarios a los acuerdos de paz de Camp David, como al cambio de postura israel¨ª en relaci¨®n con los nuevos territorios bajo su poder. Las reservas acu¨ªferas del Gol¨¢n, as¨ª como su valor estrat¨¦gico para Israel, cerraron la puerta a una eventual negociaci¨®n con Siria.
Entre tanto, la posibilidad de un acuerdo sobre Cisjordania, Gaza y la parte este de Jerusal¨¦n tropez¨® con un problema imprevisto y que no encontr¨® soluci¨®n hasta los acuerdos de Oslo. Israel pretend¨ªa entonces que su interlocutor para la paz fuera el Gobierno jordano, que hab¨ªa administrado esos territorios palestinos desde la guerra de 1948 y el armisticio de Rodas del a?o siguiente. El Gobierno jordano, por su parte, no estaba en condiciones de sentarse a ninguna mesa en ausencia de la OLP, considerada por Naciones Unidas como ¨²nico y leg¨ªtimo representante de los palestinos y no reconocida por Israel. Ya fuera porque el bloqueo de las negociaciones a cuenta de los problemas de interlocuci¨®n permiti¨® que los partidarios del Gran Israel impusieran su criterio o porque en el dise?o original de la estrategia israel¨ª no estuviera el abandono de los territorios palestinos ocupados, lo cierto es que desde muy pronto Israel puso en marcha un proyecto de colonizaci¨®n que conduc¨ªa a la anexi¨®n de hecho de Cisjordania, Gaza y Jerusal¨¦n Este, y que provocaba la consecuente desposesi¨®n y desplazamiento de la poblaci¨®n originaria, conden¨¢ndola a vivir indefinidamente en campos de refugiados.
Cuando los acuerdos de Oslo de 1993 resolvieron el problema de la interlocuci¨®n para la paz, ofreciendo a los palestinos la posibilidad de elegir democr¨¢ticamente a sus representantes, la colonizaci¨®n de los territorios ocupados, as¨ª como las emociones y los intereses pol¨ªticos en torno a ellos parec¨ªan irreversibles: como si la historia reciente de Oriente Pr¨®ximo se reflejase en un espejo aterrador, el primer ministro Rabin, art¨ªfice de los acuerdos, fue asesinado en 1995 por un extremista israel¨ª contrario a la devoluci¨®n de los territorios, lo mismo que Sadat lo hab¨ªa sido por radicales egipcios contrarios a la paz. La salida del laberinto a la que se adscrib¨ªa David Grossman qued¨® seriamente da?ada, con el agravante de que el endurecimiento de la pol¨ªtica israel¨ª auspiciada por los sucesores de Rabin entr¨® en resonancia con una sim¨¦trica radicalizaci¨®n palestina que dio lugar a la victoria de Ham¨¢s en las urnas. Durante esos a?os de esperanza brutalmente clausurados, el conflicto se extendi¨®, adem¨¢s, hacia L¨ªbano, un pa¨ªs invadido por Israel en 1982, ocupado parcialmente hasta 2000 y vuelto a atacar en 2006.
La degradaci¨®n pol¨ªtica y moral que ha supuesto para Israel el mantenimiento de la ocupaci¨®n y la adopci¨®n de una pol¨ªtica basada primordialmente en la fuerza ha propiciado entre sus intelectuales un g¨¦nero de cr¨ªtica que, prolongando la posici¨®n de los "nuevos historiadores", propone revisar la utop¨ªa sionista y los mitos fundadores de la naci¨®n. A diferencia de esta aproximaci¨®n, Grossman ha tratado de reformular la utop¨ªa y, sin cuestionar los mitos fundacionales, sino reflexionando a partir de ellos, dar cabida en la conciencia de los israel¨ªes al sufrimiento de los palestinos. La simult¨¢nea publicaci¨®n en Espa?a de su novela y su ensayo m¨¢s recientes, La vida entera (Mondadori) y Escribir en la oscuridad (Debate), permite comprobar hasta qu¨¦ punto el narrador y el intelectual responden a un ¨²nico est¨ªmulo, seg¨²n afirm¨® en su conferencia de Nueva York de 2007. Escribir en la oscuridad recoge los art¨ªculos y conferencias en los que Grossman reclama la paz con los palestinos y da cuenta de por qu¨¦ la reclama, mostrando la indisolubilidad de su actitud c¨ªvica y de su tarea literaria. En La vida entera, por su parte, narra la angustia de una mujer cuyo hijo ha sido movilizado por el Ej¨¦rcito israel¨ª en la Guerra de los Seis D¨ªas. Su manera de conjurar la muerte del hijo consiste en caminar sin descanso a lo largo y ancho de Israel, como si pretendiese zafarse de ese instante en que un representante del Ej¨¦rcito, de cualquier Ej¨¦rcito, llama a una puerta y entrega una sobria notificaci¨®n y unos pocos efectos personales.
Seg¨²n confiesa Grossman, con la redacci¨®n de La vida entera quiso hacer lo mismo que su personaje. Pero su hijo Uri muri¨® en la guerra de L¨ªbano de 2006, dej¨¢ndolo m¨¢s solo en la "zona de cat¨¢strofe".
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